Capítulo 6

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Nos repartimos entre los tres coches que había. Yo iba con Giselle atrás, Alicia en el asiento del copiloto y John conducía. De vez en cuando veía como colocaba su mano sobre la de él, situadas ambas en el cambio de marcha. Giselle miraba el móvil y sonreía. Me pregunté si ella tenía también pareja, y si se encontraba en alguno de los otros coches. Yo, mientras tanto, trataba de mantener la vista al frente. En poco menos de media hora llegamos al centro de Valencia. Si ya de día era bonito, por la noche resultaba totalmente embriagador. Por fin aparcaron en un descampado que había frente a un local muy luminoso. Menos mal. No aguantaba más ver tanta caricia en ese coche, ni escuchar conversaciones en las que no podía formar parte porque no entendía nada. Esa noche no iba a ser para mí. Deseaba volver a casa. Pero no. No. Algo en mi interior quería que me desatara.

- Será mi noche. -susurré mirando hacía la discoteca, con intención de que nadie me escuchara. Pero no fue así.

- ¿Sí? -Álex preguntó a mi espalda. Cuando me giré tenía una extraña mueca de ¿placer?

- Hablaba conmigo misma. -me excusé sonriendo. Y roja como una niña de cinco años al mearse encima en clase.

- Claro. -rió- Venga, hagamos de ésta tu noche. -dijo aún riendo, empujándome con un brazo sobre mis hombros.

Fuimos seguidos por todos los demás hasta la inmensa cola que había para entrar. Pero no nos detuvimos ahí. Álex continuó empujándome hasta pasar de largo a toda aquella gente, y nos paramos frente a otra pequeña puerta, custodiada por un portero bastante imponente.

- ¿Qué pasa, Toni? -apartó la mano de mis hombros para estrechársela al portero.

- Teníais la vip, ¿no? -preguntó Toni, tras un extraño apretón de manos con mi acompañante de ojos azules.

Y sin ni siquiera responder, nos dejó pasar. Yo en una sala vip de la discoteca más frecuentada del centro de Valencia. Ya sería rara la frase yo en una discoteca. Bueno.

- Ten. Tienes que probar esta mezcla. Es la especial de aquí. -Giselle me sorprendió ofreciéndome un largo vaso con un líquido casi verde reluciente.

- Gracias. -dije elevando la voz. La música estaba muy alta.

De momento estábamos en la sala solo nosotros. Pero después del segundo sorbo que pegué a aquella bebida, que por cierto estaba realmente buena, bajamos al centro de la pista, donde mucha, muchísima gente se movía al compás de la música. Nada de lo que había visto hasta entonces me disgustaba.

A los veinte minutos Valeria me ofreció otra bebida, ésta en tono azulado. No sabía lo que era, puesto que hacía más de un año que no iba a ningún botellón, y nunca diferenciaba las bebidas alcohólicas por su sabor. Pero no quise preguntar y parecer inexperta. Con ellos no quería ser "Erica la deprimida". Algo nuevo en mí iba a surgir, quizá mi yo del pasado.

- Ven, no te quedes quieta como un pasmarote. -Alicia me agarró, casi arrancó, la mano y me llevó a donde estaban todos.

Empezamos a bailar. Yo no estaba segura de moverme bien, siempre fui un poco patosa para estas cosas. Pero cada vez sentía más que me dejaba llevar. Los primeros cinco minutos fueron bien. El resto ya estaban un poco borrosos. Giselle y Lara volvieron con más bebidas, y luego desaparecieron. Tampoco encontraba a ninguno de los chicos. Valeria, Alicia y yo fuimos a apoyarnos en una de las barras. De pronto, miré al frente, y allí estaban Álex y Rubén, hablando con dos morenas con cuerpo de infarto.

- ¿Quiénes son? -le grité a Alicia al oído, señalándoles. Ella simplemente se encogió de hombros.

Volteé la vista a la derecha, y vi a Lara y Hugo bailando juntos, muy cerca. Cada vez más. Hasta que sus labios se juntaron en uno.

- ¿Ellos también están juntos? -pregunté esta vez a Valeria, era su hermana, lo sabría.

- Que va. -soltó una carcajada y me sonrojé- mi hermana siempre se lía con alguno cuando salimos. De hecho ya ha pasado con todos los del grupo. Aunque con Hugo ha repetido...

Lo dijo con tal soltura que pensé que me estaba tomando el pelo. Yo, que tan solo me lié con un chico en diecisiete años, y ella que veía tan normal pasar por la boca de todos sus amigos. O mi vida estaba muy desperdiciada, o Lara la aprovechaba demasiado.

- ¡¡¡Chicaaas!!! -gritó Giselle emocionada al vernos, de la mano de un tío guapo (buenísimo)- este es Troy. Era así, ¿no? -miró al rubio altísimo y sonriente que nos estaba cortando la respiración a las tres, o al menos a mí- Bueno, luego os veo. -se río pícaramente, y fijó la mirada en mí- Y por favor, pinta y tráeme algo pronto. Eres realmente especial. -me acarició la mejilla con la mano que tenía libre, y giró bruscamente hacia su acompañante.

- Veremos cuánto tarda en aparecer esta vez -comentó Valeria, mirando a Giselle bailar con aquel top model.

- Menos que la otra vez, ¿quizá? -Alicia pegó un trago a su bebida.

- ¿A qué os referís? -esta vez sí iba a integrarme en la conversación.

- Oh, Gis hace mucho esto. Busca al tío más cañón de la fiesta, se va con él a su piso, apartamento, o si no tiene, su mismo coche, se lo lía, llegan al fondo del asunto, y no aparece hasta el día siguiente. -explicó Valeria con indiferencia.

- O hasta el siguiente del siguiente. -apuntó Alicia.

- Pero, ¿eso no es...?

- Un poco de puta. -dijeron ambas mirándome.

- Iba a decir peligroso. -las dos rieron.

- Estamos acostumbradas. Pero la queremos igual. -aseguraron, riendo de nuevo. La acababan de llamar puta, pero estaban convencidas de que la quería. Mi cabeza empezaba a dar vueltas.

En cierto modo, me preguntaba cómo se podía vivir tan despreocupada. ¿Hasta qué nivel llegaba el aprovechar la vida, el momento? ¿Era eso disfrutar de verdad? Sin atarte a nadie, sin preocupaciones. No sabía si era envidia o remordimiento saber que yo nunca llegaría a ser así.

Minutos después vi a Héctor por primera vez desde que entramos. Se paró junto a Giselle, y la agarró del brazo, podría decirse que incluso bruscamente, hasta separarlo de Mister Musculitos. Hablaron agitadamente un rato, seguramente estarían discutiendo. Finalmente Héctor fue hacia la salida, y Giselle desapareció en el fondo de la pista junto a su galán. Me pregunté qué sería lo que les pasaba.

- Bueno bueno, ¿la nueva no va a ofrecerme ningún baile en su primera noche? -dijo Álex al acercarse a nosotras, ofreciéndome una nueva bebida.

- Creí que ya estabas acompañado. -cogí el vaso y pegué un largo trago. En dos sorbos la terminé. Quizá era el calor lo que me daba tanta sed. No recordaba la última vez que bebí tanto, pero tampoco me importaba. Quería integrarme bien esa noche.

- Te esperaba a ti. -guiñó uno de sus impactantes ojos azules, mostrando su perfecta sonrisa, y tendiéndome una mano. Su pelo castaño seguía repeinado en forma de tupe, y se había desabrochado varios botones de su camisa blanca. Irresistible. Me estaba mareando.

Lo que pretendía decir era:

- No te hago esperar más, entonces. -sonreí.

Lo que dije fue más como:

- N... noo thago eperar massssento ces -risa floja.

De pronto me vi en medio de la discoteca, agarrada al cuello de Álex. Nos movíamos bailando pegados. Muy pegados. A veces incluso mi vestido se levantaba al ser tan ajustado. Pero me sentía bien. Iba a ser mi noche, de todos modos.

Confío en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora