- Oye, no me dijiste tu nombre- Dijo él deshaciendo el abrazo, provocando en mi un extraño vacío.
- Me llamo Nora. – Dije mirándolo detenidamente, fijándome en los detalles de su hermoso rostro.
- ¿Qué te parece si nos presentamos y contamos cómo nos secuestraron? Sé que no es algo muy alegre, pero no pretendo hacerte sonreír, quiero que nos desahoguemos. – Dijo Christian.
- Me parece bien. Yo empiezo. Me llamo Nora y tengo 17 años. Estudio mi último curso de instituto. Bueno, yo…- Tan solo recordé a Alex y un nudo enorme se formó en mi garganta haciéndome llorar- me quedé en la biblioteca haciendo un trabajo de Literatura hasta las doce de la noche. Mi hermano tenía que haberme ido a buscar pero se olvidó. Lo llamé para decírselo y me ordenó que me quedara unos minutos a esperarlo, pero no le hice caso y caminé yo sola a casa. Por el camino alguien me persiguió y me metió en un coche. Me dormí profundamente a causa del cloroformo y me desperté aquí. Si tan solo le hubiera hecho caso a mi hermano, ahora no estaría aquí. –Terminé de narrarle los hechos y me llevé las manos a la cabeza, tapándome la cara para evitar que me viera llorar.
- No es culpa tuya, no podrías haber sabido que esto ocurriría.-
- Es tu turno, cuéntame cómo te pasó a ti- Le pedí.
- Pues me llamo Christian y tengo 20 años. Cuando me secuestraron tenía apenas 19 años recién cumplidos. Era un domingo, había quedado con unos amigos para jugar al billar pero me retrasé y salí demasiado tarde. Iba camino al aparcamiento para conducir hasta casa, pero alguien me colocó un cuchillo en el cuello y me tapó la boca con un pañuelo que contenía cloroformo, pues me quedé dormido y no supe nada más hasta que desperté en esta maldita cárcel. Siempre es el mismo día, el domingo. Por alguna extraña razón siempre secuestra en domingo.-Me explicó Christian, pero noté que entristeció.
- ¿Tenías familiares o novia?- Le pregunté, no sé por qué estaba poniéndome nerviosa por escuchar su respuesta.
- Sí, tengo familia. Los extraño mucho. También tenía novia, se llamaba Elena.- Aclaró.
- ¿Tenías? ¿Cortaste con ella antes de que te secuestraran?-Pregunté.
- No, pero llevo aquí año y medio, la policía ya no me buscará, me darán por muerto. Además tengo 20 años, pueden haber pensado que me he ido de casa.-
- No lo había visto así. Yo también extraño a mi familia, sobre todo a mi único hermano, Alex. Mis padres trabajan mucho y siempre están ocupados. Se preocupan mucho por mí, pero apenas los veo.
- Lo siento. Yo siempre tuve una familia muy unida. Eso es lo peor al estar aquí, recordar que jamás podrás estar con la gente a la que amas.-
- No, eso no es así. Sé que has estado aquí más de un año, por eso voy a pedir tu ayuda.-
- ¿Pedir mi ayuda? ¿Para qué?- Preguntó frunciendo el ceño.
- Necesito que me digas todo lo que pasa aquí en cada día, el horario, por así decirlo.- Dije y me fui acercando a su oído para responderle a la pregunta que haría.
- ¿Para qué necesitas eso?- Preguntó aún más confuso.
- Para escaparme de aquí- Susurré en su oído. Según él me había dicho, el señor tiene grabadoras y no pretendo que me escuche.
- Eso es imposible, lo intenté miles de veces, pero no lo conseguí.-
- Bueno, tal vez yo tenga más suerte. No voy a quedarme aquí sin hacer nada esperando a que me convierta en su “esclava”, por decirlo de alguna forma. –
ESTÁS LEYENDO
Secuestrada
عاطفيةNora, una chica corriente, de 17 años, pelo negro, ojos verdes intensos y piel blanca. Tan inocente en un mundo como este, nunca había tenido ningún tipo de relación, ni sentimental ni sexual. En su instituto sacaba notas normales, ni muy altas ni b...