Estaba dando vueltas en la habitación como una fiera enjaulada. Con la mandíbula apretada, una mano sobre su boca y la otra sobre su cadera Elsa recorrió una y otra vez el pasillo, segura de que de un momento a otro probablemente aparecería una zanja.
— ¿Ves ese tic nervioso en su mano? — Preguntó Gastón divertido. — Es porque está sedienta de sangre, quiere desquitarse hasta matar a alguien pero ustedes se lo prohíben. He ahí su mal humor, así es como solía calmarlo.
La incómoda tensión en el salón crecía con cada segundo que pasaba. Los villanos estaban en un rincón, sentados sobre los sillones que les brindaron, uno al lado del otro en silencio, aun asimilando y recuperándose de lo ocurrido.
Aun conscientes del terrible humor de Elsa por su culpa.
— ¿Simplemente mata a alguien cuando se enoja? — Murmuró incrédula Anna.
Estaba del otro lado del salón, parada junto con los miembros de la Alianza y demás realeza. Sus tíos, así como otros reyes más viejos, estaban cerca de la mesa del banquete para mitigar la espera.
— Debiste de haberla visto cuando se enojó con Jack por abandonarla y engañarla. — Respondió con una sonrisa burlona en los labios, bastante seguro de que ella lo había escuchado.
— No te he autorizado a hablar. — Siseó, fulminándolos profundamente con verdadera furia.
Más de uno perdió el aliento, a más de uno le causó un profundo miedo su enojo y no era para menos.
Desde que Rapunzel los había curado, desde que ellos los habían trasladado hasta el salón para vigilarlos mientras esperaban al resto de miembros, desde que se habían acomodado para lanzarles miradas de odio y rencor y Elsa se había rehusado a cualquier tipo de magia curativa
Caminaba cabreada esperando mitigar aunque fuera un poco su creciente sed de sangre.
— Estoy seguro de que podemos ayudar a mejorar tu humor, querida. — El capitán sonrió forzadamente cuando se levantó, atreviéndose a caminar hacia ella.
Barba negra se paró al mismo tiempo y al ver que ella simplemente los ignoraba perdida en sus pensamientos sin precisamente buscar atacarlos de nuevo el hombre enganchó su garfio en su cintura dándole vuelta hacia él.
— Siempre ponemos sacar esta... tensión... — El pelinegro de barba rizada se colocó tras ella, aferrándose obscenamente a sus caderas presionándolas contra sí.
— Complacerla... su majestad — Murmuró el capitán aprisionándola lo suficiente para tener sus senos fuertemente apretados contra su pecho.
— Un poco de verdadera... diversión... — Susurró el otro besando su hombro desnudo.
Pero el rostro de Elsa no cambió y ella los empujó entonces gruñendo.
— Oh, ¿Ahora caemos tan bajo como para enrollarte con piratas apestosos a pescado? — Jaffar arqueó una ceja. — Aunque ya nada me sorprende de ti... imaginarte retozando con... vagabundos... es de lo más bajo hasta para ti, querida.
— Follamos como animales cubiertos de la sangre de mis víctimas, nos embriagamos y drogamos llegando tan arriba tantas veces hasta que quedaron secos. ¿Te gustaría una lista con los detalles o prefieres una demostración para llenar tus perversiones personales? ¿Cómo exactamente me quieres imaginar, querido? — Le sonrió forzadamente mientras encajaba sus uñas en la palma de sus manos. Como si no quisiera arrancarle la cabeza ya.
No se inmutó por los virginales oídos de los presentes que parecían escandalizados, ni siquiera los volteó a ver, solo consciente de que la habían escuchado por la presión en su pecho causada por su hermana.
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"La Tirana de Hielo" (Jelsa)
RomanceLa reina Elsa de Arendelle, hermosa como ella sola y malvada como nadie con el corazón hecho hielo. Desde el día de su coronación se ha encargado de propiciar miedo y pánico conquistando reinos y asesinando o esclavizando a cualquiera que se atrevie...