Luego de un par de meses, había vuelto a Nueva Yorck. Christine no sabía de mi llegada ya que esperaba que fuera una sorpresa, además de que le tenía unas noticias muy buenas. Iba caminando por la calle cuando recibí una llamada de su parte.
-De este lado de la línea habla el hombre más afortunado de la historia humana, ¿Quién esta del otro?
-De este lado de la línea habla la mujer más afortunada de todo el mundo, la cual le tiene que contar algo importante al hombre más afortunado de la historia humana.
-¿Y qué será eso?-pregunte mientras caminaba, iba a recoger un pedido de flores para luego ir a verla a la academia.
-Es una sorpresa, pero primero. ¿Cuándo vuelves?-alargo la pregunta en forma de queja como si de un berrinche de niña pequeña se tratará.
-Es una sorpresa.-respondí con una sonrisa, del otro lado de la calle pude verla, y era lógico ya que su descanso debía de haber terminado y la academia no se encontraba muy lejos.-¿Donde estas?
-De vuelta a la academia, fui a comer con unas amigas y ya es hora de volver.
-Christine...
-Michael...
-Te amo.-dije casi como un murmullo.
-Yo te amo mucho-
Todo paso tan rápido, que...
Aun no me explico...
¿Será que Dios me odia o....
Simplemente no nací para poder ser completamente feliz...
El carro, el sonido seco de un golpe, las personas alteradas, el sonido de la ambulancia. Todo daba vueltas en mi cabeza, y dolía... Dolía en ese momento y aun me duele recordarlo...
Al llegar al hospital luego de decirle a un taxi que siguiera la ambulancia, di mi información y pregunte por Christine, tuve que decir que era su hermano o si no, no me dejarían verla. Me dijeron que esperará ¿No se dan cuenta que la espera hace que las personas mueran por dentro? Mueran al imaginar todo lo malo posible, al tener hipótesis que solo te carcomen y destruyen. Dos horas, cuarenta y tres minutos, vente segundos. Eso me hicieron esperar.
-Le tenemos una noticia buena y una mala.-dijo la doctora que se había encargado de Christine. No dije nada, y ante esto solo prosiguió.-La mala es que... Lamentablemente no pudimos hacer muchos, aun esta viva pero, le damos uno o dos dias antes de que su cuerpo se rinda por completo.
-¿Cuál... Cuál es la buena?-apenas podía hablar, mi voz estaba quebrada, yo estaba roto. Estaba en shock y no sabía que hacer.
-Logramos salvar a la bebé. en estos momentos esta en una incubadora, es una pequeña valiente, solo tiene siete meses. Hacemos todo lo posible por mantenerla estable.
¿Bebé?...
¿Esta era la sorpresa que me daría Christine? ¿Que estaba embarazada?
Me encontraba sentado aun lado de la camilla de Christine, se veía tan delicada... Hermosamente delicada.
-¿Sabe quien es el padre de la criatura?-pregunto la doctora.
-No.-respondí de inmediato.-Ahora me entero que estaba embarazada.
-Entonces, en caso de... Usted se quedaría con la custodia ¿O alguien más lo hará?
-Solo éramos ella y yo... Nuestros padres murieron hace un par de años.
-Mi más sincero pésame
-No se preocupe...-murmuré.
-¿Quiere verla?
-Sí
Era hermosa, su piel era levemente más clara que la de Christine, tenía un abundante cabello de color negro, dormía y se veía tan angelical. Simplemente hermosa, y era el bello resultado del amor que teníamos. Pase la noche en el hospital, iba de una habitación a otra. Al parecer la bebé estaría bien a pesar de ser prematura de siete meses, por lo que me dicen los doctores son pocos los niños que sobreviven, y que ella este en tan buenas era casi un milagro.
Cuando volví a la habitación de Christine, luego de unos minutos. Desperto.
-No te vayas...-fue lo único que puede decir.-No nos dejes solos.-agregué. Ella esbozo una sonrisa algo incompleta.
-Michael... Lo siento...-murmuro.-Se que la cuidarás bien...-su voz iba disminuyendo tome su mano y ella apreto la mía.
-Por favor, quédate.-murmure.
-Solo... quiero... que... seas feliz...
-Entonces quédate, seremos felices los tres. Juntos.
-Michael... Te amo. Y quiero que encuentres a alguien que puedas amar...
-Pero... Yo te amo a ti...-murmuré sentía como las lágrimas empezarían a salir. Pero ella me gano, eso hizo que mi corazon se partiera en dos.
-Yo te amo, mucho más...
