Capítulo 50

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Contado por Leo.

Alek subió deprisa cuando escuchó el grito de Davina.

Me esperé un momento hasta que vi que había destellos que provenían cuando se lanzaban algunos hechizos, es por ello que con la escoba es una mano comencé a subir para salir.

Puede que no pudiera servir se mucho sin mi varita pero alguna de las chicas podría estar herida o mucho peor.

Cuando por fin logré salir sentí un gran alivio al ver que los tres estaban lanzando hechizos hacia algunos vampiros que se acercaban cada vez mas. Había un cadáver de uno de ellos con el palo de una escoba enterrada en su estómago y parecía que le estallaron la cabeza porque casi toda ella estaba deshecha.

-Leo, arroja algunas de tus estacas al aire -escuché a la voz de Alek, que me sacó de mis pensamientos y lo obedecí.

Tomé todas las que podía con ambas manos y las lancé hacia arriba, él hizo un hechizo en ellas que causó que fueran volando hacia los vampiros y se encajaran en sus corazones.

-Salgamos de aquí, Leo montate en la escoba ahora-dijo al haber ganado algo de tiempo y se acercó hacia mi junto con las chicas en el momento en el que yo hacía lo que ordenó. Kelly llegó hasta la escoba y Davina subió detrás de ella, porque la otra se encontraba dentro del vampiro. Alek subió detrás de mi y nos despegamos del suelo justo cuando un vampiro saltaba hacia aquí.

-¿Qué haremos ahora? -preguntó Kelly moviéndose delante de nosotros porque los vampiros nos seguían aunque estuviéramos volando, se ayudaban entre si para lanzarse e intentar derribarnos pero no lo lograban.

-Vuelen mas alto, lo sufíciente para estar a salvo y pensarlo mejor -sugirió el chico que estaba detrás de mi y lo obedecimos, comencé a ascender aun mas allá de los arboles porque podrían escalarlos. Estábamos tan alto que los vampiros ya ni se acercaban al lanzarse.

-¿Cómo sabía que podría conducir la escoba a pesar de no tener magia? -le pregunté a Alek.

-No lo sabía, lo suponía, pero al final fue suerte, supongo. La magia es necesaria para que la escoba vuele, pero manejarla ya es de cada quien, y tu lo haces bien.
No sabía si me debía sentir alagado o molesto porque por su experimento pudimos haber muerto, pero decidí ignorarlo cuando nos acercamos a las chicas.

-Y bien -comenzó a hablar Davina- ¿Qué haremos ahora? Porque evidentemente nuestros planes se han cambiado, son mas de los que creíamos.

-No hace falta que digas lo obvio. Nunca había visto tantos vampiros, es más ni siquiera sabía que existieran tantos. Mira allá -señaló al valle en el cual se podía ver una lucha, aunque desde aquí era imposible descifrar quien estaba ganando - a partir de ahí hay vampiros, hasta este sitio. Debe de haber miles para abarcar tanto sitio -negó con la cabeza- es imposible acabar con tantos, ni Israel ni nadie podrá con tantos.

Davina y Kelly lo miraron horrorizadas, pero nadie dijo nada, tal vez ninguno quisiera creerlo, pero en el fondo sabíamos que tenía razón.

-Estás equivocado -habló Kelly por fin- Las cosas pueden verse difíciles hay una solución, siempre la hay, no podemos simplemente resignarnos y dejar que los vampiros maten a todos los que pelean contra ellos, además no conoces a Israel.

-Kelly, el es fuerte pero...

-Pero nada, no conocen de lo que Israel es capaz. Él junto con Justin, Davis, Alejandro y los demás han hecho cosas bastante grandes. El verano pasado se tuvieron que enfrentar en unas pruebas en las cuales lucharon contra gárgolas, u. Kraken, cocodrilos, lobos y demás cosas que harían que nuestra prueba de la carrera mística fuera un juego de niños y también se enfrentaron contra no solo uno, sino dos ejercitos de ángeles de la oscuridad que por lo que describieron era mucho mas grande que este de vampiros, y eso sin mencionar a un ángel caído. Pero a lo que voy es que Israel no es lo que parece, no lo conocen como creen hacerlo, pero lo que si conocen de él es que no se da por vencido y eso debería ser suficiente para confiar en él.

III: El secreto del hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora