10 de octubre de 2015.

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Robert West estaba parado en el living con las manos en sus bolsillos. Lucía un poco ansioso y había llegado 5 minutos antes.

Llevaba puestos unos jeans negros, una camisa de cuadros grises y negros y unas botas marrones.

Yo, por mi parte, lucía unos leggins color negro, una camiseta blanca cubierta por una camisa de cuadros rojos y blancos que me llegaba a los muslos -sí, se la robé a Lucas-, y mis converse blancos.

Juliet me había ayudado a arreglarme y se lo agradecí inmensamente.

Robert me miró de pies a cabeza en cuanto aparecí en su campo de visión.

-Oh, te combinaste conmigo -dijo burlón.

-No, tú te combinaste conmigo -dije riendo.

-Igual estás hermosa, no importa como estés vestida.

Sonreí ante su cumplido y caminamos hacia la puerta para irnos.

Una camioneta marca Jeep estaba estacionada frente a la casa y en lo único que pude pensar fue "Patch, ¿eres tú?".

Me reí bajito y Robert me miró con el ceño fruncido.

-Tranquilo, no estoy drogada.

-Eso dicen todos -sonrió.

Su sonrisa era absolutamente blanca y los dientes estaban todos en su lugar.

¿Alguien me puede explicar que tengo yo con las sonrisas?

Me abrió la puerta para que subiera al copiloto y le agradecí con una mirada. Robert rodeó la camioneta y se sentó en el piloto.

-¿Eres de las que le gusta que el chico tenga un plan o de las que decide junto a él?

-Que el chico tenga un plan.

-Bien -sonrió y encendió la camioneta.

Condujo a las afueras de la ciudad y luego cruzó hacia una urbanización llamada El lago, fruncí el ceño y lo miré.

-Tranquila, no te violaré, ni te ahogaré en el lago.

-No es eso, solo quiero saber por qué me trajiste aquí.

-Digamos que soy un chico que le gusta hablar con tranquilidad y le gusta mucho la naturaleza, así que preferí traerte aquí antes de un restaurante -sonrió.

Lo miré sin hacer ninguna expresión.

-¿Estás de acuerdo con esto? Nos podemos devolver, no quiero que te sientas incómoda -hablaba rápidamente con un tono de nerviosismo-. Es lo menos que quiero, yo de verdad...

-Eh -susurré y coloqué mi mano en su nuca para tranquilizarlo-, tranquilo. Estoy bien con esto, es perfecto, ¿sí? Tranquilo.

Robert respiró pesadamente y cerró sus ojos asintiendo. Siguió conduciendo y no aparté mi mano de su nuca.

Estacionó la camioneta y tomó las cosas para bajar. Me bajé sin esperar que él me abriera la puerta.

-Hey, no debes hacer eso, déjame ser caballeroso -dijo burlón.

Reí y negué con la cabeza.

-Tengo manos, no me cuesta nada.

-April -suspiró con una sonrisa tierna.

-¿Qué?

-Nada -sonrió negando con la cabeza.

Lo miré con el ceño fruncido y suspiré ante de sentarme alrededor del lago.

Primavera «Shawn Mendes»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora