Capítulo II

56 3 0
                                    

Pasaron unos días desde ese encuentro, no podía parar de pensar en él, en sus ojos, en su risa... Y en lo que más pensaba era en sí lo volvería a ver, no me había dado su número ni nada, no sabía donde estudiaba, ni donde vivía, sólo sabía que se llamaba Neizan y tenía los ojos más bonitos del mundo, o al menos de mi mundo.
Tengo que admitir que mis amigas que de verdad me conocen me llaman la cursi, ellas no entienden mi forma de ver la vida, bueno ni ellas ni nadie. No entienden como puedo ver siempre el lado bueno de las cosas, ver que todo el mundo es bueno hasta que demuestran lo contrario, que el amor verdadero existe que todo el mundo tiene un destino y en ese destino está nuestro gran amor, que nacimos para estar con alguien y que si de verdad se quiere se puede conseguir todo lo que te propongas, creo que nuestra vida es como un libro y el destino es nuestro autor y va improvisando, ni él mismo sabe lo que nos va a pasar. Sé que es de ser muy ilusa pero soy así, me encanta pensar así aunque a veces me lleve grandes chascos pero no puedo evitar ver el mundo de color de rosa y tampoco quiero. Por eso me encanta escribir, escribiendo puedo plasmar lo que pasa por mi mente y por mi alma sin miedo a que me juzguen, cuando cojo el bolígrafo y empiezo a escribir desaparezco del mundo y me siento libre, entro en la historia y por una vez puedo ser yo el destino de esas personas.
Para que entendáis un poco más debo deciros que tengo un diario donde escribo todo lo que se me pasa por la mente en ese momento, hay veces que yo misma me digo -que cursi y empalagosa eres...
Quiero que me conozcáis un poco más, quiero que veías como pienso y lo que siento para que así podáis vivir conmigo mi historia de amor, una historia cualquiera para cualquier persona menos para mi.
Yo no podría ser una persona normal, me gustan los retos, las cosas difíciles y porque no, me gusta sufrir, me gusta querer hasta el punto de doler, sentir ese miedo a perder a esa persona, miedo al olvido, no a ser olvidada sino a olvidar lo que es amar, lo que es estar sentir mil mariposas revoloteando por tu estómago, sentir mil elefantes pisando tu corazón, el pensar que alguien te quiere. Compartir con esa persona todo, compartir los pecados, el deseo, la felicidad, todo lo que se pueda compartir, sentirte inmortal gracias a esa persona, porque ¿sabes qué? Toda persona que ha sido amada alguna vez en su vida se convierte en inmortal, siempre vive y aunque falte, nunca muere.

Hacía exactamente una semana desde aquel día y decidí pasar de nuevo por aquel parque, me parecía algo desesperado pero necesitaba verle, no podía quedarme con las ganas de hablar una vez más con él. Y ahí estaba, en el mismo parque, en el mismo sitio, parecía que esperaba verme de nuevo sentada en ese banco, estaba decidida a acercarme a él pero no pude. Pensé 'otro día será' y así estuve mucho tiempo...
Te veo pasar y me pregunto cómo eres, cuáles son tus sueños y tu forma de ver la vida. Veo pasar a mucha gente pero mis ojos sólo se fijan en ti.
Quiero tener el valor de acercarme, de conocerte, de saber si me has visto o sólo he sido una más de cientos.
Quiero que me conozcas, que te enamores de mi, que no me olvides.
No sé que me pasa pero allá donde voy solo te veo a ti, todas las noches me acuesto con la esperanza de encontrarte entre mis sábanas pero nunca estás.
Quiero ser tus sueños, tus miedos, tus impulsos, quiero ser toda tu vida.
Quiero que me encuentres entre la gente, que veas mi sonrisa reflejada en los escaparates, que veas mi silueta bailar entre las copas de los árboles.
Quiero que seas más que una simple ilusión, que seas algo más que el chico desconocido de ojos penetrantes y sonrisa perfecta.
No puedo más, necesito saber de ti; te secuestaré, haré que me conozcas y que te enamores de mi.
Pero hoy me conformaré, una vez más, con contemplarte desde lejos, con verte sonreír sin que yo sea el motivo. Y ¿sabes qué? Te miraría millones de veces sin aprenderte nunca de memoria.

Pasaron meses y llegó el final de curso, había estado yendo cada día al parque para verle pero hacía un mes que no lo veía, decidí que no podía estar más así y dejé de ir al parque. Al principio sentía que le fallaba pero no podía estar esperando en el banco a una persona que jamás iba a volver a aparecer...

Una historia cualquieraWhere stories live. Discover now