Capítulo 1. Actualmente.
El comienzo es algo sin importancia, el ahora es lo que debería importar, pero no puedo evitar pensar en él, no puedo quitarme de la cabeza lo sucedido apesar de que ya paso tanto tiempo, no puedo evitar querer matarme y ponerme a llorar por lo que hice, pero nada lo arreglaría, ya no podía arreglar el error que cometí.
Desde hace meses que vivo en Sídney, Australia. Vivo en un pequeño departamento que consta de dos habitaciones un baño, la cocina y el leví, es muy espacioso y muy cómodo para mi gusto -y a decir verdad la miseria de renta que tengo que pagar me favorece en muchos aspectos-. Actualmente vivo sola, después de aquel error supongo que era lo más lógico, Trevor por el que llegue a dejar a Andrew, me engaño a los dos semanas después que cortara toda comunicación con Andrew, pensé que lo amaba... pero solo me enamore de lo nuevo, de algo que era como un mundo nuevo para mí.
Mi madre me reprochaba y me echaba en cara lo sucedido clara evidencia de su enojo y decepción, estaba hecha un desastre sentimentalmente y físicamente como para que mi madre me recordara a cada instante lo estúpida que fui, así que decidí mudarme de casa una vez que termine mi carrera de fotografía y alejarme de todo aquello que me recordara a él, aunque a decir verdad no me aleje del todo, puesto que Sídney es el lugar en el que Andrew y yo queríamos hacer nuestra vida, compartirla y formar una familia . Ahora la única que está cumpliendo nuestro sueño soy yo, aunque claro no la estoy viviendo con la persona que amo.
-Señorita Jefferson, le importaría bajar en una hora-me dijo el encargado del edificio- va haber junta vecinal, junto con otros departamentos.
- Claro no hay problema-forcé una sonrisa hacia su dirección antes de cerrar la puerta.
Pase una mano por mi cabello castaño y le di un leve tirón. Regrese al sofá en donde estaba hace unos minutos antes de que tocaran el timbre del departamento. Agarro la cobija con la que estaba tapada y la doblo para ponerla en la cabecera del sillón. Orgullo y prejuicio, libro que leía actualmente. Desde la última vez que lo vi, empecé a perderme en el mundo de los libros, tal vez para escapar un poco de mi realidad.
En mi estantería tenía un poco más de cincuenta libros, todos leídos en un par de meses, mi obsesión por evitar el fiasco de vida que tenía sobre pasaba los limites. Tome el libro que estaba en la mesita de alado del sillón, coloque un separador y lo cerré, me encamine hacia mi estantería y lo deje en el tablón de en medio junto con otros libros clásicos que tenía que leer.
Encendí el estéreo y coloque cualquier disco al azar, realmente no tenía ganas de escuchar nada pero al hacerlo me sentía menos sola, me fui directo al baño para darme una ducha rápida antes de que tenga que bajar y antes de que llegue ese fastidio de hombre que tengo por amigo.
Después de que estuve segura de que aquella mancha de pintura se quitó de mis manos y de mi cabello que por cierto queda totalmente descartado el hecho de que sepa pintar, salí del agua y enrolle en mi cuerpo una toalla, agarro la blusa que deje tirada en el suelo para poder limpiar el espejo empañado a causa del agua caliente, y así poder ver bien mi reflejo.
Pequeñas ojeras apenas empezaban a formarse a bajo de mis ojos, que si las veías desde cierto punto no muy lejano no podías distinguirlas, pero si te acercabas más podías ver perfectamente el negro que ya se encontraba ahí. Fui a mi dormitorio, me puse un short, una camisa de tirantes y por supuesto mis preciados tennis. Coloque mi pelo en una coleta alta antes de salir de la habitación.
Tomo el delgado suéter que se encontraba sobre el sillón así como también las llaves del departamento, echo un pequeño vistazo por última vez antes de salir del departamento y cerrar la puerta con llave.
Maldigo una y otra vez en voz baja mientras bajo por las extensas escaleras, odiaba tener que bajar y subir estas todos los días, pareciera como si nunca se acabaran y el hecho de tener que casi rodar por estas para llegar a tiempo a las juntas vecinales me ha cansado de un forma casi inhumana -sin contar el hecho de que llego hecha un asco al lugar- coloco ambas manos en mis rodillas para así poder tranquilizar mi respiración una vez que llegue al dichoso lugar. Todos se encontraban perfectamente sentados y para mi mala suerte prestándome atención, bajo un poco mi cabeza mientras siento como mis mejillas van tornándose de un color rosa pálido, el único asiento libre era alado de mi enemigo nuero uno, el señor del departamento 223.
-Genial- tomo asiento a su lado a la vez que escucho como un gruñido de desaprobación sale de su boca.
- Niña ve a sentarte en otro lugar- revoleo ambos ojos.
- Porque no se va usted - contraataco mientras volteo a verlo- si tanto le molesta mi presencia hay mucho espacio para que se pueda ir.
-Yo llegue primero niña malcriada- su voz se torna más gruesa mientras habla- no entiendo cómo han dejado que una vagabunda como tu viva aquí.
¿Vagabunda?
- ¿Usted no debería estar en un lugar para ancianos?- pregunto irónicamente, normalmente no hubiera respondido así a una persona mayor de edad, además de que no soy del tipo de pelearse con ancianos pero este señor me saca de mis casillas.
- ¿Tu no tendrías que estar procreando hijos? - una sonrisa burlona se forma en sus labios.
-Ustedes de nuevo no- dice Eugenio a la vez que coloca ambas manos en sus sienes y empieza hacer círculos sobre ellas- solo por esta vez les pediré amablemente que dejen de pelearse, solo... ya no hablen.
Me giro sobre mi asiento y cruzo mis brazos sobre mi pecho, misma acción que hacer el señor del departamento del doscientos veintitrés. Realmente no pongo la mínima atención de lo que dice Eugenio, simplemente me limito a ver mi reloj, ha pasado más de media hora y no ha dejado de hablar, escucho suspirar al del doscientos veintitrés.
-Tengo cosas más importantes que escucharte hablar sobre tu vida de mierda Eugenio- grita este ocasionando que todo quede en total silencio, Eugenio baja la mira avergonzado y es que no es la primera vez que recibe un insulto por parte del anciano enfrente de todos.
-Habrá nuevos vecinos- es lo único que dice antes de irse del lugar, me encojo de hombros.
Veo como todos se levantan de sus asientos y se dirigen hacia las escaleras en donde se forma una bola de masa humana con todos tratando de subir - rio al ver como se insultan unos a otros, esta es mi parte favorita o mejor dicho la única que disfruto de las juntas vecinales-. Veo como Connor se recarga en el marco de la puerta cruzando ambos brazos y riendo al ver la misma escena que yo.
- Tus vecinos son tan idiotas- es lo primero que dice cuando me acerco a él.
-Ni que lo digas.
Ríe.
- Pues creo que tendremos que esperar un poco para subir a tu departamento- señala, ruedo ambos ojos- por cierto, Margot dijo que vendría también a ver el maratón.
- Claro a ver el maratón - digo sarcásticamente ocasionando que Connor sonría y arquee ambas cejas.
- ¿Estas insinuándome algo acaso pulga?- niego con la cabeza.
-Solo no en mi cama, ¿de acuerdo?
Su risa llena de diversión me hace sonreír, pues al fin y al cabo no estoy del todo sola, conocí a Connor de una forma peculiar y destructiva pero seguia ahí, conmigo, tratandome como si nos conociéramos desde hace años.
Rodea mi cuello con su brazo para jalarme suavemente hacia él, para que parte de mi torso quede pegado a su pecho. Siento sus frios labios chocar en mi sien.-No te prometo nada bonita.
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Acosadora (Libro #1)
Fiksi RemajaCada día desde mi ventana observo al otro lado de esta, esperando el momento. Todos los días a la misma hora, observo cada detalle de lo que hacen, cada pelea, cada golpe, cada beso, es como si fuera una relación de tres, aunque ellos no noten mi pr...