Contado por Justin
Ahora tenía mas cosas de que preocuparme, entre ellas el vampiro que nos siguió y que mi varita sea un artefacto oscuro de dos mil años que lastima al chico que amo.
-Israel - le gritó Davina sacandome de mis pensamientos y al parecer él estaba igual que yo- Sabes que no me gusta que me ignoren.
-Si... Lo siento ¿Qué me dijiste?
-Te pregunté si no olvidaste el disfraz de Justin -negó con la cabeza.
-Me alegra. Recuerden que no hay cambios, el disfraz que se les sea asignado, deben de usarlo si o si aunque yo misma los obligue a entrar en él.
-No se porque siento que me arrepentiré de esto de algún día -dijo Leo haciendo que en el rostro de Davina se dibujara una sonrisa malvada.
-No te preocupes, no fui demasiado cruel con tu disfraz.
-Eso espero... O genial, nos acercamos al barranco -dijo Leo cerrando los ojos y abrazándose de Israel.
-Creí que ya lo habías superado -le dije.
-Claro que no, cuando salimos de la escuela recuerda que temblaba como un chihuahua y ni siquiera se asomaba por la ventana...
-Y sin mencionar que ahora es una caída libre de algunos metros mientras se transforma en el carruaje -interrumpió Leo a Davina.
-¿Como hiciste la ultima vez? -preguntó.
-El conductor me hechizo para dejarme...
Quedó inconsciente cuando Davina le hizo un hechizo.
-Por qué hiciste eso -dijo Israel.
-Ni te alteres que fue lo mejor, no quiero arriesgarme a que se nos infarte. Pero supongo que te molesta porque te tenía fuertemente abrazado -dijo eso último con la intención de molestar.
-Que graciosa -le respondió con sarcasmo.
-Leo, eres un baboso -habló Davina algunos minutos despues una vez que despertó de su hechizo.
-¿Y ahora por que me insultas? -preguntó.
-No es un insulto, es literal, observa el brazo de Israel en el cual dormiste -apesar de que me había dado cuenta no quería decirlo pero Davina era lógico que lo haría, Leo volteo a ver a su brazo- lo vez, eres un baboso.
-No quiero decir que tiene razón pero la tiene -dije por lo cual Israel me fulminó con la mirada.
-Lo lamento tanto Israel -se disculpó Leo sacando una servilleta y comenzó a limpiarlo.
-No te preocupes, no fue nada -le respondió él.
-Claro Leo, a él no le importa -comenzó a hablar Davina la cual jamás puede guardar silencio- Al fin que cuando se besan queda tu saliba en su boca.
Ok, sus bromas sobre ellos dos ya comenzaban a molestarme, no podía decir de Israel conmigo o incluso aceptaría que haga bromas de Leo conmigo, pero no. Siempre tiene que involucrarlos a ellos.
No podía decirle que dejara de hacer eso, pues le encanta fastidiar y ellos se incomodan demasiado cada que hace ese tipo de comentarios. Sin mencionar que quedaría como un celoso frente a ella, aunque si lo estoy.
-¿Qué sucede? Acaso acerté con lo que dije.
-Davina ya basta -dije irritado y por suerte atravesamos el portal para llegar al valle.
Todos dejamos de hablar hasta que aterrizamos. Deje a los demas y me fui a mi habitación pues estaba molesto.
No se si por las tonterías que decía Davina o por miedo a que esas tonterías sean ciertas, porque es verdad que ambos pasan demasiado tiempo juntos.
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III: El secreto del hechicero
DiversosDespués de lograr sobrevivir a la guerra de los ángeles, los protagonistas Justin e Israel tendrán un nuevo problema, ir a la escuela. Pero no es una escuela normal si no una escuela de hechiceros. Ahí encontraran otros problemas con los cuales lidi...