Capítulo 25. Esto es una completa locura.
Andrew
17 años
28 de septiembre 2007
—Quiero ahorcarme justo ahora—la voz de Julieta hace que aparte la vista de nuestras madres que no han parado de hablarse por lo que parecen horas—. Estoy a punto de volverme loca, nunca pensé que presentarlas conllevaría tener dolor de cabeza.
Sonrío al ver cómo coloca sus dedos en sus sienes y empieza a darles leves masajes, tomo una de sus manos entre las mías y la dirijo hacia mi boca para dejar un casto beso sobre ésta.
—Pensé que se odiarían—me sincero, y es que realmente lo pensé—. No me odies, pero tu madre es una persona un poco especial.
Me acuerdo el primer día en el que fui a casa de Julieta, fue el segundo o tercer día después de que anduviéramos, iré directo al grano... me odiaba.
Hace un mohín con su boca haciendo que parezca más tierna de lo normal, me mira después de un tiempo y asiente.
—Lo sé.
Río, coloco su mano sobre mi muslo y dejo encima la mía, haciendo que la suya quede completamente tapada.
Hace unos días ya que habíamos acordado este encuentro con nuestras mamás, creímos que era hora, cinco años no es poco, además de que mi madre no me dejaba de insistir y para ser honesto me estaba volviendo loco.
»Deberíamos decirles que paren, ¿no crees?—pregunta viendo directamente a nuestras madres que parecen llevar una charla un poco seria.
Les doy una última mirada, la cara de mi madre no es especialmente agradable ahora, por lo que quiero suponer que la madre de Julieta se fue por un tema prohibido para mi madre.
—No lo creo, amor—es mejor evitar a Helen cuando se encuentra así—, evitemos problemas por hoy—sus cejas se fruncen ligeramente, me mira dudosa, Julieta por suerte nunca ha visto en esos momentos a mi madre y es mejor para ella que siga sin conocerlos.
Veo salir a Ethan de la cocina, un suspiro cansado brota de mis labios al ver que se dirige de nuevo hacia acá, desde que llegamos a casa de Julieta su hermano no ha dejado de molestarnos y juro que he estado a punto de golpearlo en esa cara de princesa que tiene. No suelo molestarme rápidamente, pero cuando se trata de Ethan, mi paciencia y tranquilidad se esfuman como si nada.
—Te juro que ahora si estoy a punto de arrancarme la cabeza y botarla por algún lugar—susurra cerca de mi oído, recargo por completo mi espalda sobre el respaldo del sofá, sin duda este no es mi día favorito que digamos.
—Debimos seguir mintiendo sobre que mi mamá tenía un virus, ¿sabes?—alza su vista verdosa hacia mi rostro, la esquina de su labio se curva un poco, se encoje de hombros.
—Mi madre seguiría insistiendo, al igual que la tuya—su vista se posa en un punto fijo de la sala, revoleo ambos ojos, no es necesario voltear para ver a quien está mirando, ya que prácticamente siempre que vengo pasa lo mismo—. ¿Es que no te puedes ir a otra parte, Ethan?
—Papá dijo que los vigilara—dice indiferente.
Después de un tiempo en el que nadie dice nada, mi molestia incrementa, es molesto que te miren como si fueras un asesino serial.
Gruño molesto, volteo a verlo dispuesto a contestarle por primera vez.
—No es como si fuéramos a tener sexo en la sala—musito enojado—, y si te preocupa que deje embarazada a tu hermana, para tu información se ponerme un condón.
Etha rodea con ambas manos su estómago, mientras que una estruendosa carcajada sale por parte de él, ocasionando que ambas vistas que se encontraban tan sumergidas en su plática volteen a vernos. Mi madre me mira sorprendida, y es que sabe que no es en realidad una buena relación la que tengo que Ethan.
Se levanta del sillón negando con la cabeza repetidas veces y sin dejar que su sonrisa se borre en ningún instante, pensé por un momento que este me contestaría pero se limitó a dirigirse hacia las escaleras.
—Pensé que nunca me contestarías, llevo años haciéndote enojar y nunca me contestabas—frunzo mi ceño ligeramente sin entender aún—. Sabes Andrew, somos cuñados desde hace... que serán, ¿cinco años?, estaba harto de que me hablaras como si fuera un anciano—me sonríe, sus característicos hoyuelos aparecen a cada lado de sus mejillas—. No me preocupa que dejes embarazada a mi hermana, me preocupaba que nunca me hablaras como le hablas a mis demás hermanos, sé que tú y mi hermana no terminaran por un buen tiempo, solo quería llevarme bien con mi cuñado—dice antes de subir con pereza las escaleras.
El silencio en que se quedó la sala no es para nada incomoda, ni siquiera pesada, a decir verdad, se siente extraña.
—Tu hermano es algo peculiar al querer decir las cosas—digo después de un tiempo—no podía simplemente decirme que me amaba, ¿y ya?—pregunto juguetonamente.
—Idiota—farfulla Julieta.
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Acosadora (Libro #1)
أدب المراهقينCada día desde mi ventana observo al otro lado de esta, esperando el momento. Todos los días a la misma hora, observo cada detalle de lo que hacen, cada pelea, cada golpe, cada beso, es como si fuera una relación de tres, aunque ellos no noten mi pr...