El centro de atención había cambiado por completo; aunque no era ninguna novedad que Evan hiciera algo como eso... se le daba natural.
Sin embargo en este caso, el aludido no estaba específicamente feliz con el resultado; y es que si las miradas mataran, él habría estado muerto minutos atrás. Contrario a Robert y Alejandro, quienes lucían mucho más relajados ahora que Maiya y Key, concentraban toda su ira en el recién llegado.
Pero claro, para la sangre de Evan, ni de broma planeaba dejarles saber lo incómodo que se sentía; sobre todo porque ya conocía lo que su diminuta hermanita era capaz de hacer, y las habilidades de su prima política, que no eran para subestimarse.
No estaba equivocado.
Ambas tenían serias intenciones de deshacerse de él. En primer lugar, porque ni siquiera se suponía que debía estar allí; y en segundo, porque estuvieron a punto de lograr hacer confesar a sus hombres, cuando él llegó para sabotear su gran esfuerzo.
Pero francamente, el problema era su mera presencia. Se suponía que la tigresa había ido para relajarse y ver qué hacer con su relación; pero ahora ya no solo tenía que lidiar con el bruto de Alejandro, sino que encima necesitaba ver cómo manejar la información que conocía su hermano.
Si se enteraba de la amenaza para el compromiso, estaban muertos...literalmente...
Mark había logrado disminuir un poco la tensión, pues apenas se dio cuenta que él llegó, bajo corriendo de su habitación para saludarlo. Igual que a su tía, lo adoraba, pero el encuentro tendría que esperar por más conversación hasta el día siguiente, pues su castigo todavía no estaba decidido y Maiya no pensaba prudente tener allí a su hijo para la discusión que se avecinaba, incluso cuando pretendía hacerlo todo en modo súper amable.
-Pediré que te preparen uno de los búngalos para que puedas descansar...-. Soltó con una sonrisa tierna, mientras se ponía de pie. Aunque fueran un par de metros, con sacarlo de la casa ya tendría una ventaja.
Evan levantó la vista hacia la castaña, y con la misma mueca, meneo la cabeza como negación. Solo que él no contaba con que su parecido con su primo, fuese la causa de su derrota ante ella; sus rasgos eran tan similares, que para Maiya no fue difícil percatarse de la falsedad que lo embargaba.
Era listo, pero ella no se quedaba atrás.
-Si no te importa, preferiría quedarme aquí como he hecho antes...-.Era cierto, siempre había preferido quedarse en la casa, para estar más cerca de ellos
-Me da algo de pena, pero ya no quedan habitaciones disponibles...-. Puso su mejor esfuerzo para verse afligida; contrario a Key, que prácticamente suspiro de alivio. No obstante, cuando un brillo divertido destelló en los ojos de su oponente, comprendió su error...
-Prima ¿Me estás diciendo que prefieren a Alejandro que a mí?-. Soltó sin cortarse ante las miradas que pusieron todos. -Porque digo, a quién más podrías estarle cediendo los cuartos de invitados; y no te lo tomes personal "cuñado"-. Enmarcó con comillas. -...pero su compromiso es simplemente por dinero, así que parte de la familia, lo que se dices parte... pues no eres...-. Casual, normal, como si nada... de verdad hubiera querido no hacerlas enojar más, pero no pudo resistirse...
Su forma de ser ya era bien conocida; pero siempre resultaba entretenido verlo actuar con esa clásica soberbia inocente, que afianzaba su lugar sin hacerlo quedar como un tirano ególatra. Quizás era su lugar como guardián de la familia, su ADN de felino, o simplemente su marca de nacimiento, pero le gustaba que las personas supieran en que terreno se estaban moviendo cuando él estaba presente.