Veinticuatro

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¿Alguna vez has sentido en un abrir y cerrar de ojos que tu mundo se acaba? ¿Has sentido que toda tú vida pasa por enfrente de ti? Pues en ese momento me estaba pasando. Mi memoria recordaba desde el instante en que mi madre trabajaba en aquel bar, en donde todos los hombres la tocaban inapropiadamente hasta el momento en que estaba presente; tirada en el suelo con una herida en el estómago, no sabía ni por qué llegamos a ese momento tan desagradable; sólo sabía que quizás ese sería mi último día de vida.

¿Cómo era que llegamos ahí? Lo único que recuerdo, era que quise salvar a Kimberly, ¿a Kim? Sí, así era. Esteban llegó y nos atacó, la tomó a ella como rehén. 

— ¿Esteban? —dije sorprendida. 

— ¿Qué tal, Adán? ¿Te sorprende verme? —me interrogó mientras sostenía un arma sobre la cabeza de Kimberly, mientras ella temblaba de miedo. 

—Por lo que más quieras sálvame, Adán —suplicaba ella. Por un momento pensé que hubiera sido bueno que se la llevara, pero luego me dije a mí misma que eso era muy malo; noté a Lester muy asustado, por más que él fuera fuerte, no podía enfrentarse a alguien armado. 

—Por favor Esteban, deja a la chica —le ordené calmadamente. 

—Tú eres un mentiroso —me dijo apuntándome con el arma—. Me dijiste que me ayudarías; que no conocías a Lester Torres, pero resulta que eres su guardaespaldas—, me comentó furioso. 

—Esteban podemos arreglar las cosas tranquilamente —le dije tratando de encontrar la manera de salvar a Kimberly. De repente recordé que él odiaba que hablaran de espantos y cosas así, ¿cómo un chico como él podía tenerle miedo a cosas que no existen? Pero era la única forma—. ¡Santo Cielo! — grité y todos voltearon a verme. Mientras Esteban me veía de manera extraña. —Acabo de ver algo espantoso.  

— ¿De qué hablas? —me cuestionó él sin dejar de apuntarme a mí y a Kimberly.

—Creo que vi una sombra pasar por detrás de ti y era algo espeluznante —le respondí. 

Esteban se asustó tanto que ese fue el momento preciso para acercarme a él y atacarlo. Corrí y le agarré el arma; cuando reaccionó, empezó a forcejear para que no le quitara la pistola, soltó a Kimberly y ella salió corriendo. 

— ¡Corran por su vida! —les grité a Lester y Kimberly. 

Lester estaba dudando; sin embargo, al fin lo hizo y se llevó a Kimberly lejos mientras yo peleaba con Esteban; le retorcía las manos, pero en un instante sin imaginarlo, él disparó y yo sólo lo vi con los ojos abiertos. 

Bajé la mirada hacia donde estaba el arma y vi sangrar en un costado de mi estómago y lo vi después a él con una media sonrisa. Escuché los gritos de Lester y Kimberly. 

— ¡Adán! —mientras caía al suelo y veía desaparecer poco a poco a mi consciencia. 

— ¡Por favor Ally, no dejes que desaparezca! —gritó mi linda conciencia, pero era inútil; estaba cayendo al suelo mientras Esteban salió corriendo para que la policía no llegara a agarrarlo. Caí de rodillas y luego mi mente se estaba desvaneciendo poco a poco; me pasaban imágenes de mi vida. Lo último que pude ver fue cuando Lester se acercó a mí y me tomó mi cabeza.

—Adán por favor, no te mueras —habló asustado—. Tienes que resistir, por todos, por tu mujer y más por ti.  

Luego sólo escuché algunos gritos de que llamaran a una ambulancia y luego vi todo negro. 

*** 

Me imaginé que había muerto al ver una habitación color tan parecido al cielo. No obstante, al abrir los ojos muy bien, me di cuenta que estaba en el hospital.

Ella Es Adán| Una Locura Por Amor [Volumen 1]| DISPONIBLE EN AMAZON #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora