Capítulo 12

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Cuando llegué a la casilla de mi última prueba, me concentré en las instrucciones que me dieron:

"Hola de nuevo, Nora. Me alegro de que hayas conseguido llegar hasta esta prueba, pero es imposible que puedas conseguir salir viva de tu última prueba. Es demasiado difícil. Sé que por un momento pensaste que realmente eras la 'señora' pero no lo eres, querida. Algún día confío en que lo llegues a ser...pero eso depende tan solo de ti. Bueno, prosigamos a la explicación.
Lo que tienes que hacer es entrar por la puerta de hierro que tienes justamente en la pared de enfrente. Va a ocurrir lo mismo que con la primera prueba, es decir, en cuanto entres, la puerta automáticamente se cerrará y de ningún modo conseguirás salir sin haber pasado la prueba. Dentro de esa habitación te encontrarás como en una especie de pasillo. Lo que tienes que hacer es intentar cruzarlo. Pero debes tener mucho cuidado, porque saldrán cuchillas por todas las paredes, por lo que tienes que coordinar a la perfección tus movimientos. ¡Buena suerte! Créeme, la necesitas."

Estaba aterrada. Me imaginaba muriendo en ese dichoso pasillo. Lo único que pude hacer fue correr hacia la puerta, entrar y cerrarla tras de mí. En cuestión de segundos ya me encontraba dentro, arrepintiéndome por no haberme quedado quieta en la casilla de la prueba, fuera de peligro. Pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos, tenía que conseguir pasar la prueba antes de permitir que ella misma me mate.
Miré la habitación. Realmente era un pasillo. Todas las paredes tenían pequeñas rejitas, de donde supongo que salen las cuchillas. La distancia era bastante grande. Yo diría que tendría que atravesar más o menos 40 metros de pasillo.
Di unos cuantos inseguros pasos y justo detrás de mí salieron disparadas muchas cuchillas de las paredes. Noté un gran escozor en la espalda y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba sangrando, a causa de una cuchilla que me había rozado. Me puse más nerviosa aún, pero salí corriendo en dirección a la puerta en el otro extremo del pasillo que acababa de divisar. Solo notaba cada vez más dolor por todo el cuerpo mientras corría más y más despacio. Tal vez si que tuviera razón el señor y esta sea una prueba imposible de conseguir, pues en ese momento apenas podía andar a paso rápido. Cuando noté que la puerta estaba bastante cerca, hice un último esfuerzo y conseguí alcanzarla. Abrí la puerta con desesperación y caí en el suelo en cuanto el manillar de la puerta giró. En la sala a la que entré era grande, al igual que las demás. Era un gran salón con una mesa, ocho sillas y, extrañamente, con once puertas. De las once puertas, ocho tenían un color diferente. Mi puerta era rosa. Y fue entonces cuando me fijé en que mi pulsera, colocada en mi muñeca, también era color rosa. Las demás puertas eran de los colores rojo, azul, blanco, morado, verde, naranja y negro, como los colores de las pulseras de los demás. Supuse que por cada puerta debía salir un compañero, pero en la habitación no se encontraba nadie más. Las otras tres puertas eran blancas.

En una ponía este símbolo: I

En la otra este: II

Y en la última este: III

Supe que eran número romanos al instante de verlos. Los he estudiado en el instituto desde hace años. La puerta al salir del pasillo se cerró sola, así que me recosté en ella y comencé a revisarme para ver las heridas. Tenía todo el cuerpo llevo de cortes. El vestido estaba hecho trizas. La sangre y el agua cubrían por completo mi cuerpo. Hasta he tenía un corte en la mejilla derecha. Sentía un dolor agudo en los pies. Correr y hacer todas esas pruebas con esos enormes tacones no era para nada bueno. El vestido seguía subido por encima de mis caderas y se me veía la ropa interior. La verdad es que eso no me importaba demasiado. Tenía mucho frío. El agua de la que me mojé estaba extremadamente fría. No podía curarme, ya que no tenía ningún material con el que hacerlo. No estuve esperando por mucho tiempo. La puerta naranja se abrió y por ella salió Ángel. No tenía ni la mitad de heridas que yo. Esperamos unos minutos en silencio hasta que se abrió otra puerta, por la que salió David. Estuvieron viniendo poco a poco todos, pero solo faltaban Christian y Lucía - ¡¿Cómo no?! -pensé.

Tras otros largos minutos de espera, se abrió la puerta roja, por donde salió Christian.
Yo me había sentado en una de las sillas y me había tapado con el mantel de la mesa para que no me vieran, pero apenas podía contener los gemidos de dolor. ¡Tenía el cuerpo cubierto de cortes!

Lo que más me enfureció que nadie, ni siquiera Christian no tuvieran ni la mitad de cortes y heridas que yo. A parte de eso, he tenido problemas alimenticios. No como bien desde que me encerraron aquí y si encima le añadimos que tenía anemia desde antes del secuestro...las cosas se complican. Por eso he tenido tantos desmayos. Cuando salió Christian una sonrisa inundó mi cara. Pero rápidamente la oprimí y agache la cabeza, apoyándola en la mesa y con mis brazos cubriéndola para que no me vieran. La última puerta por fin se abrió y de ella salió la única persona que faltaba, Lucía. Tan solo segundos después de que entrara Lucía, el señor hizo acto de presencia.

"Hola chicos. Me alegro de que todos hayáis conseguido pasar todas las pruebas. Pero obviamente, ahora viene la recompensa de cada uno. Ahora diré quién llegó el primero y quién el último. Como dije al principio del juego, la primera persona en llegar, elige a otro compañero del sexo opuesto para unas 'vacaciones' y la última persona en llegar, elige a otro compañero del sexo opuesto para que trabajen durante 1 mes, para los demás. Bien, los que sobraréis cuatro, quienes seguirán con su ordinaria vida aquí. La primera en llegar ha sido Nora. Levántate querida. ¡Felicidades! Estoy orgulloso de ti, ¿sabes? Desde antes de empezar el juego siempre confié en que ganaras. Levántate, Nora, ahora."

Me levanté insegura, me daba vergüenza estar así, enseñando mi ropa interior y todo lo que los cortes del vestido dejaban al descubierto.

Cuando me levanté, todos me miraron sorprendidos. Todos apenas habían sufrido daños mientras yo estaba a punto de desmayarme nuevamente. Agaché la cabeza para evitar sus miradas.

"Muy bien, Nora. Es tu decisión. ¿A quién eliges para que disfrute de 'las vacaciones' contigo?" Preguntó el amo y yo en ese momento ya había decidido a quién elegiría. Mi decisión es muy justa, elegiré a...Ángel.

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