Las risas provenientes del cuarto; hicieron que los pequeños pasos frenaran su impulso. La manita quedó quieta sobre el pomo de la puerta. Observó a los canes que lo esperaban ansiosos por ingresar al lugar.
— Señor rayitas, ya déjame respirar.
El pequeño sonrió al escuchar la carcajada ahogada de su padre.
— Grrr, te daré respiración boca a boca, así que no te preocupes mi amado fugitivo.
— ¡No! ¡Me ahogo!
— Aquí llegó tu salvavidas.
La fragancia escapó por debajo de la puerta, las pequeñas fosas nasales se expandieron ante el aroma que era tintado con tonalidades dulces. El cachorro sonrió en grande, miró al techo y posó su manita sobre el pecho.
— Glacias señola Luna pol pelmitilme escuchal a mis papis tan felices — se alejó del lugar —. Vamos, le dilemos a la señolita Jisoo que me ayude con mi baño — los canes corrieron tras el infante —. Dejálemos que sigan con sus mimos mañanelos.
En el cuarto de baño, Jisoo miraba al cachorro fingiendo estar enojada. Los canes le lamian las manos, en un intento de ayuda para su hermano humano.
— Lo siento, es que mis helmanos también quelían jugal. — Pestañeó con ternura.
— No me hagas esos ojos. — Apretó sus labios intentando no sonreír.
— Señolita Jisoo, peldóname, ¿sí?
— No. Mira, esto parece campo de batalla espumosa, y me duelen...ya sabes, me caí fuerte. — Sobó sus posaderas que se encontraban húmedas y con rastros de espuma.
El pequeño ajustó su bata, salió apresurado con los canes siguiéndole los pasos.
— Quédate aquí quietita, ya vuelvo señolita. — Expresó alejándose por el pasillo.
— ¿Ahora que irá a hacer? — Tomó una toalla y secó sus ropas.
Pasados unos minutos, el pequeño llegó escondiendo sus manitas tras su espalda, la miró sonriente, y flexionó una de sus rodillas, apoyándose en el suelo.
— Helmanos, sentados — los canes obedecieron —, abran...
— ¿Qué haces tigrecito travieso?
El pequeño simplemente tomó los tallos de las flores, y las dejó en los hocicos de los canes.
— Peldónanos, señolita, no quelíamos lastimalte — estiró su bracito, sujetando con delicadeza una de las flores que tomó del jardín de TaeHyung —. Lecibe esta bonita flol en muestla de nuesto alepentimiento pol habel plovocado esa caída.
Los ojos de la fémina brillaron ante la dulce escena, los canes movían sus colas con cada palabra del pequeño.
— Mi tigrecito travieso — lo abrazó recibiendo la flor —, eres un amor.
— ¿Nos peldonas? — Puchereó jugando con el cabello de la fémina.
— No hay nada que perdonar, no estaba enojada...
— No impolta si estabas enojada o no, te lastimamos, y teníamos que hacel algo.
— Okay mi niño, los perdono — besó las mejillas —, pero qué le vas a decir a tu padre cuando vea que le trasquilaste su jardín.
— Descuida, mi papi está muy feliz lecibiendo mimos de papá Kook, así que no cleo que se dé cuenta.
— Eso dices tú.
— Bueno, le diré que fue pala vel sonleíl a una bella dama.
— Deberías dejar de oír los coqueteos de tus padres.
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𝐌𝐢 𝐏𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨 𝐑𝐚𝐲𝐚𝐝𝐢𝐭𝐨. ||+18|| 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐓𝐚𝐞.
RomanceJeon JungKook, un híbrido tigre blanco de bengala se cruza en el camino de Kim TaeHyung, un tigre siberiano que corría en busca de seguridad. Pasarán la noche juntos sin imaginarse que aquel encuentro dejará un pequeño regalo. Jeon jamás pe...
