Treinta y siete

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Estaba regresando a casa con el dolor en mi pecho; nunca me había sentido tan mal en toda mi vida, fue lo peor que me podía haber pasado. Mientras iba recostada en la puerta del taxi pérdida en mis pensamientos; me empecé a recordar en todos los momentos que pasé con Lester, momentos que nunca he dejado en el olvido. De igual forma, debía aceptar que todo iba tan efímero.  

No me di cuenta en que instante había acabado todo eso tan extraño, pero a la vez tan bello que tuvimos. Él me aceptó como su mejor amigo siendo Adán y como Ally me amó; lo decía así porque no sabía si realmente me amaba como hablaba. Una lágrima pasó por mi mejilla y la limpié, no quería verme débil. Debía admitir que parecía una chica sin vida, mas ya no me importaba nada; tenía que ser fuerte y en ese momento no podía. Lester me sacó de su vida y supuse que no iba a perdonarme por haberlo engañado.

Ya habíamos llegado a casa de mi madre. Me sentía tan mal que no tenía ánimos de bajar del taxi, pero sabía que debía hacerlo así que le pagué al señor y me acerqué a la puerta con tanto dolor. Toqué y esperé a que saliera mi mamá. Ella abrió la puerta y se sorprendió al verme. 

— ¿Ally? —y no pude contenerme más, me lancé a sus brazos llorando y ella se asustó—. ¿Qué pasó cariño? —, me preguntó al escucharme llorar. 

—Lo sabe todo mamá y no se lo dije yo —le respondí apenas. Ella se sorprendió y me tomó de los hombros. 

— ¿De qué hablas? —indagó viéndome sin poder creerlo. 

—Lester lo sabe todo —le respondí sin poder dejar de llorar. 

—¿Quién le dijo? —me cuestionó sin poder creerlo—. Espera... Ve a la sala y yo prepararé algo para que puedas calmarte y luego me cuentas—, me comentó llevándome a la sala y cerrando la puerta.

Luego de que me senté en el sillón, mi madre se fue a la cocina a preparar algo para mí. Mientras ella preparaba una deliciosa comida; yo no podía dejar de pensar en todo lo que había hecho siendo Adán, me sentía tan mal por haberlos engañado a todos. Y aunque Lester ya no quería saber nada de mí, él no podía negar que ambos tuvimos momentos inefables, aunque fueron cortos; pero lo eran. Él no podía tirar todos esos momentos a la basura.

Unos minutos después, mi madre se acercó con una bandeja de comida; se sentó junto a mí y me ofreció unos panes con pollo horneado, unas papas fritas y un vaso de soda de uva. Ella trató de que comiera porque me iba a hacer mal, entonces comencé a comer despacio mientras que ella acariciaba mi cabello. 

—Cariño, cuéntame bien todo lo que pasó —me pidió y no sabía cómo empezar; me dolía contarle, pero ella tenía que saberlo. 

—Lester se enteró de todo por la prima de Esteban —le contesté y ella se quedó anonadada.

  — ¿Quién es la prima de Esteban? —me indagó curiosa. 

—Se llama Kimberly Barrera; es hija de la hermana de la madre de Esteban, sus padres se salvaron de la tragedia y trataron de cuidar a Esteban, pero él se escapó —le conté y ella no podía creerlo. 

— ¿Qué tragedia tuvieron? —con esa pregunta me di cuenta de que ella no sabía nada de Esteban ni nada que se relacionara. Ella y yo nunca tuvimos buena comunicación. Le conté todo y mi mamá solo comentó—: Ahora entiendo todo, ambos son malos porque han sufrido demasiado.

— ¿Cómo sabes que Kimberly Barrera es mala si solo te he contado una parte? —le pregunté ya casi terminando mi comida.

—Lo deduje porque ella le dijo toda la verdad a Lester, pero ¿cómo lo tomó él? —iba a responderle, Sin embargo, se me adelantó—. No me digas; ya lo sé... Lo lamento, cariño; él es un tonto si no te supo escuchar y saber el por qué hiciste todo eso—, me dijo. 

Ella Es Adán| Una Locura Por Amor [Volumen 1]| DISPONIBLE EN AMAZON #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora