26. Encuentro

1.3K 145 13
                                        

Capítulo 26. Encuentro

—¿Realmente no dirás nada?—pregunta serio, me limito a mirarlo, su ceño se encuentra ligera mente fruncido por el silencio que se ha creado.

Hace tan solo unos minutos que llegue aquí, no negare que quise huir y hacer como si nada hubiera pasado, pero a decir verdad, realmente quería hablar nuevamente con él. Admitiré que su nota me dejo realmente sorprendida como anonadada, tenía miedo que todo saliera mal.

Mis manos no han dejado de sudar desde que llegué al lugar, así como tampoco he podido evitar recorrer con la vista toda la estancia en la que nos encontramos.

—No sé qué decir.

Suspira con pesadez antes de hablar: —¿Por qué?

Lo miro confundida, niego con la cabeza dándole entender que no entiendo a lo que se refiere.

—¿Por qué lo hiciste?¿qué te dio él, qué me faltó?— pregunta dolido, sus facciones se encuentran serenas, pero su mirada demuestra lo contrario. Le duele, realmente le duele.

—Yo...—digo— no lo sé, supongo que fue lo nuevo—me sincero—. Nunca había estado con alguien a parte de ti desde los trece, él parecía distinto. Y claro que lo era, pero era muy diferente a mí.

»Me di cuenta que no era lo mismo, que... no eras tú. Creí que sería igual, que no habría ninguna diferencia. Pero me equivoque, cometí un error, pero cuando me di cuenta, era demasiado tarde.

—¿Y eso es excusa para haberme engañado?—grita completamente enojado, aprieta con fuerza su mandíbula haciendo que sus facciones luzcan toscas—. Fui a buscarte como idiota aun sabiendo que lo hacías, mi madre igual. No lo entiendo, estaba dispuesto a perdonarte, porque a diferencia de ti yo si te amo.

Mis ojos pican a causa de las lágrimas que amenazan con salir. Duele saberlo, porque es cierto.

—Yo en verdad lo siento—sollozo— no pensé que esto terminaría así, pensé que sería fácil, pero fue al revés, todo empeoró después de ti, mi madre me odia, no he hablado con mi familia por casi un año, soy tan infeliz como tú lo fuiste.

No he podido dejar de ver mi regazo, mis lágrimas mojan mi pantalón por completo, sabía que este día llegaría, pero no pensé que sería tan doloroso.

»Hubiera preferido mentirte—susurro—nunca pensé que decir la verdad doliera tanto, pero sin embargo lo hice, porque no lo creí justo, porque no podía hacerte eso. No a ti.

Saco la pequeña caja con el anillo, sigue intacta, recorro con mis manos la tela de ésta.

—Pensé...— su voz suena inestable, pero se las arregla para seguir hablando— que lo habías tirado. Fue duro para mí, ¿sabes cuantas noches lloré?, ¿cuantas veces arroje mi puto orgullo cuando iba a buscarte? No tienes una maldita idea Julieta, fue un infierno no estar contigo, porque eras mi vida. Y cuando tu razón de existir se va, ahí es cuando te das cuenta y conoces lo que es el verdadero infierno. Quería golpearme por ser tan débil, por dejar que hicieras de mí un maldito niño de cinco años. Te odiaba porque te fuiste. Me odiaba por no darte lo que buscaste con él. No lo entendía, sigo sin entenderlo.

—Fui a buscarte. Pero estabas con ella, estabas feliz y era sincera. Ella era hermosa, más bien lo es. Pensé que... estabas tratando de seguir con tu vida y yo no iba impedirlo después de lo que te hice. No sabía qué hacer, estaba cegada por el dolor, no había nadie que me apoyará. En mi casa solo era alguien sin importancia. Decidí alejarme, hice lo que creí mejor para ambos.

—¿Para ambos?—pregunta irónico—. No me vengas con estupideces Julieta, hiciste lo mejor para ti, lo mejor para mí era que regresaras conmigo, sabía que podíamos solucionarlos de una forma u otra. Pero te rendiste tan fácil— ríe sin humor — yo todavía tengo la esperanza. Quiero que acabe esto. Pero no puedo dejar Althea, ella realmente me ama, me quiere por lo que soy, ama al Andrew destrozado.

Un silencio penoso se instala entre nosotros, el sonido de mi respiración entre cortada es lo único que se escucha en el lugar. Aprieto la caja que se encuentra en una de mis manos antes de tomar sus manos y depositarla en ellas, quiero reír al ver como esta luce tan pequeña cuando la sostiene él, pero lo reprimo.

—Supongo que ya terminó, ¿no? —suena más como una afirmación que a una pregunta.

—Descansa Julieta—se limita a decir, se levanta con tranquilidad y sin prisa alguna del banco en el que nos encontrábamos, lo veo marcharse del lugar, no es muy distinto a aquella vez en el restaurante.

—Felicidades—digo rápidamente, este voltea verme algo sorprendido—por tu boda —aclaro —. Me alegro por ti, en serio lo hago, Andrew.

Asiente antes de responder: —Gracias.

Lo veo depositar el anillo en un bote de basura, mi corazón se estruja al ver aquella escena, es lo que debí de haber hecho, pero no pude.

Me quede ahí unos segundos sin apartar en un solo momento mi vista del bote de basura, mi corazón pedía a gritos que fuera hasta ahí y sacara el anillo, pero mi cerebro decía lo contrario.

—¿Tiene algo en especial ese bote?—la voz de Connor hace que de un respingo en mi lugar, lo veo sentarse al lado mío con una enorme sonrisa.

—Algo así.

—Supongo que pudieron hablar—sonríe —, y también quiero suponer que arreglaron las cosas.

Asiento.

—¿Soy el mejor no es así?—frunzo mi ceño confundida, un carcajada sale de sus labios —¿Acaso eres estúpida?, ¿quién crees que lo convenció y dio la idea para que te viera?.

—Eres un idiota—una lágrima sale involuntariamente de uno de mis ojos a la vez que abrazo como puedo a Connor —, gracias.

—Casi me patea el culo cuando me vio parado en su puerta—comenta risueño —. Pero no podía seguir viéndote de esa forma, que mi vida sea un maldito caos no significa que el de mi mejor amiga sea igual.

—¿Quieres ver Friends?—pregunto sonriente.

—Eso ni se pregunta—pasa unos de sus brazos sobre mis hombros mientras caminamos, no evito ver el bote en el que se encuentra el anillo cuando pasamos junto a este. Tengo la necesidad de sacarlo, pero me convenzo que es mejor así.

—Yo podría ser tu Romeo, ¿sabes?—dice con orgullo—¿quién dice que Romeo y Julieta no primero fueron amigos?

Sonrío, nunca habría imaginado que Connor fuera tan indispensable para mí, me mantiene firme, es la única persona con la que puedo confiar. Realmente no me arrepiento de haber ido a aquel restaurante, así como tampoco me arrepiento de haberle tirado la bandeja de comida que traía.

—¿Hiciste de comer?— lo miro enojada, arqueo una ceja incrédula.

—Idiota— aparto su mano con fuerza, antes de caminar más rápido.

—Oh, vamos pulga, fue una pregunta inocente. Realmente tengo hambre, mi abuela no me quiso dar de comer.

—Pues muerete de hambre— río.

—Por tu culpa estoy obeso—me señala —, por gente como tú que no le quiere dar de comer a este pobre hombre su única opción es comprar cosas en la tienda.

—Trabajas en un restaurante— digo confundida—, deberías obtener comida gratis.

—Me odian—se encoge de hombros—, además ya no trabajo ahí.

»Me despidieron después de golpear al novio de Margot, era repugnante, a penas veía que me acercaba y trataba de pegarse más al tipo ese. A veces somos tan idiotas que ni nosotros mismos nos damos cuenta.

—¿Qué harás? No creo que tu abuela te mantenga todo una vida Connor.

—Ya quisiera yo que eso sucediera, supongo que tendré que conseguir otro empleo.

—Que no sea una iglesia, por favor—ríe, niega con la cabeza.

—Lo sé, aprendí esa lección.

—Sigo sin creer que hayas emborrachado al padre antes de la misa.

—No fue culpa mía, el tomo mis latas de cerveza que deje en la mesa.


Acosadora (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora