🎃𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐥𝐥𝐨𝐰𝐞𝐞𝐧 🐯 𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐏𝐚𝐫𝐚𝐥𝐞𝐥𝐚.

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Hola mis kokoros darks.

🤘Antes de leer el capítulo, por favor tengan presente lo siguiente:

Les traigo un capítulo especial. Este capítulo no será relevante en el desarrollo de la historia.

Lo narrado aquí es un universo alterno. En ningún momento se conectará con los sucesos que se presentarán en las siguientes actualizaciones.

Bueno, sin más que decir, espero disfruten mi especial de Halloween. 🖤
Eso sí, es un especial a mi manera, al estilo Tsunade Dark.

Las leo en la nota al final del capítulo 😅

El omega se encontraba sentado junto a la cuna de su pequeño de cuatro años de edad, acobijándolo y rogando a la Luna para que el pequeño tigre por fin cayera en su sueño profundo

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El omega se encontraba sentado junto a la cuna de su pequeño de cuatro años de edad, acobijándolo y rogando a la Luna para que el pequeño tigre por fin cayera en su sueño profundo.

— No me duelmo sin papá Kook. — Se esforzaba por mantener sus ojitos abiertos.

— Tigrecito, por favor, duerme. — Le acarició las mejillas.

— Quielo a papá Kook. — Bostezó.

— Yo también lo quiero... — El infante cerró sus ojitos lentamente. — Duerme bebé, sueña con los angelitos.

— Te quielo papi. — Expresó antes de caer ante el sueño.

— Te amo mi tigrecito.

Miró el reloj con motivos de conejitos que colgaba en la pared, las manecillas marcaban las ocho de la noche. Suspiró profundo, le dio un besito en la frente a su pequeño y se dirigió a su habitación.

— Creo que aun tardaras en llegar, Rayitas. — Expresó con algo de pesar. En todo el día había extrañado a su amado alfa.

Se adentró en el baño, desnudándose por completo para tomar un baño. Aseó cada parte de su cuerpo, cerrando los ojos e imaginando que el que enjabonaba su figura era su alfa.

Salió del baño, secó su cuerpo, hidrató su piel con una crema corporal, buscó una de las camisas del alfa. Cubrió su cuerpo con la prenda, abotonando los primeros cuatro botones. No le era posible abotonar los que restaban. Por sus piernas deslizó un pantalón corto, y sonrió al verse al espejo.

Volvió a la habitación de su hijo, y allí encontró a su alfa, sonriéndole al pequeño que dormía profundamente. Recargó su cuerpo contra el umbral de la puerta y lo observó en silencio.

— Espero hoy no hubieses hecho correr a tu papi por toda la casa. — Susurró el alfa. — A veces eres un demonio de Tasmania, y tu papi en estos momentos no puede andar corriendo de aquí para allá. — Besó las mejillas regordetas del infante.

— No lo vayas a despertar... — Susurró desde la puerta.

— ¡Mi pequeño rayadito! — Gritó emocionado al ver a su omega.

𝐌𝐢 𝐏𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨 𝐑𝐚𝐲𝐚𝐝𝐢𝐭𝐨. ||+18|| 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐓𝐚𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora