Debo de asegurar que a pesar que me gusto, mi primer beso no fue lo que esperaba exactamente ya que pensaba que sería alguien más... Mejor olvidar eso último.
La noche en que por fin se presentó la obra todos estaban nerviosos, especialmente el profesor pero como es típico todo termino estando bien. No negare que también estaba nervioso, el tocar ante tantas personas no es tan fácil como pensaba, no se acerca en nada ni lo más mínimo a tocar ante siete personas o menos. Prácticamente toda la escuela participaba a excepción del área C. el cual era para los de secundaria, ellos ya habían hecho su actividad la cual fue increíble.
Mientras tocaba el piano no podía evitar el ver a Christine o a Layla, lo cual era casi todo el tiempo, Por suerte me sabía las piezas de memoria porque si no todo hubiera sido un desastre y si todo era un desastre, bueno, no quieres ver a mi maestro de teatro molesto, créeme.
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Cuando todo acabo fue grandioso, todos nos aplaudían (más de lo que habían hecho en toda la obra) incluso algunos de los padre y profesores lanzaron flores al escenario, hicimos una reverencia y callo el telón. Mientras recogía mis partituras Layla se me acerco con una gran sonrisa en su rostro.
-Tocaste de maravilla-sonrió aún más.
-Gracias, pero tu actuación fue mejor-sonreí y pude ver como se ruborizaba.
En un momento no sé cómo o no entendí bien quizás porque todo paso muy rápido ella se acercó y deposito un beso en mis labios y así como se acercó se separó, me quede viéndola algo atolondrado ella sonrió victoriosa y se fue sin decir nada. Pude sentir como mi cara me ardía y supuse que estaba más rojo que un tomate.
Todos celebramos en mi casa (y con esto me refiero a la familia de Layla) mi madre, Max y mis abuelos lograron llegar a tiempo para ver todo desde el comienzo, lamentablemente mamá y Max tenían que partir esa misma noche. Supongo que ese día fue uno lleno de rarezas y por primera vez, quien durmió acurrucada en mi pecho no fue Christine; sino Layla.
He de admitir que tan rápido llega la felicidad, así mismo se va ya que a la mañana siguiente como me había despertado muy temprano y como no hacía mucho ruido. Escuche los sollozos de mis abuelos y como mi padre decía que mi madre y Max habían tenido un accidente de tránsito... Y las dos habían muerto.
Justo cuando mi mundo empezaba a estar en un poco de orden. Justo cuando me había acostumbrado a tener dos familias e incluso me había encariñado de Maxin... Todo vuelve a estar patas arriba.
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El día del entierro no deje escapar ni una sola lágrima hasta que Christine se acercó a mí.
-Sabes... Mi verdadero papá también está en el cielo-murmuro con inocencia y con una expresión lejana, perdida en lo recuerdos.-No recuerdo mucho de él, pero sé que era muy bueno y un gran padre-continuo para luego tomar mi mano- Pero ahora tengo otra papá, y un hermano con quienes tengo nuevos recuerdos.-la vi y trate de sonreír pero inmediatamente empecé a llorar y no pude evitar el abrazarla.-Te quiero, hermano-dijo correspondiendo el abrazo lo cual aumento mi llanto.
-Yo también te quiero, Christine.
