CAPITULO X

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Luego de que su lengua le traicionara una vez más, y se le ocurriera decir en voz alta que la pantera era quien representaba a Maiya, Alejandro pasó los siguientes noventa minutos de su vida tratando de sobrevivir el ataque sin tregua por parte de todos dentro de la habitación.

No solo se trataba de la falsa amabilidad por parte de Keyla, quien cada vez que lo miraba parecía estar diciéndole que era un error de la naturaleza; también estaban las burlas de Evan; y la manera en que su padre le hablaba, que no terminaba de inclinarse hacia un lado entre la condescendencia y el enojo.

Esto era difícil de sobrellevar, especialmente porque Alejandro no entendía que pecado había cometido para ganarse tales actitudes. Se daba una idea, pero era ilógico que Key estuviera así porque hubiese mencionado a Maiya; o al menos era ilógico para él.

Además, para rematar la incómoda reunión, Eva se había sumado en el cuadro; y aunque era la única que aparentemente no lo odiaba, solo logro algo que parecía imposible en ese momento... que la situación se volviera más tensa.

Sin embargo, pese al campo minado sobre el que caminaba, y el poco o casi inexistente conocimiento respecto a que origino todo, le resultaba imposible alejarse. Si bien de entre aquel caos, lo que más le dolía y molestaba era la actitud por parte de Keyla; tampoco podía negar que incluso sus miradas de total desprecio, le calentaban la sangre y enviaban temblores a lugares específicos de su cuerpo. En cierta forma, eso era divertido.

Podía ser que simplemente se estuviera volviendo loco, y que ahora sus gustos se fueran a inclinar hacia el masoquismo, pero ver la forma en que la joven tensaba la mandíbula antes de sonreírle falsamente; como sus ojos intentaban atravesarlo cual rayos láser, y la estática que desprendía su piel con los simples roces que él lograba conseguir de tanto y tanto... era igual que jugar al gato y al ratón, aunque aún no terminaba de definir su posición.

Pero lo que realmente lo tenía hipnotizado, y listo para enfrentarse a todo un ejército con tal de seguir contemplando tal belleza, eran esos labios color vino. Igual de antojables que la bebida, y de los cuales salían palabras en notas que divagaban entre el gruñido y una delicada caricia... parecía que ya estaba embriagado, y ni siquiera los había probado... todavía...

De vez en cuando sus propios pensamientos lo horrorizaban, y tenía que hacer un esfuerzo sobre humano para conseguir concentrarse incluso en respirar; otras veces no le importaba tanto, y dejo que su imaginación (esa que hacía tiempo no se dignaba a aparecer) explorara terrenos con peligrosos volcanes a punto de hacer erupción.

De esta forma, los minutos se convirtieron ante los ojos del español en un simple parpadeo, y cuando Gabriela, la asistente personal de su padre interrumpió la extraña reunión, para avisarle a Antonio que tenían que marcharse a su próxima cita; Alejandro quiso detener el tiempo.

-Ni siquiera me había dado cuenta...-. Comentó el hombre con real sorpresa en su mirada, observando el reloj en su mano.

-Lo imagine...-. Gabriela se acercó a su jefe con una sonrisa, y extendió un sobre tamaño mediano hacia él. -Estos son los documentos que pediste.

Durante un segundo, Antonio puso a sus neuronas a trabajar para atinar a qué se refería su asistente; cuando su cerebro dio con la respuesta, de forma inconsciente se giró sobre sus hombro para enfocar la vista en Key, y un brillo travieso le iluminó la mirada, mientras que un esfuerzo monumental se llevaba a cabo en sus labios para evitar reír. Esa tarde el destino definitivamente conspiraba contra su hijo; ahora solo tenía que rezar por que se diera cuenta de lo que tenía en frente, y se olvidara de una vez por todas de aquello que nunca regresaría a él.

-Bueno, es una pena pero tengo que irme. Ha sido un verdadero placer encontrarte de nuevo Keyla, y me alegra mucho más saber que no será la última vez que nos veamos...Espero...-. Comentó tomándola de la mano, para besarle cual caballero medieval. -Evan, estoy ansioso por cerrar el contrato con Cat People, y te puedo asegurar que llegaremos a un muy buen acuerdo...

Cazando el DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora