Capítulo 45: Engaño

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Contado por Israel

-Tenemos que salir de aquí -dije tomando a Rose del brazo y jalando la para sacarla de aquí.

-¿A donde van? -preguntó Leo.

-Amm, necesito ir al baño -fue lo primero que se me ocurrió.

Bajábamos rápidamente de las gradas para salir de aquí y que Rose se marchara, no tenía puesto el brazalete que inhibe mi magia por lo cual podría aparecerla en casa.

-Espera un momento -me dijo la profesora Jones justo antes de atravesar la puerta de salida- ¿Por qué tanto apuro?

-Me siento mal -contesté- me urge llegar al baño y Rose quiso acompañarme.

-No se por que, pero no te creo nada.

-Mire profesora, se que no le agrado mucho pero a menos que quiera que me haga en los pantalones debería dejarme marchar -puse mi mano sobre mi estomago fingiendo dolor.

-Está bien, largo de aquí -tomé a Rose para irnos de aquí pero la profesora nos detuvo una vez mas- Creo que olvidas algo -sacó el inhibidor de magia y me lo puso en la muñeca.

Voltee a ver a Rose con preocupación pero ella me indicó con la mirada que continuara caminando, así que lo hice.

-¿Qué haremos ahora? -le pregunté mientras nos dirigíamos hacia la salida de la escuela- No puedo hacerte aparecer en casa con esto puesto
a menos de que lo rompa.

-No lo harás, si Alek habla con alguien sobre lo que vio, lo último que necesitas es que sospechen de ti. Me las arreglaré yo misma, le pediré a papá que me envíe dinero para tomar un vuelo y salir de aquí.

-Pero pueden interceptarte antes.

-Descuida Israel -nos detuvimos- aun si lo hicieran sabes que no soy nada débil. Como ya te lo dije yo me encargaré -me abrazó- Gracias por preocuparte y lamento que no nos podremos ver en algunos meses porque no iré a verte a la escuela.

-Eso es lo de...

-Alto ahí -voltee rápidamente a ver a Alek, el cual apuntaba con su varita no muy lejos de nosotros. Me puse entre él y Rose cubriéndola- Apartarte Israel.

-¿Qué te sucede? -dije sacando mi varita por instinto pero recordé que no podía usarla- Estás actuando como un lunático.

-E-Ella -dijo con voz temblorosa- Es uno de ellos.

-No sabemos que de diablos estás hablando -mentí.

-No creas que me engañarás, se lo que vi -volteó a ver a Rose con desprecio- El sol reveló lo que realmente es, por eso nunca fue a la escuela de magia, por eso no es hechicera ¿No es así? Sabía que tenías conexión con vampiros pero esto es demasiado, poner en peligro a todos aquí.

-Tu eres el único peligro aquí, mirate, estás temblando -le dijo Rose.

-Tu cállate -lanzó un hechizo y ambos nos apartamos a tiempo pero a una velocidad normal.

Rose me quitó la varita de la mano y avanzó hacia él, este la miró confundido y ella gritó algo en latín. Del suelo salieron raíces que comenzaron a atrapar a Alek y cubrirlo hasta el cuello para dejarlo inmóvil.

-¿Pero que?¿Cómo? -balbuceaba.

-Tienes graves problemas con los vampiros, tanto que te llevó a creer que yo lo era -le dijo molesta aunque debía admitir que había sido una gran idea esto que se le ocurrió- Deberías intentar hablar con alguien sobre este odio irracional que tienes hacia los vampiros porque tarde o temprano lastimarás a alguien -me entregó mi varita, se dio media vuelta y se marchó por donde vinimos, pues ya no sería necesario que huyera.

III: El secreto del hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora