19... Cambio

1.5K 130 33
                                    

El pasillo era más largo que de costumbre. Estaba agotada, mi cuerpo me resultaba una interminable carga pesada que apenas y mis piernas lograron mover. Cuando entré a mi habitación, Jack estaba sentado en la cama leyendo un grueso libro sosteniendo una pluma entre sus labios.

Me va a costar acostumbrarme a ser tan... común.

Me senté a su lado y me rodeó con sus brazos. Reconocí el libro, era el registro de Arendelle cuando mis padres eran los reyes.

- Arendelle ha crecido bastante. -recargué mi cabeza en su hombro y tomé mano.- Lo has hecho muy bien... -me dio un tierno beso en la frente.

- Lo he hecho fatal... y he conseguido bastantes plebeyos para comprobarlo.

- No me interesa lo que piensen los demás, solo me importa lo que pase entre nosotros.

Sus labios se posaron en lo míos de manera lenta y delicada, bailando sin control y de manera dulce. Dejó el libro a un lado y se colocó sobre mí, aferrándose como si quisiera marcharme, nunca podría irme de su lado y nunca lo dejaría irse del mío.

Enredé mi pierna en su cintura y él la acarició lentamente, creando corrientes eléctricas que me recorrían entera. Mis manos se abrieron paso en su cuerpo, acariciando cada parte que me fuera permitida y él, a su vez, me hacía vibrar entre sus brazos, con sus besos y tacto. Bajó a mi cuello, dejando escapar un gemido en ese punto sensible.

Todo se sentía tan nuevo y magnífico.

- Te amo... - susurró entre besos y me tensé de momento. Lo notó, me soltó y miró atentamente, como si hubiera hecho algo mal y quisiera repararlo. Sonreí de lado y lo atraje del cuello de la camisa para besarlo.

- ¿Aunque no sea buena para ti? - pronuncié en jadeo, acariciando su cabello y mirándolo fijamente a los ojos.

- Nunca dejaré de quererte... es una de las ventajas del amor verdadero, es para siempre.-entrelazó nuestros dedos y lo abracé con fuerza, sorprendiéndolo.

- Eres lo mejor que me pudo haber pasado. -confesé escondiéndome en su cuello. Me estrechó con fuerza y acarició mi cabello. Hubiera querido, quedarme así toda la noche, quedarme a su lado sin interrupciones pero cuando el guardia llamó a mi alcoba, no me quedó opción. Tenía que comenzar a deshacerme de mi pasado, aunque solo podría comenzar a erradicarlo con la llegada de ese baile.



No dudó en irse, se veía apurada y lo comprendía perfecto, me quedaría a esperarla el tiempo que fuera necesario, siempre sería así. Su ausencia me dejaba por completo solo en esas cuatro paredes y sentía el peso asfixiarme, ese era mi gran temor, quedarme completamente solo algún día. Las personas ermitañas no iban conmigo, y aun así, me había enamorado de una mujer que tenía la soledad presente como el aire que llena nuestros pulmones. Que toda su vida había estado así y que ahora, yo me encargaría y lucharía con todas mis fuerzas para cambiar eso.

Miré con atención mí alrededor intentando distraerme un poco. La habitación era negra pero había marcas de que no siempre fue así, una enorme inquietud me entró de pronto ¿Qué la habrá orillado a matar a sus propios padres? Sacudí la cabeza intentando desviar eso de mis pensamientos.

Tendría que ingeniármelas de manera perfecta, mi madre vendría al baile como la Reina de Overland y Emma la acompañaría, podría verlas por fin, pero ¿Qué pasará cuando ellas me vean en el baile? Elsa no debe saber que soy el príncipe aún. ¿Y los demás? ¿Qué sucederá cuando se enteren de que rompí el hechizo, que el príncipe comprometido descongeló el corazón de la Reina de las Nieves?

"La Tirana de Hielo" (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora