Capítulo 7

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Christian.

Cuando Nora cayó al suelo rápidamente me acerqué a ella.
Creí que ya estaba bien, puesto que el señor ya la soltó, pero no fue así. La encontré arañando el suelo con sus manos, cerrando los ojos, perdiendo la poca energía que le quedaba. Le di la vuelta, poniéndola boca arriba en el suelo, echándole la cabeza hacia atrás y abriendo su boca. Iba a hacerle el boca a boca, pero el señor me apartó bruscamente y le dio una fuerte bofetada en la mejilla, y repitió eso varias veces, pero ella no despertaba.

- Señor, por favor, déjeme hacerle el boca a boca, necesita oxígeno, ya.- Le rogué.

- ¡No! Ella está fingiendo solo para que no la castigue, pero no sabe lo que le espera.- Me respondió furioso.

- ¡Señor, por favor! No respira, y eso no puede fingirse.- Dije desesperado porque no despertara. El señor me miró fríamente y luego fijó su mirada en Nora. Tras darse cuenta de que no respiraba, abrió los ojos como platos y se llevó una mano al cuello, demostrando su preocupación, pero... ¿por qué? Él fue quien le provocó eso.

- ¡Christian! ¡Hazla respirar ya! ¡Tiene que despertarse!- Gritó levantándose y dando vueltas por la habitación. Yo rápidamente me acerqué a Norma, le abrí la boca, y cogiendo aire con la mía la junté a la suya soltando suavemente el aire que acumulé dándoselo a ella.

Tras hacer lo mismo unas cuantas veces más, junto con algunos golpecitos en el pecho, comenzó a respirar nuevamente. Las películas pueden ser útiles en casos como estos, y por suerte, yo vi muchas.

Nora.

Desperté en una camilla. Me dolía todo el cuerpo y estaba confusa. Me levanté un poco sentándome. Empecé a recordar todo lo que pasó... ¿ayer? ¿Hace unas horas? No sabía cómo ni cuándo me trajeron a este sitio. Miré alrededor y vi aquella habitación en la que me encontraba. Era blanca, limpia, pequeña con armarios transparentes en los que había medicamentos. Parecía una enfermería.
Cuando iba a levantarme de la camilla alguien abrió la puerta. Una chica pasaba a través de la puerta y se dirigió hacia mí.

- ¿Estás bien?- Preguntó.

- ...S...s-í, digo, sí, estoy bien, ¿Quién eres?-Dije tartamudeando y desconfiada.

- Me llamo Bella, soy la enfermera.-Dijo algo triste y bajando la cabeza como avergonzándose de lo que era, o al menos, así lo entendí yo.

- ¿Por qué estás triste?- Le pregunté. Fue una pregunta estúpida, pero siempre he tenido ese defecto, hablar sin pensar antes en lo que digo.

- No lo estoy. Tienes que tomarte esto.- Dijo y me mostró varias pastillas.-

- ¿Para qué?-

- Estás demasiado débil y ya que el señor prohibió que se te diera de comer, necesitas vitaminas. Por cierto, ya te curé las heridas de la espalda.-Dijo, pero hubo algo que llamó mucho mi atención, ella también llamaba a ese maldito psicópata "Señor". ¿Estaría ella también obligada a estar aquí?

- ¿Tengo que estar aquí permanentemente?-

- No, claro que no. De hecho, ahora iba a llevarte a tu habitación, te están esperando.- Me explicó.

- ¿Puedo ir al baño primero?- Le pregunté.

- Por supuesto, es esa puerta de ahí.-Dijo señalándome una pequeña puerta blanca.

Entré con las pastillas en la mano. Abrí el grifo para que pareciera que me lavaba un poco, pero realmente fui a tirar las pastillas al W.C.

Nora.

La enfermera me dirigió a mi habitación, pero no íbamos solas, un guardaespaldas estaba situando justo detrás.
Abrió la puerta de la habitación y entré mientras ella cerraba la puerta con seguros desde afuera.
Christian estaba sentado en la cama comiendo filetes con patatas (creo que en latino América se dice filete con papas, pero bueno, lo entendéis xD)
Al ver aquella escena instintivamente mi estómago rugió y Christian levantó la cabeza para mirarme. Noté cómo la expresión de su cara cambiaba de enfado a alivio, ¿será por verme?

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora