- El señor me dijo cosas y yo le escupí en la cara. Él me ató a la cama con esas malditas cuerdas y me quitó la camisa. Me... dio latigazos y luego se fue. Me dolía mucho, no paraba de llorar pero Christian me curó. - Expliqué entrecortadamente por el llanto.
- ¿Por qué lo llamas 'El Señor'?
- Porque él quería que lo llamáramos así.
- ¿Quién es 'él'?
- El Señor, no sé cómo se llama, nunca me lo dijo.
- Bien, dime, ¿Quiénes más habían en aquel lugar?
- Yo estaba en una habitación con Christian, pero una vez me llevó a comer y allí estaban seis personas más. Recuerdo sus nombres. Lucía, Ángel, Elena, Sergio, Marta y David.
- ¿Sabes el por qué del secuestro? ¿Para qué os secuestraba?
- Sí, lo sé... - Respondí levantando la cabeza ya que la tenía agachada. El agente me miró sorprendido y compartió una mirada de victoria con su compañero. Seguramente para ellos lo más importante del caso era saber el 'por qué'.
- Vamos, Nora, dínoslo. - Insistió mirándome impaciente por conocer la verdad.
- Nos colocaba en una habitación por parejas. Una chica y un chico. Si nos portábamos mal nos torturaba pero dejaba medicamentos en el baño de la habitación para que el compañero nos curara. Así no se sentía culpable. La razón, el por qué nos secuestraba y nos ponía por parejas era para obligarnos a tener sexo, básicamente.
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Secuestrada
RomanceNora, una chica corriente, de 17 años, pelo negro, ojos verdes intensos y piel blanca. Tan inocente en un mundo como este, nunca había tenido ningún tipo de relación, ni sentimental ni sexual. En su instituto sacaba notas normales, ni muy altas ni b...
