Capítulo 34

2.4K 291 96
                                    

—¡Eres un imbécil! —le gritó Heechul, empujando fuertemente al chico que tenía a su lado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Eres un imbécil! —le gritó Heechul, empujando fuertemente al chico que tenía a su lado.

—Tranquilízate, si te escuchan nos descubrirán —respondió mientras se acomodaba el traje que segundos antes Hee había arrugado.

—Estamos prácticamente en problemas, ¿te das cuenta? ¿Quién te garantiza que esa reunión se está llevando a cabo? Kyuhyun no está y él no sabe nada de esa reunión, todo esto es demasiado extraño. —Heechul se frotaba las manos intentando mantener la calma, estaba con los nervios de punta.

Hangeng sonrió al ver la barra en 99%, todos los archivos que Bennet había escondido al padre de Kyu estaban ahora guardados en una pequeña USB, aunque no era lo único que había hecho. Tomó la memoria y la metió en la bolsa de su pantalón. El trabajo estaba hecho.

—No tardé demasiado en copiar, tardé en hackear su computadora —se excusó, besó a Heechul en los labios para tranquilizarlo.

—Estúpido, salgamos de aquí antes de que alguien nos vea. No quiero ni imaginar lo que nos haría ese hombre al vernos hurgando en sus cosas.

Los dos abandonaron la oficina de Bennet y entraron al elevador. Hangeng presionó el botón de la primera planta para largarse de una vez por todas de la empresa. Los dos no estarían tranquilos hasta llegar a la casa de los Cho, era el único sitio seguro, o tal vez no.

—¿Por qué viniste aquí tú solo? —le reprochó Hee mientras miraba la puerta del elevador con los brazos cruzados, estaba todavía muy enojado con él, había actuado de manera imprudente.

—Porque no quería que corrieras algún riesgo —la risa de Hee hizo eco en el pequeño espacio.

—Sí, claro —Hangeng tomó su mano.

—Fue un error que vinieras. Tú siempre dices que no somos nada, que no te interesa ser mi novio, pero tú me quieres, y el quererme te ha hecho venir por mí —Heechul lo miró sin saber qué responderle porque sabía que tenía razón. Desde hacía tiempo que amaba a Hangeng, pero era demasiado orgulloso para admitirlo—. Y ahora yo temo no poder defenderte.

La puerta se abrió y fuera de ella los estaban esperando. Hangeng tenía razón, eran demasiados y no podrían contra ellos. Heechul intentó resistirse, pero pudieron detenerlo entre dos hombres, otros tres registraron a Hangeng logrando quitarle la USB de la bolsa de su pantalón.

Un hombre mayor, con algunas canas, ojos de color y piel blanca se hizo presente entre todos ellos. Heechul apretó los dientes, ese era Bennet, el padre de la bruja de Saki. El sujeto vestido con traje gris se paró frente a Hangeng y lo observó de pies a cabeza, el chino era más alto que él, pero ese hombre ganaba en superioridad pues tenía a diez personas a su disposición justo en ese momento.

Uno de sus hombres le entregó a Bennet la USB, la cual movió en sus manos por varios segundos. Heechul tuvo ganas de partirle la cara a ese imbécil, por tantos años había sido amigo de su jefe, y por esos tantos años le había robado. El señor Cho no era la mejor persona del mundo, pero era mil veces mejor que esa escoria.

Glass HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora