Ahora mismo estoy en mi habitación estirada en la cama. No tengo ganas de hacer nada. Como es obvio, aunque lo único que me ayuda a evadirme un poco de la realidad es escribir. Así que aquí estoy, en mi cama, con la misma ropa de ayer del hospital, con los ojos hinchados, una libreta y un boli. Esta es mi vida actual, y de momento no la pienso cambiar.
Sé que a Meg no le habría gustado esto... lo sé. Pero a mí tampoco me gustó que se fuera y mira por donde ayer desapareció de mi vida.
-Carolina... ¿puedo entrar?
-Pasa...- digo sin ánimos.- ¿Qué haces tú en casa de papá?
- Venir a verte... y no te pongas así.
-¿Y cómo quieres que esté ehh mamá? Dímelo tú. – le digo subiendo el tono de voz, sé que no debería pagarlo con ella. No tiene la culpa.
-Pues cuando quieras hablar...avísame.- dice con tristeza en los ojos, mientras se aproxima a la puerta.
-Espera mamá.- se gira justo decirlo.- no debo pagarlo contigo, pero es que... me siento tan mal...- digo mientras lleno toda la almohada de lagrimas.
-Lo sé mi niña, lo sé.- dice mientras me abraza con ternura.
-Es que... ella es... era una de las únicas personas que me importaba en este mundo. Era mi única amiga, sin contar a Jenny.
-Carol... debes saber que así es la vida, y por muy bonita que la pongan en las novelas, películas y más... no todo es de luz y color en el mundo real. En la vida perderás a muchas personas importantes para ti. I no te puedes venir abajo con cada golpe de la vida mi niña preciosa. -Al oír ese apodo o lo que sea me pongo tensa, y mi madre se percata de ello.
-Querría saber, si bueno... si estarías dispuesta a venir al entierro.
-Mamá... no puedo. Lo siento. Es demasiado, sé que ella no me lo perdonará, pero ahora mismo no puedo.
-Haz lo que quieras, pero si cambias de opinión, es mañana por la mañana a las once.- dice mientras se levanta de la cama.
-Vale.- digo con un hilo de voz.
-Ya me contaras lo que ha pasado más tarde- dice mientras sale por la puerta.
¿Cómo es capaz de saberlo todo? Es increíble, no entiendo cómo por ponerme así por lo de preciosa se ha dado cuenta, de qué pasa. Nunca, nunca podré llegar a entender la mente de mi madre.
JAKE
Llevo desde ayer sin ver a Carol, y si no fuera que perdió a su mejor amiga no estaría de los nervios. He decidido que voy a ir a comprar algo al súper ya que desde que mi madre está en el hospital y me odia, se olvida de hacer la compra, aparte de que no tiene tiempo.
Primero me voy a Starbucks a tomar algo, necesito relajarme y poder pensar en un sitio ajeno.
Pasa una hora después de estar aquí sentado, y sigo perdido. En lo único que puedo pensar es en Carol. Mi Carol. Me pregunto cómo estará, aunque no es muy difícil adivinarlo. Seguro que se siente insegura y sola. Y ahora por mi culpa a perdido a John.
-Si yo no me hubiera metido...- digo en voz alta mirando a mi café, que aun está medio lleno.
-¿Dónde?- oigo decir a una voz muy dulce detrás de mí.
-¿Dónde qué?- pregunto mientras me doy la vuelta.
-¿Qué donde te has metido?
-¿Y a ti que te importa? Ahora eres tú la que se ha metido en algo que no le incumbe.
-Soy bastante cotilla, debo admitirlo.- dice con una risita.
-Vaya... no me había dado cuenta.
-Bueno... ¿y vas a contármelo o tengo que esperar a que se enfríe el café?
-¡Pero si apenas te conozco! ¿Qué eres una loca o algo así, que va acosando a adolescentes mientras toman un Starbucks?
-No... y bueno me llamo Lara.
-Porqué me digas tu nombre no significa que nos conozcamos.
-¿Y tú eres...?- dice como si no me oyera, y se sienta.
-No estoy de...
-Humor...me conozco esa frase.- dice girando los ojos.
-¡Jake! ¡Jake! ¡Me llamo Jake!- digo chillando.
-Oye Jake... no hacía falta que se enterara todo el mundo.- dice señalando a las docenas de personas que me miran.
-Esto es tú culpa. Ahora todo el mundo me está mirando.
-Oye, oye. Yo no he sido la que ha empezado a decir su nombre gritando.- dice a carcajadas.- Por cierto, creo que a esa abuelita de ahí le gustas, no te saca los ojos de encima.
-¿Qué abuelita?- digo girándome.
-Anda bobo, déjalo estar. ¿De dónde eres?
-Lara... por favor, necesito acabarme mi café.- digo con ojos de cachorrito.
-¿Eres hijo único?- al oír esa pregunta me pongo tenso.
-Bueno me tengo que ir... debo... ir h a hacer la compra.
-Vaya... me han puesto muchas escusas, pero esta... es la peor. La tendrás que practicar.- dice alegre.
-No es una escusa... bueno da igual.- digo con desgana.
-Upss... ¿me podrías pasar el billete? Soy bastante torpe, también.- dice mientras me señala al suelo.
-Toma anda.
-Adiós ehh- chilla desde la mesa en la que la he dejado.
Es increíble, llevo más de hora y media y aun no me he acabado el café. Y encima seguro que ahora está frio, y era de los más caros. Me subo al coche, ya que tengo que ir a comprar.
-¿Esto qué es? Este no es mi Café.- digo mirando al vaso.- tiene un sabor diferente, y está asqueroso.
-Lara...- consigo leer en el recipiente.- Este es... ¿este es su número? Esta chica es increíble.
Supongo que cuando se le ha caído el billete... los ha cambiado. Por cierto, tiene un gusto espantoso, al menos en el café.
Dejo el baso en el salpicadero, eso sí, después de tirar su contenido por la ventana. Mi madre siempre me decía que no hablara con desconocidos, pero esta chica... es imposible.
Cuando ya estoy listo, arranco el motor y me voy a mi Super favorito.
ESTÁS LEYENDO
Llámame Carol
Novela JuvenilCarolina es una chica de 16 años que vive en un barrio de California. Como toda chica de 16 tiene trabajo y va al instituto. En el colegio no destaca por ser la más guapa ni la más popular, eso sí, es una alumna excelente. A través de un conflicto q...