Jannet Robinson

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Sarah caminaba sola en las calles con los audífonos puestos. En una semana seria Navidad (trataría de entrar en el recital de la ciudad que dirigirá el Sr. Molouzki ) y en dos días seria el cumpleaños de Jake. Desde que se fue no había recibido nada de el, ningún mensaje o llamada. Era como si todo se hubiera olvidado.

Estaba tan distraída que no se percató de la chica rubia que pasaba a su lado.

-¡Lo siento!-decía Sarah ayudándola a levantar una caja llena de cosas.- creo que mis padres tienen razón al no caminar en las calles con los audífonos puestos.

-Descuida.- la chica rubia tomó todo y se enderezó.- yo también no me fije es que estoy metida en mis pensamientos. Sabes también mis padres me dicen eso, por eso siempre guardo todo en mi bolsa ya que una vez casi me atropella un auto... Pero no es importe, si sigo hablando no pararé.

Sarah sonrió.

-Tranquila últimamente estoy así. Se llama ansiedad.

-¡Exacto! Eres la primera que me entiende, soy Jannet me estoy mudando a los departamentos de la siguiente calle. Este lugar en muy tranquilo me da la seguridad de caminar y pensar en muchas cosas.... Olvídalo.- sonrió tímida.

-Soy Sarah vivo en la siguiente calle.

-¿Sarah?.-se quedo en silencio unos segundos, luego sonrío-¿En la calle de los ricos vives?

-Emm, yo no la llamaría así. Solo privada.-La miró con curiosidad.-¿No eres de aqui verdad?

-Soy de Estados Unidos, me mude aquí por que me harte de todo. ¿Sabías que en Texas las empresas ecológicas se están volviendo amigas de las nucleares pero los millonarios engañan a la población... mi equipo y yo pusimos carteles por el todo el edificio gubernamental...

-¿Eres una activista?-preguntó Sarah.

-¡Si! Sígueme te quiero enseñar unas fotografías, espera ¿no tienes nada que hacer?

-Nop, solo pensaba caminar pero me gustaría ver esas fotos.

Jannet siguió hablando de sus aventuras contra el sistema. Ella era bonita, tenía ojos verdes y era mas alta que Sarah, actuaba como si no tuviera problemas y por sus expresiones parecía que siempre sonreía.

Cuando llegaron al departamento núm. 20 Jannet le paso la caja para poder abrir. El lugar era colorido y diferente. Las paredes eran azul cielo, el piso igual, la cama estaba junto a la cocina y la sala junto al baño. La pared estaba llena de fotografías, frases y libros en repisas.
Le encanto a Sarah, por muy raro que fuera.

-Esto es....

-¿Raro, loco, estupido, tonto, de una persona esquizofrénica?- preguntó Jannet nerviosa.

-Interesante, se ve que marca tu personalidad.

-Yo creo que la habitación de todas las personas reflejan quien son en verdad. Es como un diario.

-Pues yo no tengo ese diario, mis padres me prohiben dibujar cosas en las paredes o pintar la habitación de un color oscuro.-soltó una risita.

-Yo creo que tus padres te están negando una libertad personal, quiero decir, tal ves ellos compraron la casa pero te dejaron un espacio para ti ¿no tienes un lugar solo tuyo?

-Mi ático, ahí me gusta estar todo el día. Tocó mi violín y... no se, es tranquilizador.

Jannet le ofreció un vaso con agua color verde.

-Es té de espinaca, sabe bien.

Lo tomó dudosa.

-No sabia que existía el té de espinaca.

-Yo lo invente, creo. Pero aún así vivo sola no hay nadie que me juzgue.

Se tiró a la cama soltando una risa.

Platicaron un buen rato hasta que Sarah tuvo que irse. Jannet Robinson era una persona muy interesante, creativa y divertida. Todo eso lo vio en los 30 minutos que estuvo ahí.

•••

Cuando llegó a casa lo primero que vio fue un coche estacionado, era el de sus abuelos.

Corrió a la puerta para encontrarlos en la sala platicando con su madre, ella estaba seria pero los abuelos Lutterberger le sonrieron a su nieta.

-¡Sarah!- gritó la abuela abrazándola.

-¡Hola! Perdón no haber ido a verlos, es que he estado muy ocupada por la escuela....

-Tranquila pequeña, lo sabemos.- sonrió el abuelo.- Que bueno que ya llegaste por que estaba hablando con tu madre sobre algo muy importante.

-¿Puedo saber que es?- se sentó a lado de el. Su madre suspiró y hablo de mala gana.

-Tus abuelos quieren hacer un viaje a Inglaterra, ellos quieren que vayas.

Sarah los miró sorprendida.

-¿Entonces querida?.-la abuela Lutterberger tomó su mano.

-¿Mamá? ¿Puedo ir?-intentó aguantar la emoción.

-Tenemos que hablarlo con tu padre. Aparte nos enteramos que abra un recital de Navidad que organizará tu escuela y esperamos que estés en el. -dijo mirándola seria.

-Yo...

-¿Un recital? ¡Que emocionante! ¿Eres la principal?- el abuelo le tomó la otra mano.

-Bueno...-intento pensar en algo, la presión era mala.- estaré en el, pero todavía no soy la principal.

Soltó una risa nerviosa y su madre se cruzó de brazos.

-¿Por qué?

-Mamá, soy nueva en la escuela y allí llevan años aprendiendo con el maestro Tanner Molouzki.

-¿Christopher Tanner Molouzki?- preguntó el abuelo muy sorprendido.- ¿te esta dando clases el?

-Bueno, clases exactamente el n....

-¡Sabias que este viejo loco es amigo de el! ¡Tenía años que no lo veía! ¿Verdad?-le gritó la abuela a su esposo.

-Resulta que yo daba clases en una escuela de violín en aquellos años... El era el mejor. Sabia tocar 10 instrumentos diferentes, pero su arma era el violín.- dijo orgulloso.

-¿Entonces estas con el Sarah? - preguntó su madre.

-Es que...

Su padre llego a casa muy temprano para su costumbre. Saludo a los padres de su esposa con un apretón de manos.

-¿Que pasa aquí?

Sarah se quedó callada mientras le contaban los detalles del viaje. Iba a ser en enero, una semana nada mas.

-Como he visto tus calificaciones y todo es excelente, supongo que por esta vez si podrás ir.

-¡Gracias!- Sarah abrazó a su padre. Este solo le tocó la espalda.

-¡Bien, dicho lo anterior...-se levantaron para irse dandole un ultimo abrazo a su nieta.- Supongo que te veremos en el recital. Cuando veas a Tanner, ¡mándale mis saludos!

Los vio irse, sus padres empezaron a hablar de trabajo y Sarah subió a su habitación. Se tiró a la cama con un bufido, ahora tenía que entrar en ese tonto recital mas que nada.

Su teléfono vibró, era Jannet.

Hablaron toda la tarde, hasta que a Sarah le dolió la oreja. En un día se habían, por raro que fuera, hecho buenas amigas. Resulta que Jannet Robinson era una versión de ella pero americana.

Si Jake hubiera conocido a Jannet, tal vez se hubiera enamorado de ella.

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Perdón si este capítulo fue aburrido pero los maestros son muy crueles con la tarea y no me da tiempo de escribir mis ideas. Bueno, intentaré que el siguiente sea mejor.

Bye !!!! :b

La violinista silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora