Cuarenta y uno

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Lester había roto lo último que me quedaba en el corazón y la última esperanza que tenía en el amor. Él me engañó completamente; él me hizo enamorarme de él así de la nada y luego me botó como si fuera una basura. Pensé que me lo merecía, pero me di cuenta que no era así. Aún tenía dignidad y no iba a dejar que ningún hombre me pisoteara más. Le toleré todo a Esteban, pero a Lester... A él lo protegí y no lo valoró.

Empezaba a creer que era mejor estar ahí en la cárcel que afuera dónde todos te hacían sufrir. No iba a ser más la Ally tonta, no iba a seguir sufriendo. "Recuerda que tú eres más fuerte que todos esos idiotas que se quieren burlar de una. He sido tolerante con todos, pero eso no pasará más". Pensé en ese instante. 

―Lo lamento tanto Ally ―me habló Tania. 

―Más lo lamento yo por él ―susurré. 

― ¿Por qué lo dices? ―me preguntó mientras yo me sentaba. 

― Esa mujer que ves con él, es la prima de Esteban y sólo lo quiere a él por la fama y el dinero ―le respondí, ella se me quedó viendo sorprendida―. Estoy segura que ella lo va a traicionar. 

― ¿Y no piensas hacer nada? ―me preguntó. 

― Ya no me sacrificaré más por él ―le respondí firme y ella frunció el ceño. 

― ¿Vas a dejar que ellos se salgan con la suya? ―me cuestionó de nuevo. 

― ¿Y qué carajos esperas que haga? ¡Estoy refundida aquí en esta maldita cárcel por protegerlo y el imbécil de Lester no lo valora! ―le grité molesta. Luego hubo un silencio. 

― Vaya, el ninja está furiosa; tengan cuidado ―se escuchó en las otras celdas. Algunas me decían ninja por las técnicas de Taekwondo. 

―Tienes que buscar la forma de salir y demostrarle a ese Lester de lo idiota que es para que le duela ―me comentó Tania tranquilamente y empecé a llorar de la cólera. ¿Cómo iba a poder hacer eso? No quería escapar de aquí por las malas. 

Me pase toda la tarde pensando en cómo iba a lograr salir de ahí y demostrarle a Lester lo estúpido que era al estar con Kimberly. Ella sólo lo quería para sus conveniencias, mas no se iba a salir con la suya. 

―Ramírez, tienes visitas ―una guardia me interrumpió mis pensamientos. 

―Déjeme adivinar... ¿Esteban? ―le dije seria. 

―Pues no lo sé, sólo me mandaron a llamarla ―me respondió. 

Me fui directo a la sala de visitas, pero cuando estaba entrando me puse a buscar la peculiar espalda de Esteban, mas no lo encontraba. Entonces encontré dos personas que se encontraban en una mesa solos, una chica y un chico. Conforme me estaba acercando me di cuenta de que eran... 

― ¿Ari? ¿Nicolás? ―hablé sorprendida. 

― ¡Ally! ―gritaron los dos y se levantaron a abrazarme. 

―Chicos, creí que nunca los volvería a ver ―les comenté mientras nos abrazamos. 

― ¿Cómo crees que te vamos a abandonar Ally? ―me cuestionó Nicolás separándose de mí. 

―Además yo te dije que nunca te ibas a deshacer de mí ―me dijo y luego reímos. 

― ¿Cómo están chicos? ―les pregunté. 

―Bien, las cosas entre nosotros van de lo mejor ―respondió Nicolás. 

―Me alegra por ustedes dos― les comenté sonriendo, aunque en el fondo estaba triste. Ellos se vieron las caras como si querían decir algo.

Ella Es Adán| Una Locura Por Amor [Volumen 1]| DISPONIBLE EN AMAZON #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora