CAPITULO 29: "Feliz cumpleaños"

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La mañana del siguiente día fue incomoda, más de lo normal.

Me puse el uniforme rojo, que aun sentía raro en mi cuerpo, y baje de prisa las escaleras, con la guardia arriba para el momento en el que me encontrara con él.

Y de hecho fue en el pie de las escaleras, usaba su uniforme rojo que ahora combinaba conmigo. Nos mirábamos fijamente sorprendidos por la repentina aparición del otro, detenidos en el vestíbulo del palacio.

― ¿Te encuentras bien? ― preguntó rompiendo el silencio.

― Si, solo fue un pequeño resfriado ― respondí. Dirigí mi mirada hacia a la puerta doble, que Karlos y Arthur ya habían abierto y camine hacia ella.

― Lamento lo de ayer ― le oí decir a mis espaldas, pero no me atreví a voltear.

De hecho, que se disculpara me hacía sentir peor. Lo había hecho sentir culpable anoche, yo no tenía el derecho de hacer eso. Claro, su comportamiento había sido ridículo y desubicado, las cosas no eran para nada como él las imaginaba; pero tampoco debí hacerme la víctima.

¡Carajo! Era la principal razón por la que no le decía a nadie sobre mi maldita enfermedad.

― No hay problema, los dos cruzamos la línea ayer ― el chofer de la limusina ya había abierto la puerta para mí, no hice mucho escándalo de ello y entré.

Algunas veces tenia bajones, donde no me llegaba el apetito o dormía mucho, me sentía más débil y mis problemas respiratorios se intensificaban, no pasaban muy seguidos, la última vez fue casi hace 8 meses. Solo tenía que engañar a todos, fingiendo un resfriado. Algunas veces ni siquiera podía salir de mi casa; por lo menos, en esta ocasión, no era tan malo.

Me sentía débil y usé mucho maquillaje para ocultar mi palidez y ojeras, en realidad fue Adelina quien lo aplicó, se enteró de que algo iba mal con mi salud apenas a unos días de mí llegada al palacio.

― No te ves bien ― comentó al aire el rubio, miraba por la ventana, asi que no podía saber que expresión hacía.

― Pues tampoco te convertirás en Miss soleil ― bromeé con una sonrisa.

Intentaba aligerar el ambiente y volverá a la antigua rutina donde yo lo insultaba y el me lo regresaba. Era nuestra rutina.

― Supongo que no ― le oí murmurar.

Después de lo que pasó la noche anterior, cuando Gray ya se había ido me puse a repasar en mi mente lo que había ocurrido, caí en cuenta lo que Dylan había gritado a los cuatro vientos, sobre mi amor de la infancia o chico de mis sueños y entré en pánico, por su puesto. Gray no hizo ningún comentario al respecto, me hubiera sorprendido que sí, considerando la situación, pero el sobre todo es muy prudente, pero eso no quiere decir que no lo mencione después. ¿Qué se supone que le debería responder, entonces?

Quizas las cosas prometían volverse cada vez peor en este nuevo semestre.

Ni el rubio ni yo hablamos por el resto del camino, me bajé un poco antes para llegar caminando y no levantar sospechas, como hacíamos antes.

Suspiré cuando pasé el umbral que separaba el espacio público del instituto. Fonn bajaba de su auto negro cuando pasaba la puerta y me pidió con la mano que le esperara. Corrió hacia mi cuando estuvo lista y me abrazó atrayéndome hacia ella, me dejé llevar simplemente.

― Te ves increíble con el uniforme de la clase A ― me dijo feliz ― Me hubiera encantado estar ahí tambien.

― No es la gran cosa en realidad ― le respondí encogiéndome de hombros ― Los profesores son aún peores.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora