CAPITULO 31: "Parque de diversiones"

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Entré a mi armario y descubrí una tiara en él, quería hacer la prueba, comprobar que la ansiedad se hubiera esfumado. Me paré frente al espejo de cuerpo completo de dentro y la puse en mi cabeza. Esta era blanca con piedras transparentes y brillantes a las luces del espacio.

Solo me causa los nervios normales de una estúpida corona que pronto tendría que usar, y sobre todo lo que tendría que soportar... pero nada de pánico.

Miré mi rostro detalladamente, estaba seria, mis cabello lacio estaba tranquilo y mis ojos azules me devolvían la curiosidad.

Usaba unos jeans azul claro y un suéter tejido gris que me quedaba un poco grande por encima de una blusa delgada, además de unas botas grises altas. No estaba en mi mejor momento, mi piel estaba pálida y si observabas bien, podrías descubrir las bolsas debajo de mis ojos.

― Bastet ― volteé a ver asustada a mi espalda y el movimiento brusco hizo que la corona saliera volando.

― Voy ― respondí.

Corrí a levantar el accesorio y lo puse en su lugar rápidamente. Deslicé las puertas y le di una sonrisa a Adelina.

― El desayuno está listo ― me dijo con una ceja alzada, intentando observar al otro lado de mí.

― Correcto ― cerré las puertas y tomé mi telefono ― Vamos.

Rebobinado lo ocurrido.

Le conté a Dylan sobre mi enfermedad, sobre el miedo a morir y lo demás, una de las razones por las que entré en pánico con la corona, además del evidente miedo a casarme joven, ser la reina de un país e involucrarme en cosas de las que no tengo idea. Todo esto resolvió el problema de no poder ni estar cerca de una tiara.

Pero dentro de las soluciones no estaba besarlo, eso salió de la nada y aun no sabía cómo lidiar con ello.

― Hola esclavo ― le dije cuando entré al comedor.

Él me sonrió como respuesta.

― Buenos días.

Cuando me senté en mi lugar de siempre una joven dejó el plato con mi desayuno frente a mí. Me sentí un poco nerviosa de dirigirle una mirada al rubio, no podía parar de repasar los recuerdos en mi mente una y otra vez, como una película de la que no te puedes deshacer.

Fonn había invitado a salir a Dylan hoy, pero cometió el error de hacerlo en la mesa del comedor donde todos estábamos, asi que resultó siendo una salida en grupo. No era una buena idea por su puesto, que yo fuera después de que Fonn y yo nos peleáramos y mucho menos ahora que había pasado eso ayer con el ojiazul.

― Mí primera orden como tu ama y señora ― le dije llevándome a la boca un poco de granola con yogurt y fruta ― es que le dediques todo el día a Fonn.

Lo volteé a ver, tenía una ceja levantada interrogándome y por solo un segundo sus labios me distrajeron.

― Peleamos ― murmuré llevándome otra cucharada a la boca y dirigiendo mi atención al plato ― Y no quiero problemas hoy, por lo menos no empeorar las cosas.

― ¿Y eso se conseguirá si yo "le dedico todo el día"? ― No parecía feliz, no sonaba feliz.

― Peleamos por ti, en parte, asi que sí ― le sonreí nerviosa, pero aun evitaba que nuestras miradas se encontraran por mucho tiempo.

Él me sonrió tambien, sorprendido y feliz a partes iguales.

― No voy a decir que me alegra que peleen, pero me siento un poco alagado.

Tomé una uva del plato del centro y se la lancé a la cara, la fruta morada cayó justo en su plato después de rebotar en su cabeza.

Ambos nos reímos.

Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora