El comienzo

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      Capítulo I

Cómo empezar sin usar un 'Érase una vez' y no parecer un cuento antiguo de niños o usar un 'Todo empezó cuando miré sus ojos por primera vez' y ser como cualquier historia de amor.
La verdad es que no sé como comenzar y poder explicar todo lo que sentí. Quizás debería empezar por el principio, por presentarme y contar como empezó todo.
Todo esto empezó hace unos años, cuando una chica corriente como yo, por cierto mi nombre es Alice, conoció a un chico corriente como él, Neizan. Si os soy sincera recuerdo cada detalle de ese día como si lo hubiera visto mil veces en mi película favorita.
Antes de empezar a contaros como sucedió quiero remontarme a unos meses antes. Era primavera y yo salía de un día cualquiera de instituto cuando decidí dar un paseo para volver a casa, ese día el profesor de matemáticas me había echado la bronca por no saber hacer una ecuación inútil, ¡de qué me sirve hacer una ecuación si no quiero dedicarme a nada de eso!
Iba andando por mi parque favorito cuando vi a unos niños jugar al fútbol, decidí sentarme en un banco de al lado de la portería para mirar como jugaban porque no sabía que hacer y no quería regresar a casa, necesitaba pensar en mis cosas y ordenar un poco mi cabeza aunque eso es un poco complicado porque yo misma soy un desorden con patas, estaba pensando en que ya acababa el curso y tenía que estudiar para los exámenes cuando de repente -¡Ay!- me dieron un pelotazo en toda la cara. Estaba que echaba humo y me levanté corriendo para gritar a quien hubiese sido cuando uno de los chicos se acercó a mí corriendo
-Lo siento mucho de verdad, no era mi intención pero mi amigo me ha empujado y se me ha ido el tiro y... -
-Me da igual no me des explicaciones, me has dado y me has hecho daño, ¿que hubiera pasado si llevo gafas? ¡Ya te lo digo yo se hubieran roto! ¿ Y me hubieras comprado tú unas gafas nuevas? Ya te digo yo que no porque..- cuando me quiero dar cuenta el chico de ojos azules, que se acercó a mi corriendo y pidiendo disculpas se ha puesto la capucha de su sudadera, se ha puesto a mirarme fijamente y a resoplar como le resoplo yo a mi padre cuando llego con un suspenso a casa..
-Pero que te pasa, no te he llegado a hacer nada, solo el golpe no te pongas así- Dios mío, con esa capucha puesta solo puedo verle sus ojos azules, parece que tienen luz propia son los ojos más bonitos que he visto en mi vida. Pero qué estoy diciendo, hasta hace un minuto estaba enfadadísima con él y ahora no puedo parar de mirarle - si quieres te acompaño a casa para asegurarme de que estás bien.
No sé qué decirle y eso no me pasa nunca, me quedo mirándole y veo que me sonríe con una sonrisa preciosa y pícara, normalmente me enfadaría porque es otro tío más que solo busca pasar un buen rato pero en él... En él me encanta. -No gracias, ya me voy yo solita a mi casa, no me hace falta nadie.-
-Venga mujer, no pienses que quiero nada más, sólo quiero asegurarme de que estás bien porque te he dado un pelotazo muy fuerte y no quiero que te pase nada.
-Bueno, si me aseguras que es así puedes acompañarme a mi casa pero vamos ya que tengo que estudiar.
-Ah ahora tienes prisa, pues no te veía con prisa cuando estabas sentada mirándome embobada.
-Pero qué dices niño, estaba pensando en mis cosas ni siquiera te había visto, que engreído eres.
-Venga vale, no me mirabas pero antes de ir a tu casa déjame invitarte a merendar, conozco un sitio donde hacen unos sándwiches increíbles.
-Vale pero no puedo llegar muy tarde, como ya te he dicho tengo que estudiar.
-No te preocupes, en la moto tardamos muy poco, vamos está allí aparcada.
No me lo puedo creer, no sé ni cómo se llama y me voy a ir en su moto a merendar, qué me está pasando, yo no soy así pero él... No sé, me invita hacer estas cosas.
-¿Hola?¿Hay alguien en casa?- Mierda, me he quedado embobada mirándole y ahora no me he enterado de qué son los sándwiches.
-Eeee... Me da igual de lo que tú quieras.
-En qué pensabas enana
-¿No crees que es mucha confianza llamarme 'enana' si solo hace una hora que nos conocemos?
-Hombre ya que no sé como te llamas tendré que llamarte de alguna forma.
-Es verdad, yo tampoco sé cómo te llamas, bueno soy Alice.
-Yo soy Neizan- para los más despistados, os recuerdo que empecé la historia hablando de un chico corriente que se llamaba Neizan, bien, ¡es él!
Es un chico encantador, no le pega nada su estilo, esa sudadera, esos pitillos rotos, esas Nike... Pero me gusta el conjuto. Ya hemos salido y vamos en su moto es una Honda de 125cc, va super rápido y me agarro a él muy fuerte porque tengo miedo pero no quiero que lo note. Como puedo le voy indicando para llegar hasta mi casa, vamos recorriendo las calles y ya no me importa que vaya rápido, al revés me gusta.
-Ya estamos enana, puedes dejar de agarrarme.
-Ya sabes mi nombre no hace falta que me llames enana.
-Da igual, siempre te llamaré enana...

Una historia cualquieraWhere stories live. Discover now