CAPITULO 52: "La chica del cuento"

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GRAY WILLIAMS

Después de que Dylan y Kitty se fueron, Osiris y yo nos quedamos solos y en silencio, los pasos de las personas de seguridad que normalmente van de aquí para allá junto al Rey desaparecieron.

Me estaba sintiendo mareado por los resientes dolores de cabeza y la neblina que invadía mi cabeza. No tenía ganas de salir a ningún lado, solo quería acostarme en la cama y dormir. Pero sabía tambien que eso no me llevaría a ningún lado y solo preocuparía a los demás, arruinando la fecha.

Asi que le sonreí a la chica frente a mí y le señale mi auto para irnos a ver la película que quería ver; Osiris me mostros una gran sonrisa, asintió y aunque no corrió hacia el auto, casi pude ver que reprimió las ganas.

Ella tenía ese aspecto delicado y elegante que le caracterizaba, traía una boina rosa pastel en la cabeza, una camisa de manga larga color negra con un moño largo al cuello del mismo tono rosa que su falda circular y unas mallas negras que le cubrían del frio.

― ¿Deberíamos comprar los boletos en el camino para no hacer fila? ― preguntó cerrando la puerta de auto, mientras yo subía del lado del conductor.

Cerré a mi entrada y con una pequeña sonrisa en mi rostro asentí y encendí el auto. Conduje en dirección al cine tratando de hacer conversación en el camino, cosas simples, como su vida en el palacio o en la universidad.

Ella respondía alegre mientras hablaba de fiestas, reuniones y en general, sus animadas relaciones sociales. Ahora el recuerdo que tenia de ella en el pasado, siendo grosera, arrogante, fría, superficial y pretenciosa, no parecía tan presente en mi memoria, ella ni siquiera parecía capaz de decir cosas malas ahora.

― Realmente estoy feliz de poder estar rodeada de tanta gente encantadora ― murmuró mirando a algún punto fuera del vehículo ― Es como un sueño.

― ¿Cómo era tu vida en Francia? ― pregunté curioso.

Acerté a mirarla rápidamente por el rabillo del ojo y la vi fruncir el ceño y los labios en una mueca de repulsión.

Pensé que debía ser un tema delicado del que no quería hablar, lo que explicaba por qué nunca lo mencionaba, asi que decidí que debía cambiar el tema pero su voz me interrumpió.

― Horrible ― fue todo lo que dijo.

El silencio se asentó sobre en ambiente, me dirigí a un nuevo intento de cambiar la conversación cuando siguió.

― Una tortura en realidad.

Soltó risa amarga.

― Quizas pienses que soy una malagradecida, hay tanta gente en el mundo viviendo en la pobreza, la hambruna, la deshidratación... y yo crecí en una mansión con decenas de personas a mi cargo, y sin importar que tan caro fuera un objeto, solo tenía que pedirlo para que se me fuera entregado.

Voltee a verla rápidamente para descubrir qué clase de expresión hacía, su mirada ahora estaba posada en las manos, que tenía en el regazo jugando con sus dedos.

― No tenemos por qué torturarnos comparando nuestros problemas con los de los demás, cada uno vive su propio infierno, y solo nosotros mismos sabemos de qué se trata y como nos afecta, nadie más debería juzgar si algo es malo o no, o si puedes sentirte triste o afligida por eso, cada persona es diferente.

Sé que sonrió, una expresión triste.

― ¿Tienes esa frase escrita en alguna parte? Es igual que cuando...

Se quedó callada un segundo y después suspiró. Detuve el auto en el estacionamiento y la voltee a ver.

― ¿Cuándo qué?

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2021 ⏰

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Educando a la futura princesa  (Re-subiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora