1...Esclavo

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- ¿Qué hay allí?

- Arendelle. Es ahora gobernado por la Reina Elsa, tras la muerte de sus padres y a opinión de todos, es la mayor y tenebrosa hechicera que ha existido. - Pronunció con precaución.

En la coronación reveló su secreto y después del atentado a su propia hermana le han apodado La Reina de las Nieves . Con su temible magia se ha apoderado de más de la mitad de los reinos convirtiéndolos en el más grande, el más poderoso y que controla, claro, con el miedo hacia ella. Se ha encargado de gobernarlo tras la amenaza de congelarle el corazón a quien se interponga en su camino y no solo eso. Varios de sus habitantes, personas inocentes, han sufrido por su culpa.

- Dicen que tiene el corazón congelado y quiere que todos lo tengamos así. - Concluyó con mirada sombría.

- ¿Y dónde vive ahora?

- En su palacio, el más grande de todos. Tiene a miles de esclavos y guardias rodeándolo solo para demostrar su grandeza. Ella sola es más fuerte que 1000 hombres a la vez.

- Eso es... no tengo palabras.

- Sí, es sorprendente pero ahora hay que seguir organizando el baile hijo. - Tomó su hombro con una sonrisa. - No te comprometes todos los días.




- ¡Buenos días! -exclamó sonriente una pelinaranja acercándose al comedor. - Elsa... - suspiró. - Sé que es tu deber, pero el desayuno es el único momento en que te veo y no quiero que lo uses con esos pergaminos.

- Como desees Anna. -Sonrió bajando el pergamino, dejó ver su pálido y hermoso rostro. La rubia platinada, sentada a su lado, en la cabecera del comedor retiró sus papeles. - ¿Deseas algo especial esta mañana para merendar?

- Pues... ¿Se podría pastelillos de chocolate con pan relleno y un cascada de chocolate también? - Los ojos le brillaron, llenos de ilusión.

- Tráiganlo. -le ordenó la Reina a una de las sirvientas. La joven se retiró enseguida para después llegar con los mozos y todo un banquete. Anna comenzó a devorar sin más.

- Es...delicioso. -le dijo comiendo vorazmente.

- Anna; recuerda tus modales. La comida a ti, no tú a la comida. -explicó con desdén, su hermana bajo su ritmo.

- Sí lo sé. -se disculpó.- Pero me temo que no me han enseñado todos los modales. - Murmuró observando su comida.

- ¿Otra vez con la misma charla? - Elsa suspiró. - Anna, sabes que puedes salir. El jardín es muy hermoso y también puedes ir a cabalgar con Olaf en los prados, aquí hay mucho espacio y todo es solo para ti.

- Sí, pero yo quiero salir al mundo, conocer, explorar...

- Sabes las razones, Anna, eres una princesa y por lo tanto hay muchas personas malas que te quieren hacer daño. Ya sabes lo que pasó con Hans.

- Pero... ¿Y si fuera solo un momento? - Le miró directamente a los ojos, afligida. - Además, no pasará de nuevo lo que Hans, quiero conocer a un chico de verdad.

- Ya conoces a chicos de verdad. - Reviró los ojos. - Hay miles de sirvientes a nuestros pies y están todos esos nobles de Arendelle, con un extranjero sucederá lo mismo de nuevo, no quiero arriesgarte, te quiero demasiado y no voy a perderte por eso. El mundo es muy cruel, hermana. -La pelinaranja bajó la cabeza afligida, Elsa la tomó de la mano haciendo que mirara sus hermosos ojos. Aquellos que para muchos han sido su perdición. - Solo quiero protegerte...

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora