CAPITULO 2: "Propuesta"

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Nuestro profesor llego a tiempo como siempre, tan preciso como un reloj. Nos puso a calentar primero, trotando alrededor, es un poco relajante después de estar sentada todo el día escribiendo.

Después de ello propuso hacer una carrera. La clase B estaba feliz por mostrar sus habilidades a la elite, porque aunque ellos tuvieran un montón de habilidades especiales (producto de sus miles de clases extras) no eran buenos en todo.

En lo personal me gusta correr, ayuda a ganar resistencia cardiaca, pero no lo hago muy seguido.

Puedo ser veloz pero debo ser cuidadosa con ello si no quiero morir por sobre esforzarme.

Cuando el pitido dio el anuncio de iniciar, todos lo tomaron como una pelea por ganar un lugar de reconocimiento.

Yo corrí solo para molestar a la clase A.

Me posicioné en la cabeza junto con el príncipe y una chica castaña.

― ¡CAT, NO TAN RÁPIDO! ― Gritó Fonn.

― ¡SÉ QUE PUEDEN HACERLO MEJOR QUE ESTO FLOJAS! ― Les respondí riendo.

Si les soy sincera, a mí nunca me intereso la jerarquía social del instituto, ni los privilegios que traen consigo la clase A, no me gusta destacar así que suelo ser "floja" para quedarme solo un poco atrás y alejarme del absurdo mundo de esa clase, para mí, el solo hecho de estar en la clase B ya es todo un sueño.

Baje un poco la velocidad a la mitad de la carrera, y muchos de la A me rebasaron y algunos de mis compañeros. Seguí el paso de mis amigas, bueno, el de Sora, que era la menos deportista de las tres. Platicamos y nos burlamos del profesor con sobre peso que nos exigía mas esfuerzo mientras el apenas y podía cargar consigo mismo.

― Creo que jamás volveré a correr en mi vida ― se quejó Fonn cuando se dejó caer en el pasto del cetro de la pista, estaba agotada y su respiración subía y bajaba con tanta fuerza y rapidez que temí que se hiperventilara ― ¿Cómo le haces pedazo de bruja?

Sora también se dejó caer y sin decir más miró el techo tratando de recuperar el aliento.

― Practica, corro para llegar a tiempo a clases.

― Todos los días ― se burló.

Después de un par de ejercicios más, cuando terminó la clase, los estudiantes de la A se fueron de inmediato como si le fuéramos a contagiar la lepra si solo tuvieran que pasar un segundo más ahí.

Tomamos duchas en los vestidores para volver a ponernos nuestro uniforme, las chicas se adelantaron ya que fui la última en hacerlo. Cuando salí de los vestidores camine por el pasillo acristalado hasta el edificio principal, intenté girar para dirigirme a las escaleras de la segunda planta pero la discusión de un par de chicos con uniformes rojos me detuvo.

― Mi abuela me hizo saber que me casaría al cumplir dieciocho.

Como si aquello fuera lo peor de las cosas me escondí para no ser descubierta escuchando.

― ¿De qué hablas? ― le respondió la voz femenina.

Revise mis posibilidades de tomar el pasillo en la otra dirección y darle la vuelta al edificio para ir a mi clase, pero ellos me verían caminar por ahí, aun así, lo iba a hacer antes de escuchar lo siguiente.

― Es una tradición de la familia real, nos casamos a una edad temprana, pero tomaré el poder en unos meses y mi abuelo concertó un matrimonio arreglado ¡Me casare con una completa desconocida!

Eso sí que era un escándalo, no eran dos chicos de la clase A cualquiera, eran el príncipe y su novia. Los matrimonios arreglados ya no son de este siglo y peor aún, la tan envidiada novia estaba siendo desplazada. Pero hay que aclarar que yo no estaba espiando, escuchaba todo aquello por casualidad.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora