Ella Es Adán| Una Locura Por Amor [Volumen 1]| DISPONIBLE EN AMAZON #PGP2023

Treinta y nueve

¿En qué momento me había convertido en una mujer tan fuerte? Nunca me imaginé que iba a ser de esa forma. Hasta parecía de esas guerreras de la televisión que atacaban a los malos con una fuerza tan increíble que nadie se lo puede creer. Todo fue tan rápido, tan extraño y tan difícil de explicar. Sólo cerré los ojos por un momento y sentí una fuerza tan mágica en todo mi cuerpo que nunca voy a entender. Mi entrenador me enseñó en un mes como defenderme de los malhechores y yo que pensé que eso era ridículo, pero cuando pones empeño, todo se logra.

Alicia fue la primera que me atacó; se acercó a mí para darme con su puño en la cara, pero se lo detuve mientras que todas gritaban—: ¡Vamos Alicia, dale su merecido!

Entonces quiso atacarme con el otro brazo y me hice a un lado. Entonces ella se soltó y cuando intentó pegarme; le di una patada voladora, que la lanza al otro lado de la cafetería. La policía intentó entrar; Sin embargo, algunas mujeres pusieron trampas. Luego todas también recibieron mis golpes.

Ninguna me pudo tocar el pelo porque las lancé como si fueran balones de fútbol. Las demás chicas no podían creer lo que estaban viendo, en especial Tania. Las cinco mujeres se trataron de levantar, pero les dolía el cuerpo; la policía entró al fin y me agarraron muy fuerte al igual que a ellas que me miraban con miedo y yo sonreí para mis adentros; lo malo era que nos llevaron a una celda cerrada y más pequeña que las demás para que aprendiéramos nuestra lección de no hacer escándalos. 

—¡Ahí se van a quedar hasta que cambien su actitud! —gritó una oficial que se veía muy fuerte, más quizás no tan fuerte como yo; ella nos indicó a todas que no podríamos salir a la cafetería ni nada que se le parezca. Me sentí acorralada en ese cuarto tan pequeño. Comencé a desesperarme en ese lugar.

Luego me entró una nostalgia porque extrañé todo lo que viví con Lester y fue duro. Me dolía enterarme que él no quería saber nada de mí, me hería que él se rehusara a perdonarme por todo lo que hice y que no quería escucharme. Lo amaba, pero estaba sentenciada a vivir tres años de cárcel y que lo único que le podía desear a él, era que encontrara a una mujer que lo amara, sin secretos y sin un pasado horrible. Lo que quería era que él fuera feliz y si no era conmigo, pues esperaba que encontrara a ese amor que lo hiciera sentir completo. Aunque me dolía, debía admitir que no habría un desenlace en nuestras vidas. Creí que me merecía eso porque fui egoísta con él, sólo pensé en mi felicidad y no la de él. 

***

Suponía que ya eran como las seis o siete de la noche porque una de las guardias me pasó dejando la comida de la cena; para mi desgracia no era una comida que me gustaba saborear; más ya no aguantaba el hambre, así que me lo tuve que comer. Pasé horas pensando en Lester y no tenía noción de nada, eso era una locura. Cuando terminé de comer, una oficial llegó a mi celda. 

—Ramírez, ya puedes salir de aquí —me dijo y me levanté para salir.

— ¿Puedo saber por qué? —le cuestioné. 

—Porque ya nos dijeron que usted se defendió de esas mujeres, así que puede regresar a su celda actual —me respondió y me sentí un poco aliviada porque regresaba a mi celda más abierta, pero no salía en libertad. Eso hubiera sido más emocionante. 

—Antes de ir a mi celda, ¿puedo hacer una llamada? —le pregunté y ella me vio seria, pero luego asintió y me llevó a un teléfono. Me indicó que podía hacer al llamar y luego me dejó en privado, aunque no dejaba de supervisarme. 

Llamé a Ari para saber cómo estaban y en especial Lester; por lo que me contestó—: Él está destrozado, no ha querido salir de su habitación y lo más triste es que la otra semana les toca dar los últimos conciertos; además no ha querido hablar con los chicos y con nosotras porque todos hemos tratado de convencerlo de que hablé contigo—, me empezó a decir y me dolía saber que él estaba muy mal. Apenas era un día y ya era un infierno para mí.