Al día siguiente después de clases Jake la llevó al mismo restaurante de la primera vez que estuvieron a solas. Vestía una camisa de manga al codo negra y unos simples jeans, se veía muy guapo.
-Te ves tan adorable, no puedo creer que todavía estas conmigo .- dijo Jake cuando la vio con un vestido suelto rojo y un suéter blanco de punto. No hacia tanto frío ese día, así que sus piernas no sufrían
-Nunca creí que alguien como tu estaría en mi vida.
-Lo sé ¡Demonios, si lo se! Como es posible que una linda, hermosa chica este con este loco que tiene que cantar y cantar para muchas personas...
-¡Cállate!-rió Sarah.
-Te amo pequeña niña del violín.- acarició su rostro.
-Yo...- dijo pensativa.-Te quiero.
La miró con los ojos entrecerrados.
-Te quiero, te quiero, te quiero.... ¡Pues yo te amo!-tomó su pequeño rostro y la besó. Rieron con las bocas juntas, abrazos y felices. Sarah estaba agradecida de darle esa segunda oportunidad.
•••
Había pasado dos increíbles semanas con Jake. La había llevado al parque, a comer helado, iba a su habitación de hotel para juguetearse casi llegando a algo mas. Era feliz y Jake por todas las sonrisas que daba también. Había vuelto a tocar el violín, horas y horas estaba en el ático. Su novio "estrella" sabia del lugar he intentaba convencerla de dejarlo entrar pero uno de los padres de ella siempre estaba en casa, así que su encuentro de reunión era el hotel y a veces el la recogía en su escuela, vestido con una chamarra negra todo misterioso "incógnito" decía, provocaba murmullos en los demás pero nada grave.
Marcello y Katerina no se habían aparecido en todos esos días por el fallecimiento de una abuela y unos problemas familiares fuertes, según dijo Katerina. Sarah había visto algunos días muy nervioso a Jake, el mirando a todos lados e intentado esquivar las preguntas de ella con distracciones. Se empezaba a preocupar.
Era sábado en la mañana, Sarah miraba por la ventana las hojas de otoño caer. Estaba tan tranquila pero en ese momento escuchó el sonido de un mensaje. Dos mensajes.
Buscó su celular, al abrirlo sintió como si su corazón saliera de su pecho, no podía respirar.
No, es imposible. No, no, no, no, NO.
Sarah intentaba respirar profundamente, intentando calmarse, pero solo no podía.
Veía las imágenes una tras una, todas de ella y Jake besándose, abrazados, riendo y todo. Eran como 6 pero para ella eran miles. Recibió el mensaje de un desconocido, alguien sabia que eso la dañaría.
Eso era malo muy malo. Sus padres se enterarían de alguna forma en la que todo el mundo también, esa idea provocaba mucha ansiedad en la pequeña Sarah.
Llamó a Jake varias veces pero mandaba línea ocupada.
Tomó sus cosas y corrió directo al hotel donde se hospedaba. Cuando iba cruzar la calle no se fijó en un auto que venia hacia ella pero afortunadamente este se detuvo. Un horrible susto.
Cálmate Sarah, no exageres tanto, te mataras tu sola.
En vez de correr empezó a caminar con paso rápido. Tardo 10 minutos en llegar al lugar. Ignoro las cortesías del apuesto chico del elevador. Cuando llegó a la habitación toco muchas veces.
Nada, nada y nada.
Vio a una mucama pasar he intento tranquilizarse.
-Disculpe, señora, señora.- dijo varias veces hasta que ella volteo. Era un viejita de esas tiernas que solo las quieres abrazar. Pero Sarah se quitó esa idea.
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La violinista silenciosa
Storie d'amorePara Sarah Schumacher , el violín es uno de los instrumentos mas hermosos del mundo. Cuando toma el violín y el arco, se transporta a la mas bella melodía. Ella es una chica solitaria y reservada, solo toca para si misma, aunque la única persona que...