Capítulo 22: Secuestro

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Contado por Kelly.

Era lunes por la mañana y me dirigía a clases sola porque Davina decidio no asistir, poniendo el pretexto que aun estaba mal por su borrachera del sábado.

Extrañamente el día de ayer no vi a ninguno de los chicos en todo el día y hoy no fueron a desayunar. Era un poco extraño pero esperare a que me expliquen lo que pasa.

No faltaba mucho para que iniciara la clase por lo cual tuve que correr. Al entrar al salón me di cuenta que algo pasaba entre los tres, pues Israel estaba sentado en la mesa en la que comúnmente lo hace, Justin lo mismo pero en otra y Leo se encontraba en la que me siento con Davina.

Estaba un poco confundida por lo que pasaba, pero no podía averiguar porque en ese momento entró el profesor y tuve que tomar asiento al lado de Leo.

Me senté sin decir nada y el profesor comenzó con la clase. Tal parecía que intentaba ignorarme así que solo me quedé observando a Leo fijamente hasta que luego de algunos minutos por fin se dignó a hablarme.

-¿Qué sucede? -me preguntó en voz baja pues estábamos hasta el frente y el maestro podría escuchar.

-No lo se, tu dime. Ayer no te ví ni a los otros dos en todo el día. -le respondí.

-Es solo que... Tenia cosas que hacer. -habló con nervios. Era pésimo para mentir- Y no se que pasa con Israel y Justin, tampoco he hablado con ellos.

-Dejame ver si entiendo, no sabes nada de Israel y Justin, pero no te sentaste con él como siempre lo haces.

Al parecer no sabía que contestarme, pues estuvo pensándolo durante bastante tiempo.

-Esque... Amm -balbuceba cosas sin sentido. Le volví a preguntar pero fue salvado por el profesor pues nos llamo la atención por no guardar silencio.

Tuve que esperar a que se terminara la clase para poder seguir con el interrogatorio, pero apenas se terminó, literalmente Leo salió corriendo del salón.

Fui tras él, pero era mas rápido que yo y lo perdí. Llegué al salón para la siguiente clase, pero Leo era muy listo y no estaba ahí.

Me senté en la mesa en la que lo hago comúnmente y después de algunos minutos el salón comenzó a llenarse de alumnos, entraron Israel y Justin pero en este momento me prioridad era Leo. Él entro justo cuando la maestra iniciaría la clase y se sentó en la mesa del final. Lo maldije por dentro a por ser tan inteligente pero que no espere librarse de esto, porque después de clases iré por Davina y ella se encargará de hacerlos hablar.

Las clases siguieron y a pesar de todod mis intentos por hablar con Leo, fueron en vano porque él huía. También intenté hablar con Israel y Justin, pero si no podía alcanzar a Leo que corría a velocidad normal, mucho menos lo haría con esos dos.

Al terminar la clase fui directo a la habitación en la cual se encontraba Davina.

-Vaya por fin llegas. -me dijo al verme cruzar la puerta- Estuve aburrida todo el día gracias a ti.

-A mi no me culpes, tu fuiste la que no quiso ir a clases poniendo el pretexto de la resaca pero esa solo dura un día, no dos.

-Bueno ya, no me regañes, no volveré a faltar porque mientras tu estuviste divirtiendite con los inútiles, yo ni siquiera pude salir a desayunar.

-Ahora que mencionas a los "inútiles" -hice comillas con mis dedos- Tenemos que hablar con ellos.

-¿Y por qué? -preguntó levantándose de su cama.

-Porque creo que tienen problemas entre ellos -respondí sentándome en el sofá.

-Desde cuando te crees la doctora corazón queriendo arreglar problemas agenos -le lancé un cojín por su comentario.

III: El secreto del hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora