Acosadora (Libro #1)

9. Andrew Parris

Capítulo 9. Andrew Parris

Me encontraba nuevamente en aquel punto de mi vida que no sabía que carajos hacer, todo parecía una montaña rusa en los últimos días que estaba segura que me volvería loca en cualquier segundo. Era tan cómico todo lo que parecía suceder, es como si estuviera pagando una condena a pesar de los años y ni pidiendo un deseo a la hora que muchos creían milagrosa, el destino dejaría de tirarme de la cúspide que en los últimos meses conforme a base de mentiras e ilusiones.  
Después de dejar a Margot en el hospital y de ir a casa de los abuelos de Connor por fin pude volver a mi departamento, incluso aún con las luces apagadas me dejo caer exhausta sobre el sillón, dejando que la pesadez por el sueño y la confusión envolviera con fuerza cada parte de mi cuerpo, volviendome incapaz de moverme y que para ser sincera dudaba que quisiera hacer algo, incluso en estos momentos el sofá parecía la cosa más cómoda del mundo para dormir. 

Adormilada pienso en Connor, obligó a mi cabeza a recordar sus expresiones molestas, indignadas, pero sobre todo, lastimadas.  Nunca lo había visto en aquel estado tan deplorable, incluso los constantes insultos de su abuelo parecían no afectarle, ni el hecho de que este tiro uno de sus muñecos a la basura para ver si de una vez por todas reaccionaba.

—No la entiendo—sus ojos se veían cansados a más no poder—, mientras yo le era fiel ella me andaba engañado con cualquier hombre que se le cruzara, nunca en mi vida Julieta, te lo juro, nunca me había comprometido hacer algo bien y ahora que lo hago solo terminó lastimado.

Suspiro cansada, restregó con fuerza mi rostro con ambas manos, tal vez en un intento patético de alejar el sueño que parecía no querer alejarse de mi abatido cuerpo. A decir verdad no culpo aquella necesidad que tengo de poder dormir tan sólo unos pocos minutos, puesto que la mayor parte de mi mente estaba divagando en cosas sin sentido impidiéndome dormir durante horas y cuando por fin lo logré, Margot interrumpió mi esfuerzo de horas, mis párpados se sienten pesados y no los culpo.

Tal vez dormir unos minutos no esté mal.

El timbre suena repentinamente haciendo que de un respingo involuntario en el sofá, maldigo en voz alta junto con un gruñido frustrado, revuelvo el desastre que tengo por cabello antes golpear suavemente mis mejillas tratando de despertarme por lo menos un poco, tapo con mi mano mi boca cuando bostezo, al abrir la puerta me encuentro con Althea, la cuál tenía una enorme sonrisa blanquecina en sus labios resecos.

Mierda.

—Oh, hola—dice alegremente, sus mejillas se tornan de un rosado pálido al verme, seguramente pensando (por mi estado) que fue causante que me levantará—, realmente siento despertarte, no pensé que todavía durmieras, pero después de hablar un poco con mi prometido pensamos que sería buena idea invitarte a desayunar—me sonríe débilmente, Althea sigue en pijama y su pelo está un poco revuelto, supongo que ella sí tuvo la fortuna de dormir y no lo digo solo porque lleva puesta su pijama sino que sus ojos apenas si se pueden mantener abiertos.

No, no y no, Julieta Jerffenson no vayas hacer una jodida locura.

—Claro—respondí algo dudosa.

—Vamos—se alejó de mi puerta para dirigirse a la suya, la abrió con cuidado, se encontraba solo entre cerrada por lo que solo tuvo que empujarla.

¿Qué demonios hice?, veámoslo por el lado positivo, me quitaría las dudas que no me dejaron dormir toda la noche.

Rápidamente salgo, tomando el picaporte entre mis dedos, jalo la puerta, cerrándola. Aún con la duda picando en mi piel y la sensación de nerviosismo chocar contra la boca de mi estómago me obligó a entrar seguido de ella. Su departamento se encuentra con un montón de cajas apiladas en una esquina y una que otra tirada por el suelo, ella camina hacia lo que parece la sala de estar, su departamento sin duda era más grande y lujoso que el mío, así que no puedo evitar mirar por todas partes y más a unas pequeñas fotografías que se encuentran en la pared.