CAPITULO 36: "Decisiones"

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DYLAN ANDERSON

Había una posibilidad de que Bannett no fuera la chica con la que terminaría casado para finales de Julio. Esa posibilidad me estaba matando, me hacía feliz la llegada de esta chica que le resolvería los problemas de salud; pero yo no quiero casarme con ella.

Cuando me dijeron que me casaría con alguien, en ese momento no me importo demasiado si era Amber o una chica al azar en el mundo, quizas porque no me interesaba nadie en especial, la chica rubia de las juntas de consejo era lejana, como una estrella en lo alto del cielo que solo podía observar, quizas como el sol.... Un astro que me quemaría si me acercaba aunque sea un poco, por lo mucho que me odiaba.

Pero después de pasar tiempo con ella, de tener la idea presente de poder pasar mi vida a su lado, de conocerla realmente y llegar a besarla, después de conocer eso, ahora no quiero dejarlo ir. Quiero aferrarme a ello.

Me senté en mi lugar y la chica rubia a mi lado derecho me sonrió.

― Me alegra verlo de nuevo, príncipe.

Era desconcertarte lo mucho que se parecían físicamente y lo distintas que eran en personalidad.

― Lamento la tardanza.

Mikaru a mi izquierda me hizo una mueca.

― Sabes ― me dijo pensándolo ― Ahora sé porque mi madre nunca me prohibió directamente alejarme de Bastet.

― Ella ya lo sabía ― terminó de decir Oliver ― Tambien me había arecido extraño.

― Es tan calculadora ― murmuró con una mueca.

― Pero no le servirá de mucho, ya que soy yo la verdadera prometida.

Nuestras miradas llegaron hasta Osiris. Ella parecía más delicada y frágil que Bannett, mas tiernas quizas, como alguien que se podría romper si la agitabas; pero que nunca dejaría que lo hicieras porque te clavaria un cuchillo en el corazón antes.

― ¿Por qué lo dices? ¿Cómo lo sabes?

Ella me sonrió con simpatía.

― Lo sé desde siempre, me lo contaron cuando era niña.

― Bastet dice que creía que tú estabas muerta ― El comentario directo de Mikaru le molestó.

― Lo que ella crea me importa poco, como puedes ver, nosotros no tenemos ninguna relación más que la genética.

― Eso veo ― soltó el castaño rodando los ojos ― Ella es más simpática.

La vi apretar el lápiz en su mano y temí que lo rompiera, pero se tranquilizó y lo dejó a un lado.

― Con temor a pecar de honestidad, tampoco me resultas agradable.

Oliver la estaba mirando atentamente, quizas buscando un poco de Bannett en ella. No me pasaba desapercibido que él no hubiera hablado nada del tema, sobre que la chica de la que está enamorado este comprometida conmigo.

― Me alegra que estemos de acuerdo en eso, asi que, cuidado al bajar las escaleras y no volver jamás aquí.

― Me gustaría infórmate tambien ― dijo con la voz dulce y pacífica, una voz diplomática ― que eso no ocurrirá, el príncipe y yo nos casaremos pronto asi que es imperativo que pasemos tiempo juntos antes de ello. Pero te hago la invitación, y por su puesto se la extiendo a tu amigo, que si no les agrada estar cerca de mi elijan otro lugar para sentarse; porque yo no me moveré de su lado.

Me quedé impresionado por sus palabras y no solo por su forma pasivo agresiva de hablar, y el hecho de que haya dejado a Mikaru sin palabras, sino el uso de su léxico, su expresión y el tono de su voz al hacerlo, era educada y al mismo tiempo firme como cualquier condesa, o dama de la corte.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora