22.Paradoja

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Capítulo 22. Paradoja

El constante ruido que hacen mis dedos al golpear la mesa de madera es el único sonido al que le prestó atención, y no puedo evitar soltar un suspiro cuando escucho de nuevo aquella campanilla que indica que alguien acaba de entrar a la cafetería, realmente no entiendo porqué acepte a venir.

—¿La has visto?—mis cejas se alzan con incredulidad ante la pregunta tan obvia de Connor, sonrió de lado.

—¡Oh, está justo en frente mío!—levanto ambas manos a cada lado de mi cuerpo.

Este gira rápidamente viendo cada rincón del lugar—¿En dónde?—pregunta emocionado, y sin poder contenerme, golpeo sin ningún cuidado mi frente con la mesa.

—A veces me pregunto porqué eres mi amigo—el rubio ríe con superioridad, y pasando una mano por sus cabellos, me mira como si la respuesta fuera obvia.

—Tal vez porque soy extremadamente sexy

—Sí, estoy segura que es por eso—ruedo ambos ojos, éste arrastra la silla que se encuentra al lado de la mía y se sienta.

—Te despedirán si ven que estás plácidamente sentado junto con una clienta —vuelvo hablar.

—Eso sonó muy mal Julieta—ahora soy yo la que ríe al ver como éste muestra una sonrisa coqueta y alza repetidas veces ambas cejas.

La campanilla vuelve a sonar al igual que la madera al ser pisada sin ningún cuidado. Por el rabillo del ojo veo que se trata de Andrew y Althea, hace días que vienen por aquí y no, no es que los vigile, pero Connor se hace cargo de decírmelo siempre.

—¿Tienen que venir aquí?— bufo molesta.

—¿No es por esa razón que viniste?—Connor arquea ambas cejas.

No contesto, porque sabía que una parte de mi quería venir para poder ver lo que tanto Connor me había contado pero la otra parte quería arreglar esta situación entre Margot y él.

—Genial—farfulla mi amigo, lo miro interrogante, me señala con la cabeza un lugar en específico de la cafetería.

—Sabes deberíamos de considerar en ya no salir de casa—digo a la vez que dejo de ver a Margot, ambos a la vez apoyamos nuestros codos en la mesa y dejamos caer nuestra cabeza entre nuestras manos.

—¡¿Qué le diré a mi abuela?! —cuestiona dramáticamente—llorará cuando sepa que nunca me cansaré, ni tendré hijos—coloca ambas manos en cada lado de su cara.

Río.

—Exagerado.

Después de unos cuantos minutos en los que ninguno de los dos emite ningún sonido, Connor se levanta con pesadez y me mira.

—Sabes, pediré mi día libre—lo miro irse directo a la cocina y después de unos segundos regresar con su típica mochila de Avengers, cortesía de su abuela por cierto.

—¿Películas?—pregunto a la vez que me paro de la silla, una sonrisa se asoma de mis labios al ver como los ojos de Connor se encendían como un foco.

—Por fin—dice aliviado—día de amigos extremadamente sexys sin compromisos.

Ambos salimos con sutiles de la cafetería, lo que menos queríamos en ese instante era que alguno de ellos nos viera. Cuando por fin logramos salir al exterior suspiramos aliviados.

—Algún día me va a dar algo— niego con la cabeza a la vez que sonrío, empezamos a caminar a la par por las calles tan extensas que hay por aquí.

—Estuve pensando sobre regresar allá—no necesitaba darle más detalles sobre el asunto porque él ya lo conocía de memoria, fue a Connor al único que le conté todo y no es que no le tuviera confianza a Margot, si no que sabía que hubiera tenido otra reacción muy diferente a la que tuvo Connor.

Me giro a verlo ya que no recibo ninguna respuesta por parte de él, su mirada se encontraba pérdida pero al sentir mi mira, levanto la suya y me dio una sonrisa algo tranquilizadora.

Se aclara la garganta antes de hablar —¿En serio tienes ir?—pregunta como si fuese un delito.

—Quiero arreglar las cosas con mi familia, Connor, especialmente con mi mamá—este hace un mohín, lo empujo con mi brazo lo más suave que puedo ─ ¡hey!, sé que me vas a extrañar pero no es para poner esa cara.

—¡¿Qué quieres que sonría?!—grita enojado—, como quieres que me sienta cuando mi única amiga está a punto de irse con alguien quien le dio la espalda cuando más los necesitaba.

Desvió mi mirada de él al suelo, paramos de caminar hace unos cuantos segundos—Es mi familia Connor—me limito a responder.

—Pues vaya familia de mierda que te toco—vuelve a retomar el paso—, y ni decir de tu madre.

—¿Cómo puedes decir algo como aquello si no los conoces?—separa en seco y gira a verme algo apenado.

Un suspiro se escapa de sus labios—Hable hace unos días con tu madre—suelta una risilla irónica—, fue aquel día que te encontraste con Andrew en la puerta al salir, por esa razón me tarde mucho adentro.

—¿Por qué no me dijiste nada?—pregunte furiosa, me quito la oportunidad de hablar con mi mamá y arreglar las cosas.

—Porque si te decía sabía que te pondrías nuevamente mal—negó con la cabeza —te quiero cuidar de todo aquello que te haga daño Julieta, eres como una hermana para mí, la única persona que me ha ayudado con mis problemas tan tontos y estúpidos.

—¡Aun así no tienes ningún derecho a decidir por mí!—comienzo a caminar nuevamente alejándome de él.

—Cuando contesté... lo primero que dijo es que no le sorprendía que respondiera un hombre—su voz tiene una mezcla de pena y enojo—, que siempre has sido una cualquiera en busca de atención—giro sobre mí para verlo, éste niega con la cabeza repetidas veces, mi vista esta empañada por las lágrimas que salieron sin que me diera cuenta—no entiendo por qué te odia tanto.

—Ella quería que me casará con él, ya había pensado varias veces en cortar con él pero ella se negaba, me insistía en que siguiera con Andrew aun cuando ella ya sabía que lo engañaba y eso no le importo. Se hizo la digna enfrente de todos —farfulle—, hizo que todos me miraran como si de una delincuente se tratase.

—Julieta...

—¿Sabes cuantas días me pase llorando?, ¿sabes qué infierno tuve que pasar por esta estupidez?—negué con enojo—simplemente quería que me apoyaran, que me dieran la oportunidad—alce ambas manos al saber que no sabía más que más hacer—, pero para ellos ya no existía en esa casa.

Connor avanza rápidamente hacia mí, quedando frente a frente, me rodea con sus brazos en un intento desesperado en calmar mi llanto.

—Hay personas que simplemente dicen amarte pero son las que más daño te hacen—su mano que se encontraba atrás de mi espalda, dandome suaves caricias—, hay bastantes problemas de mierda en este jodido mundo pero hay que aprender a sobrepasarlos, reírnos del estúpido destino que nos quería ver caer, tenemos que aprender amar nuestros errores porque de ellos aprendemos cosas valiosas, tenemos que aprender hacer humanos porque no sé en que momento dejamos de hacerlo, los humanos no somos perfectos, de hecho somos unos idiotas cuando se trata de sobrevivir y hacemos cosas que lastiman a los demás sin que nos demos cuenta, pero al final del día sabremos lo que tenemos que hacer.

»¿Sabes qué hacer ?—vuelve hablar, me limito simplemente a negar con la cabeza—, pues yo sí sé que tienes que hacer—lo miro interrogante—, a levantarte de una jodida vez, ¿en dónde está esa Julieta que no se dejaba pisotear por los demás?, demuéstrale a tu madre que eres una persona mejor, que no eres aquella persona que ella misma creo.

»Porque esa eres tu—me mira—la persona que no le importa que la lastiman cuando se trata de defender a los demás, esa persona que aunque más daño le hagan no deja de sonreír y seguir luchando, simplemente se Julieta, y si tanto quieres ir a ese lugar, pues nena iremos al infierno juntos.

Acosadora (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora