6.Miedos.

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Capítulo 6. Miedos.

Andrew

12 años

4 octubre del 2002

Por fin hoy será el gran día en el que se lo diré, después de estar observándola durante todo un año entero por fin me atreveré a decírselo.

Tengo que admitir que esto hace que quiera vomitar, pero son tantas las ganas de poder estar con ella y poder besarla que se me olvida que mi cuerpo entero está temblando, incluso partes que nunca pensé temblaran y puedo apostar que mis manos están más sudorosas que hace tan solo unos minutos.

Despeino por segunda vez mi cabello lleno de gel, mi madre exagero un poco en el hecho de querer "verme presentable".

-¿Ya te decidiste?-pregunto Michael mientras pasaba una mano por mi hombro, su mirada se encontraba puesta en mi objetivo, está bien eso sonó...materialista, pongámosle, en mi chica.

-Si-dije totalmente convencido-, por fin hoy se lo diré, hable con mi padre sobre esto y me dijo que no tuviera miedo.

-Pues te recomiendo que vayas avanzando por que llevas parado viéndola como media hora amigo-se posicionó enfrente de mí y me sonrie de forma alentadora.

-Yo iré-dije y avance unos cuantos pasos antes de volver al punto donde estaba-¿pero qué le digo?-le pregunte y este suspiro cansado.

-¿Que quieres hablar con ella?-pregunto obvio y negó con la cabeza al ver mi nerviosismo.

-Está bien-suspiro, giro sobre mis talones y camino de nuevo hacia la dirección en la que ella estaba, sentí como mis pies temblaban y mi corazón latía con tal fuerza que la podía sentir en mi garganta. Estaba a punto de llegar hacia ella pero algo me detuvo, conocen aquella palabra llamada inseguridad, pues bien, soy la inseguridad en persona.

Regrese en donde estaba Michael que movía su cabeza de un lado a otro en forma de negación.

-No puedo-agache la cabeza-simplemente no puedo, que tal si me dice que no-lo mire.

-Pero puede que te diga que sí, si no lo intentas como pretendes saberlo-opuso una mano en mi hombro derecho-cuando estés listo se lo dirás-agarro su mochila y se fue, no sin antes regalarme una de sus tantas sonrisas juguetonas.

Me quede un rato viendo a la nada cuando me decidí mejor irme a casa, voltee a verla por última vez antes de que cruzara la calle.

Cuando abrí la puerta, mi madre ya me esperaba con una sonrisa

-¿Cómo te fue? ¿Te dijo que sí?-justo en ese momento quería morir, rompí en llanto, sentí los cálidos brazos de mi madre alrededor mío, su aroma a vainilla inundo mis fosas nasales haciendo que me reconfortará un poco-, esta bien cariño-decía mientras me daba pequeñas palmaditas en la espalda-si te dijo que no ya habrá otras oportunidades.

-H-hubiera-dije entre cortada mente-que me hubiera dicho que no mamá, pero ni siquiera me atreví a decirle, tuve miedo.

-Hijo-acarició con ambas manos mis mejillas-cuando estés listo se lo dirás, eres muy chico aun, así que es muy común que a tu edad tengas miedo.

-Nunca se lo podre decir mamá-negué con la cabeza mientras la miraba y esta inmediatamente me sonrió

-Ya verás que sí, Andrew-me miro de forma cariñosa-tal vez tome tiempo pero sé que podrás decirle si es que te gusta tanto, no por algo eres Andrew Parris Toll.

(...)

Al día siguiente era todo igual, nada en especial había pasado en todo el día. Mi mirada estaba puesta en la ventana, la clase no era aburrida, pero tenía otra cosa en la cabeza que no me dejaba de atormentar y sentía como si mi cabeza fuera explotar en cualquier momento

-Tierra llamado a Andrew-una mano se movió enfrente de mi campo de visión haciendo que apartara la vista, lo mire desconcertado.

-¿Que paso?-pregunto, Michael me mira divertido mientras sacude la cabeza.

-Pasa que ya término la clase idiota-lo fulmino con la mirada.

-Oh-tomo mi mochila dispuesto a salir de aquel aburrido lugar.

-Disculpa-sentí como una mano se posaba en mi hombro, esa voz.

-¿Sí?-voltee y... les juro que mi mundo estaba en un tremendo terremoto, ella, con la que nunca había hablado pero de la cual siempre estuve atento a todo lo que hacía, estaba enfrente mío viendome tímidamente.

-Yo...-sus mejillas se tornaron de un rosa pálido, carraspera suavemente-quería ver si tú-baja la mirada, no podía apartar la mira de ella, seguía cada movimiento que hacia-querrías ir a tomar algo-mis ojos recaen en como sus manos formaron un puño y cerraba sus ojos con tal fuerza que pensé que le dolía.

-Guau-dijo Michael sorprendido-, primera vez que veo que una chica tiene más pantalones que el hombre-lo miro enojado, me sonrie burlescamente-, mejor me voy y más te vale que le digas que sí idiota-me susurro antes de irse.

Lo observé salir por la puerta del salón, decir que estaba nervioso quedaría corto. Regresó mi mirada a ese lugar particular.

-Claro-levanta su vista dejandome ver esa hermosa sonrisa que iba acompañada con esos hermosos hoyuelos, también sonreí y es que era algo inevitable cuando ella lo hacía.

-Por cierto soy Julieta-extendió su mano.

Lo sé, pensé.

-Y-yo soy Andrew-tome su mano, me maldije por tartamudear en esos momentos y quise golpearme yo mismo por eso.

Y justo en ese momento me doy cuenta que en todo este tiempo nunca había conocido la verdadera felicidad, y si es algo absurdo ya que apenas tengo doce años y todavía me queda mucho por vivir, tal vez solo sea ese éxtasis que recorre mi cuerpo ahora, no lo sé, pero me agrada sentir ese tipo de sensación en mi cuerpo.

Ese día, cinco de junio nunca se me podrá olvidar y espero que a ustedes tampoco porque es una fecha muy importante.

Acosadora (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora