Trece

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No podía creer que me había enamorado de ese hombre, después de todo lo que me hizo pasar; sin embargo, una vez que conocías a Lester no podías dejar de ser su amiga; ni tampoco podías dejar de enamorarte de cada una de sus bromas, sus caras graciosas, su voz al cantar y su belleza. Debía admitir que, desde un principio, él me había gustado cuando lo conocí, pero quería cerrar mi corazón.

Empecé a observarlo sin que se diera cuenta y hubiera querido poder confesarle en ese momento que lo estaba comenzando a querer mucho.

—¿En qué piensas, Adán? —me sacó de mis pensamientos. 

—¿Ah?... Eh... Bueno... En todas las cosas que hacía —mentí, no podía decirle que pensaba en él. 

—Oh, si eres bueno en muchas cosas —me comentó. 

—Gracias —le dije sonriendo. 

—Sabes, hoy deberías tomarte el tiempo libre e ir con tu prometida a pasear por Paseo Cayalá —me sugirió y lo vi sorprendida. 

—Eh... No es necesario, ella y yo tendremos nuestro tiempo; no te preocupes —hablé para salir de eso. 

—Insisto, debes darle un momento a Ari —no podía ser que me hiciera eso. 

—No; no saldré, tengo que hacer mi trabajo y ella lo entiende —comenté para salir del problema. 

—Vamos, dale un momento a tu mujer porque si no se va a aburrir de que no la mimas o algo; tú sabes cómo son las mujeres, ellas no dicen nada, pero en el fondo están pidiendo a gritos que les pongas atención —increíble cómo conocía a las mujeres y eso significaba que me conocía un poco. 

—Sí; quizás tienes razón, mas no puedo dejarte, sabiendo que hay un loco que quiere asesinarte —le dije. Hasta había hablado en rimas.

—Ay vamos, no busques... —fue interrumpido debido a que alguien tocó la puerta de la habitación; así que me acerqué y cuando lo abrí, me encontré con una rubia platinada, de ojos iguales a los de Lester; parecía una muñeca. Ella me veía confundida, al igual que yo; sentía que la había visto en algún lado, pero no recordaba. 

—Lo siento, me dijeron que aquí era la habitación de Lester —pero, ¿quién era ella? De repente detrás de mí... 

— ¿Luisa? —preguntó confundido. 

— ¡Lester! —gritó y se lanzó hacia él, tanto que la cargó. Por una extraña razón, había entrado en mí unos celos y lo peor era que no se soltaban; yo tosí para que me pusieran atención. Ellos se soltaron y ella se bajó poniendo los pies en el suelo. 

—Oh... Luisa, él es mi amigo y guardaespaldas; su nombre es Adán —me presentó y ella me sonrió. 

—Mucho gusto —dijo ella sonriendo le devolví la sonrisa.

—Adán, ella es... —lo interrumpí, no quería escuchar de su boca que esa chica era su novia. Mi consciencia apareció y me reclamó diciendo que cómo iba a ser la novia de Lester si él había dicho que me amaba. A lo que respondí pensando: "Él estaba borracho". 

—No es necesario que me digas; perdón debo irme, los dejo solos —dije y ellos se voltearon a verse sorprendidos, luego me salí de la habitación y cerré los ojos; algo se había roto en mi corazón, supuse que ella era su pareja y no lo podía evitar, o al menos eso era lo que pensaba.

Comencé a caminar hacia mi cuarto, ya no aguantaba las ganas de llorar; era una cursi. Caminé sin darme cuenta quién estaba frente a mí. 

— ¿Te encuentras bien? —era Lily, la estilista de la banda. 

Ella Es Adán| Una Locura Por Amor [Volumen 1]| DISPONIBLE EN AMAZON #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora