Nunca logre amar a alguien más de lo que ame a Christine, ni creo que se acercaría a cuanto la amo. Mi prioridad, mi tesoro, la razón de mis sonrisas, resumiéndolo a dos palabras... Mi todo.
O al menos eso era lo que pensaba. Hasta que llego Mabel, un pequeño ángel, la nueva luz de mi vida. Mi sangre, mi pequeño tesoro.
Pero algo que sé, es que nunca olvidare a la hermosa Christine.
