5.La ventana de los vecinos nuevos

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Capítulo 5. La ventana de los vecinos nuevos

Antes no me importaba si iba en ropa interior de aquí para allá, si cantaba como vil maniática canciones de rock, pero lo hacía por la simple razón de que estaba vacío el departamento de a lado, desgraciadamente va hacer ocupado por una pareja y obviamente no quiero presenciar que harán cuando lleguen y vean la cama.

El edificio es todo una escultura abstracta, pueden creer que la puerta de mis vecinos está enfrente de la mía pero sin embargo su ventana también está enfrente de la mía, algo ilógico pensaran, y créanme yo también lo creí, pero según Eugenio fue un error de los que construyeron el lugar.

El caso es que puedo observar todo lo que hacen si me asomo por esa gran ventana, cosa que quiero evitar en los grandes casos.

Según el señor Eugenio, hoy llegaran los nuevos vecinos; ya ha pasado una semana exactamente desde que nos informó que vendrían y desde que el camión de mudanzas no para de venir a dejar las cosas al departamento.

Espero y no sean viejos antipáticos de cincuenta años, o típicos jóvenes que según se aman eternamente y se vienen a vivir juntos, pero créanme no duran ni una semana en el mismo departamento, lo sé porque hace poco tiempo vino una pareja de jóvenes de dieciséis años y duraron solo tres días antes de que ella agarrara todo lo que había en la cocina y se lo aventara a su novio diciendo de que era un estúpido holgazán.

-¡Hora de bajar!-escuche como el señor Eugenio gritaba desde su megáfono.

Por cierto quiere hacer una junta "especial" para que conozcamos a nuestros nuevos vecinos. Y según él, yo soy la que debe de bajar y presentarme primero y darles un tour por todo el lugar ya que vivo enfrente de ellos, que desde mi punto de vista, ese era su trabajo.

-¡Joven Jerffenson!-grito Eugenio

-Hay voy-dije sin ánimos, sé que no me escucharía ya que apenas fue audible lo que dije.

Me puse unos jeans, una camisa sin mangas de color blanca y una camisa de cuadros color roja encima de esta y mis tenis sucios a más no poder, pero nunca se me fue dicho que tenia que ir presentable.
Estaba a punto de bajar cuando mi teléfono suena, sonrío pesando que Connor ya se habrá dado cuenta que dejo aquí su celular.

-Bueno-conteste sin ver el identificador de llamadas pues sabía que el único que me llama era Connor-, eres un idiota como puedes olvidar tu celular.

-Oh-dijo una voz femenina, demonios-Julieta, sólo yo quería ver cómo te iba-una voz que ya conocía muy bien contestó desde la otra parte de la línea haciendo que mi pulso se acelerara y que mi mano que sostenía el teléfono temblara levemente, apreté con fuerza mis dedos al rededor del aparato.

-Muy bien Rosa-sin despejar mi oído del teléfono me siento en el sillón sintiendo que si no lo hago mis piernas fallarían en cualquier momento haciendome caer-¿solo para eso llamo?-pregunto algo tímida, quiero golpearme por lo mal que sonó aquello-, digo no se lo tome a mal pero ya casi paso medio año-aclaro.

-Lo se hija-suspiro-solo te quería pedir un favor, ¿crees que puedas hacerlo?-pregunta desde la otra línea, su voz sonando inestable.

-Yo...y-yo, sí-si mis uñas eran pequeñas no me sorprendería que al verlas mañana solo viera las cutículas.

-Andrew....-se aclaró la garganta-, mi hijo está en Australia-mi corazón se aceleró de forma inhuma, mi cerebro a penas estaba procesando lo que me dijo Rosa, todo en mí se volvió un caos al escuchar esas palabras- y te ruego que no lo busques-sin darme cuenta las ganas de querer llorar eran inmensa.

Acosadora (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora