Chilean Insular Trio

¿Y qué comeremos hoy?: ¡PEROL DE LANGOSTA!

El bote en el que se encontraban se tambaleaba al ritmo de las olas del mar. El cielo despejado de nubes otorgaba una vista magnífica del azul de ese día, siendo pintado brevemente por las aves endémicas que volaban sobre sus cabezas.

La madera crujiendo bajo sus pies, el agua chocando en el casco de la pequeña embarcación y el tenue olor a sal, relajaba a las dos islas de Chiloé y Rapa Nui, quienes descansaban bajo la luz del sol, aprovechando sus tranquilas vacaciones.

―Weón, o sea, gracias por ayudar. De saber que estarían tan emocionados por ayudarme a subir esta wea, los dejaba en el muelle. ―se quejó Robin mientras subía con esfuerzo la trampa de langostas al bote.

A principios de esa semana, cuando descansaba en su dulce hogar de los deberes administrativos de la comuna, recibió el llamado de Tiare diciéndole que se dirigiese al muelle. El castaño, dudoso, le preguntó el porqué, mas solo escuchó a la isleña gritarle un par de improperios y que fuese allí ese mismo instante.

―Saben, me pudieron haber avisado antes que se venían a mi casa... ―siguió hablando con los dientes apretados. Sentía la caja pesada, de seguro estaba llena de langostas.

― ¿Y arruinar la sorpresa? ¡Jamás! Somos tus hermanos, Robin. No está mal que vengamos a verte de vez en cuando. ―habló Tiare mientras se aplicaba el protector solar.

―El Manu también es mi hermano, y avisa cuando viene a hacerme una visita.

―Ya deja de quejarte y sigue subiendo esa trampa. Ya tenemos que actualizar nuestra página web.

―Por lo menos ayúdame po'.

Chiloé suspiró y se levantó para ayudar al menor. No quería hacer mucho esfuerzo ese día, pero si no lo hacía, las dos islas de ojos azules terminarían en una pelea, y uno de los dos arrojado al mar.

Subieron con éxito la trampa que en su interior traía muchas langostas vivas. Robinson Crusoe sonrió ante ellas y sacó su medidor. Poco a poco extraía las langostas y les tomaba la medida de su tamaño. A las más pequeñas las regresaba al mar, y las grandes se quedaban en el bote.

Al terminar, dio aviso a Rapa, quien guardó sus lentes de sol y sacó una cámara de video. Se la entregó a Alonso y comenzaron a grabar.

― ¡Muy buenas, queridísimos ciudadanos! Soy Robin Von Rodt y les doy la bienvenida a un nuevo capítulo de "¿Y qué comeremos hoy?".

―Sigo insistiendo en que deberíamos de cambiar ese nombre... ―masculló Chiloé, solo para recibir un golpe en su cabeza por parte de la pascuense.

―Como verán, nos encontramos en un bote en alta mar ya que cocinaremos una de las comidas más famosas de mi casa: perol de langosta.

>>Lo primero que tienen que hacer es conseguirse un ejemplar de Langosta de Juan Fernández, como este bebé, ―dijo mostrando al crustáceo tomándolo por las antenas, ―y destrozarlo para dejarlo en partes, y también para sacarle esta sustancia café de su interior, la cual se llama coral.

>>Luego, en una olla con agua, agregan papas lavadas, trozos de cebolla y zanahoria. También le agregan caldo Maggie y sal. Yo no lo hago ya que el agua que ocupo es agua de mar. ―dijo poniendo los ingredientes en la olla, para luego dejarla en el fuego que se preparó en el bote.

―Cuando hierva el agua, agregan la langosta y el coral, si lo desean. Se deja hervir hasta que la carne de la langosta esté cocida.

Al terminar de decir eso, Alonso pausó la grabación y se sentó al lado del isleño, cerca del fuego. Rapa Nui hizo lo mismo, pero sentándose al frente de los muchachos y se abrigó un poco. El viento comenzaba a tornarse helado y las nubes se adueñaron del cielo.

―Robin, tu casa es bipolar... ―sentenció.

―No me digas~, y yo que creí que era típico de la estación.

―No hace falta tu sarcasmo, gracias.

―Ya, ya, basta. Cuando el perol se cocine, regresaremos al poblado. No quiero oírlos pelear. ―bufó molesto el chilote, frotándose el rostro con las manos.

Los tres adolescentes se quedaron en silencio por unos minutos, hasta que el menor habló, diciendo que la comida estaba lista. Alonso volvió a sacar la cámara para continuar grabando.

―Y ahora que está listo, sirva en un cuenco de greda, ¡y a disfrutar de su marino almuerzo!

Comieron sin prisa, degustando las artes culinarias del pequeño castaño, y saboreando como pocas veces lo hacían, esa exquisita langosta.

Al terminar decidieron volver al pueblo. Robin se acercó al motor para ponerlo en marcha, pero no contaba con que el cordón se cortara.

―Uh huh...

― ¿Qué pasó, Robin?

―Nos quedamos en pana, weón...

Y así fue como finalmente, nuestros protagonistas regresaron remando hacia el poblado, llegando a las doce de la noche y con los brazos y dedos entumecidos.

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Trampa de langosta: Esta caja, construida con madera, es utilizada por los pescadores artesanales de Robinson Crusoe para la recolección de langosta.

Medida de langosta: estos crustáceos están protegidos por la ley al ser animales endémicos de la isla. Si se quiere atrapar, se utiliza la trampa y una medida especial para su consumo, el cual viene siendo de 11,5 centímetros de caparazón.

Perol de langosta: El perol viene siendo como la cazuela, sopa con un trozo de carne y verduras, normalmente papas, cebollas, zanahorias y choclo (maíz, mazorca). El perol se originó cuando los pescadores se quedaban durante varios días en alta mar pescando y no tenían qué comer. Normalmente se cocina sobre el bote.

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¡Y he vuelto! ¡Y con mis islitas preferidas!

Quiero disculparme por no haber actualizado. Pero como dicen, más vale tarde que nunca.

Escribí este cap porque me siento algo nostálgica por mi islita querida, la extraño mucho y quiero volver a ella... además de que tengo hambre y hace más de un año que no como langosta ;-:

Y sí, los isleños de Juan Fernández comemos mucha langosta cuando se puede, una tía me dijo que éramos millonarios al hacerlo, lol.

En fin, no quiero seguir molestándolos y espero que les haya gustado. Lo escribí a la rápida ya que ando con trabajos de la U y aún me falta por escribir dos noticias ―llora―.

¡Saludos! :'D