CAPÍTULO 21- LA LLAMADA

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-¡Caroool!- era Nick llorando desde el otro lado del teléfono.

-¿Qué quieres Nick?- dije con tono áspero. ¿Cómo se atrevía a llamarme después de todo lo que le había hecho a Meg?

-Por favor escúchame.- suplicó.

-Habla... antes de que me arrepienta.

-Em... Meg...-dijo tartamudeando.

-¡Suéltalo ya!- le exigí.

-Sientate...- dijo llorando.- Meg ha tenido un... un accidente. Está en coma.la han repatriado... está muy grave Carol.

-..........-se oyó un golpe, el de mi cuerpo al caer al suelo.

......

-¡Carol! Despierta por favor.- dijo mientras me daba golpes a la vez que lloraba.- Carol, mi niña... despierta.- Notaba como caían sus lagrimas sobre mi rostro. Me había desmayado. Era imposible... como podía haber pasado esto. No puede ser posible.

-Mamá...- dije mientras iba abriendo los ojos.

-Hija... lo siento mucho. Ya me lo ha contado todo Nick. ¿Quieres que vaya recogiendo las cosas? Nos iremos ahora mismo.

-Sí... por favor.- me levanté del suelo con cuidado, y me fui al baño. Al llegar me senté en la taza del váter y empecé a llorar. Parecía que todo el mundo se volvía en contra de mí. Pasaron cinco minutos desde que entré en el lavabo. Me miré en el espejo, tenía toda las mascara de pestañas esparcida por la cara. Me apoyé en la pica, mientras seguía mirándome, intentando responder a todas las preguntas que recorrían mi cabeza. Me sentía como un pájaro encerrado en una jaula, el cual no puede hacer nada. No puedes impedir nada de lo que suceda a tu alrededor. Simplemente, estas encerrado. Tenía miedo.

Mucho miedo.

Lory entró en el baño. Me agarró la mano con ternura y me abrazó.

-Tranquila...todo saldrá bien.- dijo mientras volvía a llorar-

-Lory... necesito irme... necesito verla.- en ese momento entró mi madre y me dijo que el coche estaba listo. Y por fin me podría ir.

-Vamos...

Nos subimos al coche, estuvimos la mayor parte del tiempo callas. No tenía ganas de hablar, mejor dicho, no tenía ganas de nada. Pero sé que mi madre quiere saber cómo me siento y quiere consolarme, y la entiendo.

-Carolina... me han dicho sus padres en que hospital están. ¿estás segura de que quieres ir?

-Ni me lo preguntes mamá. Sé que estas preocupada, pero estoy bien, de verdad. Y no me llames Carolina por favor.

-Vale hija.

......

Cuando llegamos al hospital tenía dudas, no sabía si lo podría aguantar... pero debía hacerlo. Debía enfrentarme a lo que me venía. debía verla dormida profundamente y aguantar las lágrimas al saber que... no sé cuando despertará o si despertará. Debo ser fuerte. Por mí y por Meg.

-¿En que habitación está?

Llámame CarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora