Capítulo 43

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Mientras yo entretenía al 'camarero', por llamarlo de alguna forma, Christian puso el alambre en el seguro de la puerta. Cuando me hizo una señal indicándome que el trabajo ya estaba hecho, me alejé del 'camarero' y éste salió por la puerta sin decir nada más.

Miré a Christian, quien estaba enarcando una ceja.

- Eres muy buena actriz, Nora. Me has sorprendido. - Dijo Christian acercándose a mí. Yo sonreí.

Esperamos hasta media noche para que todos se durmieran. El guardaespaldas se iba a las 12:00 am. Cuando ya fue la hora, Christian retiró el alambre de la puerta abriéndola. Los dos nos asomamos al enorme pasillo y al verlo vacío emprendimos nuestro viaje hasta la sala de limpieza.

Por el camino íbamos vigilando para que nadie nos viera. Era muy complicado ya que teníamos que burlar las cámaras de seguridad. Además, con los tacones que llevaba en aquel momento me era realmente difícil no hacer ruido al andar. Tras más de una hora caminando en la busca de aquella sala, la encontramos.

Abrimos la puerta y entramos. Christian se apresuró en subirse en la escalera y abrir la rendija del techo. Primero me ayudó a subir a mí y luego lo hizo él.
Estuvimos más de dos horas intentando encontrar el camino para salir de allí, pero Christian lo encontró. Abrió la rendija por la que me ayudó a bajar instantes después. Miramos alrededor. Estábamos en un bosque. Mi piel se erizó por el viento que había. Dentro parecía ser verano por la calefacción y los atuendos veraniegos que me ponían, pero fuera había un horrible clima. El suelo estaba cubierto de nieve y había mucho viento. Yo miré a Christian aterrorizada.

Él me tomó de la mano y me hizo correr detrás de él lo más rápido posible. Nos adentramos en el bosque y no parábamos de correr. Mis piernas temblaban, al igual que el resto de mi cuerpo. Me dolían mucho los pies. No era muy buena idea correr por un bosque con unos tacones de 15 cm. Christian tiraba de mí para que no parara de correr, pero ya llevábamos más de media hora corriendo y no podía más. Me solté del agarre de Christian y me agaché, agarrándome las rodillas con las manos mientras respiraba entrecortadamente. Christian al darse cuenta de que no lo seguía corrió de vuelta a por mí.

- Christian, no puedo más. Mis pies están sangrando. No es fácil correr por aquí con unos tacones tan altos. Voy medio desnuda. Seguramente estaremos a varios grados bajo cero y yo no llevo casi nada de ropa encima. Me estoy congelando. - Le dije entrecortadamente mientras lloraba. Si me quedaba allí me iba a congelar, pero tampoco podía correr... ¿Qué demonios iba a hacer? Y todo empeoró cuando escuchamos unas voces y vimos unas luces. El Señor ya nos estaba buscando, y estaban muy cerca de nosotros...

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