CAPÍTULO 26- El momento ascensor

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CAROL

Me puse un pantalón color rosa palo, con una camiseta de tirantes blanca de encaje, lo veía demasiado pero me había levantado con ganas de arreglarme un poco, ya que me estaba descuidando y eso no le habría gustado ni a Meg ni a Jenny.

Eran las once, hora de ir al Hospital, llevaba una semana hiendo cada dia, y parecía que nada cambiaba, aunque yo sigo teniendo fe en que se va a despertar.

-Papá, me voy.- le dije mientras le daba dos besos.

-Ten cuidado hija. ¿Quieres que te pase a buscar a la una?

-No tranquilo cogeré el bus.- le dije.

-¿Seguro?

-Sí, seguro. Además hoy vendré más tarde. Iré a comprar el material para el colegio cuando salga del hospital.

-Vale. Recuerda ten el móvil en sonido siempre.

-Sí papá...

Al salir a la calle, me puse los cascos con música y empecé a caminar hasta llegar al hospital. Me apetecía dar un paseo para despejarme, en vez de ir en coche.

Tardé unos quince minutos en llegar. Me alarmé un poco al ver una ambulancia de la cual salía un chico ensangrentado. Iban a toda prisa así que no pude ver bien quién era.

Subí al ascensor, junto con una mujer muy bella, era pelirroja, con los ojos grises, era alta y delgada. Podría ser modelo, aunque tendría unos cuarenta y algo. Se le veía muy nerviosa, y de repente se puso a llorar.

-Señora ¿está bien?

-Em... no. La verdad es que no. Tengo miedo, miedo de perderle.

-Tranquila. Todo saldrá bien.- le decía mientras la abrazaba. Supuse que era la madre del chico de antes. Me recordaba a mí hace unas semanas. Insegura, con miedo, impaciente... era el vivo reflejo del dolor, como la mayoría de los que estaban aquí. Dolor por no saber lo que nos deparará el futuro ni de qué manera lo hará.

-Gracias hija. ¿Cómo te llamas?

-Carolina, pero llámame Carol.

-Carol... - en ese momento se abrieron las puertas del ascensor y nos despedimos con una leve sonrisa.

Al llegar a la habitación de mi amiga, estaba todo como lo dejé. Salvo la rosa, que se está marchitando. Me extraña que no la hayan venido a visitar sus amigos, ya que ella siempre ha sido muy querida por todos. De la familia no sé demasiado. Solo he visto a sus padres y abuelos. Meg tampoco solía hablar de su familia.

-Meg... hoy toca leer. Vamos por el capitulo 64, de el cuarto libro de After. Está muy interesante. Créeme.- abro el libro por el capitulo y empiezo a narrar la historia.

Capítulo 64

Tessa

-¿Listo para volver a dentro?- mi voz es un susurro que rompe el silencio entre nosotros.

Hardin no ha dicho nada y yo soy incapaz de pensar en nada.

.........

Mientras leía esta apasionante novela noté un leve movimiento en la mano de Meg. No me lo podía creer. ¿Estaba pasando de verdad o simplemente era fruto de mi imaginación?

Corrí hacia la puerta en busca de algún médico, pero solo apareció aquel chico, Max.

-¿Qué ocurre?- parecía alarmado.

-Meg. Se ha movido.

-¿Qué? ¿Seguro?- preguntó desconcertado.

-Sí sí, estaba leyéndole una novela y de repente noté como su mano levantaba ligeramente el pulgar.

-Vamos a llamar al médico y que le hagan unas pruebas. ¿Vale?

-Claro.

-Deberías llamar a su madre. Estará preocupada.

-Sí, por supuesto. Ahora mismo la llamo.

Salí al pasillo para despejarme un rato mientras se llevaban a Meg a las pruebas.

-Carolina.- oí decir a una mujer.

-Vaya, hola otra vez.- se le veía mucho mejor que al principio, aunque aún se le veía la tristeza en su cara.

-¿Cómo estás?- me pregunta.

-Pues bien, bastante bien. Mi amiga está en coma, pero está mejorando.

- Ohh... vaya lo siento cielo. Yo también estoy mejor. Ahora iba a por un café y a comprar una revista, que las de tenis ya me aburren.

-¿Tenis? ¿Juega al tenis?- le pregunté.

- Sí, bueno mi marido me enganchó esa pasión y mi hijo también, el grande, el pequeño prefiere el fútbol. ¿Pero que le vamos ha hacer?- sus ojos se entristecieron.

-Vaya... yo soy amante del tenis, lo práctico cada semana. Aunque no se me dan nada bien.

-Guau que casualidad. Oye... ¿quieres que te deje unas revistas? Así no te aburres lo que queda de visita.

-No quiero ser una aprovechada.

-Ni lo pienses. Ahora si te los voy a dar. Ven, sígueme.

Me llevó hasta la habitación de su hijo y...

-¿John?- pregunté.

-¿Qué dices reina?-contestó ella.

-Oh nada.

-Este es mi hijo, se llama John, y bueno ahora está dormido.- dijo mientras me acercaba las revistas.

-¿Qué le ha... pasado?

-Nada... peleas.

Peleas... ¿qué querrá decir con eso?

Llámame CarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora