La reina Elsa de Arendelle, hermosa como ella sola y malvada como nadie con el corazón hecho hielo. Desde el día de su coronación se ha encargado de propiciar miedo y pánico conquistando reinos y asesinando o esclavizando a cualquiera que se atrevie...
Todo estaba preparado; los soldados se equiparon con sus mejores armas, los guardianes esperaban preparados en su trineo, los dragones estaban listos y sus jinetes en sus respectivas sillas.
— Regresa pronto a casa. — Susurró Rapunzel junto con las otras mujeres y esposas. Aunque si, su restaurado poder le permitía curar en el campo de batalla no se convertía más que en una carga y distracción para todos a la hora del combate.
— Regresen victoriosos. — Susurró Elinor a su yerno con un gesto maternal. — Que estoy segura cuando regreses tendrás otro motivos de festejo en casa.
Señaló con un ademán el palacio, solo eran cuestión de horas para que Mérida diera a luz. A Hiccup jamás le costó tanto separarse de ella como al momento de besarla en su cama por última vez hace apenas momentos.
— No se preocupen, estamos seguros de la victoria.
No podía negar que como en toda batalla habría pérdidas, ni que su rival le atemorizaba o que desconfiaba de la facilidad en que se le estaban arreglando las cosas después de tantos años de lucha, sin embargo se contuvo. Motivando a todos sus guerreros y soldados, tranquilizando al resto.
— ¡Vuelvan con bien! — Pronunciaron por última vez desde el balcón.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Estamos listos para las visitas?
La sonrisa maliciosa se plasmó en el rostro de Elsa mientras sorbía con lentitud de su copa en el patio. Los nobles ya sabían del plan, también sus guardias y soldados. Estaban todos reunidos fuera mientras comenzaba la música en el gran palacio. Dejó su copa de lado, acabándosela. Materializó un potente rayo entre sus manos.
Y elevó sus brazos, desencadenándolo con fiereza, desprendiendo magia pura.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La barrera de Arendelle se crispó y rasgó, rompiéndose.
— ¡Que comience la celebración!
Todos respondieron riendo, bailando. Ingrid se acercó y le plantó un largo beso en la frente.
