Un médico me sentó en la camilla de la ambulancia y comenzó a revisarme.- Tu peso es más bajo de lo normal y tienes la tensión baja, pero por lo demás estás bien. Tendrás que acudir a un psicólogo cuando vuelvas a casa para que te examine y también tendrás que ir a un hospital para que te traten el peso y la tensión, ¿De acuerdo? - Me explicó el doctor y yo me limité a asentir.
Se acercó un policía y me dirigió hacia su coche patrulla. Me subí y emprendimos el viaje. Duró horas pero al fin nos bajamos. No estaba en mi casa. Estaba frente a un enorme edificio moderno. Subimos hasta la sexta planta y me dirigió a una oscura sala. En la habitación había un cristal tintado, una mesa y unas cuantas sillas. Claramente era una sala de interrogatorio. Me senté y esperé en silencio hasta que un par de hombres entraron. Uno de ellos se sentó mientras el otro quedó de pie.- Hola, Nora. Me alegro de verte y saber que estás bien. Soy el agente Morrison y él es mi compañero Gael. Vamos a hacerte unas preguntas, ¿vale? - Dijo y yo asentí. - Bien, empecemos. Según tenemos entendido, el día domingo 13 de septiembre después de la medianoche. Estabas saliendo de la biblioteca y tu hermano no te pudo ir a buscar, por lo que volviste a casa sola. Después de eso, ¿qué ocurrió?
- Bueno... iba volviendo a casa y de repente oí como una furgoneta negra se paraba cerca y un hombre salió de ella. Caminé más deprisa pero ese hombre corrió hacia mí y me introdujo en el coche.
- ¿No opusiste resistencia?
- ¡Claro que lo hice! Pero él me tapó la boca con un pañuelo y... me dormí. - Respondí furiosa. ¿¡Cómo demonios podía hacerme semejante estúpida pregunta!?
- Vale... cuando despertaste, ¿dónde te encontrabas?
- En una habitación oscura.
- Dime todos los detalles que recuerdes, por favor. - Me pidió el agente.
- Había una puerta de hierro. Yo estaba atada a una silla de madera. A mi lado estaba Christian, amarrado a otra silla. Él seguía dormido.
- ¿Ningún detalle más? ¿Qué había en esa habitación, Nora?
- Había una cama grande y en las columnas de la cama había cinturones de cuero. - Dije intentando no llorar al recordar cómo había comprobado para qué servían esas cuerdas...
- ¿Qué pasó después?
- Yo... empecé a gritar pidiendo ayuda pero El Señor entró y... - No pude continuar, al pensar en aquellos horrorosos recuerdos me puse a llorar.
- Vamos, Nora, dime qué pasó.
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Secuestrada
RomanceNora, una chica corriente, de 17 años, pelo negro, ojos verdes intensos y piel blanca. Tan inocente en un mundo como este, nunca había tenido ningún tipo de relación, ni sentimental ni sexual. En su instituto sacaba notas normales, ni muy altas ni b...