Capítulo 6

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-Desde luego sigues luciendo hermosa-le dijo Damon después de conducirla a una mesa libre.

Rebecca rio.

-Y tú tan mentiroso cómo siempre.

-Yo no miento-le dijo guiñándole un ojo.

-Bueno, quizá tengas razón-rio- pero déjame decirte que tú no te quedas atrás. Estás cada día más guapo y más sexy. Sólo una ciega no se daría cuenta. Aunque dudo que alguna mujer no caiga rendida a tus pies. Todas solemos hacerlo.

Damon hizo un brindis antes de beber de su copa.

-Sigues siendo tan encantadora, Becca. ¿Cuándo llegaste de Alemania? Escuché que ibas a quedarte una temporada por allá.

-No escuchaste mal pero me llegó tu invitación y cambié de opinión. Ya pasaré otra temporada por Alemania, me dije.

Ambos se sonrieron con complicidad.

-Me alegro de que hayas venido. Admito que dudaba que vendrías pero como siempre, me has sorprendido.

-Y a mí me encanta aprovechar cualquier situación para poder verte-le dijo mientras le cogía de la corbata negra-. Ya hace siete meses que no me llamabas.

Damon se sintió un poco incómodo con esa cercanía.

-Tenía mucho trabajo-se excusó él-. Ya sabes que no puedo dejar de lado mi trabajo porque me encanta pero ningún día he dejado de pensar en ti.

Rebecca hizo un puchero.

-¿De verdad? ¿No me mientes?

-Nunca miento-le dijo seductoramente con una sonrisa.

Ella también sonrió y se alejó para poder beber de su vino.

-Y dime, querido, ¿ya conseguiste a alguien que me sustituyera?

Damon no pudo evitar soltar una carcajada.

-Eres única. Y nunca nadie podría sustituirte. Ahora dime tú donde está mi sustituto.

Rebecca le sonrió con cariño.

-Veo que has escuchado los rumores-murmuró-. Bien, como no volví a recibir una llamada tuya, creí que Alexander merecía una oportunidad.

Damon la miró fijamente a los ojos y asintió.

-Hiciste una buena elección-dijo finalmente-. Ambos sabíamos que lo nuestro no llegaría a nada.

-Siempre tan correcto, Damon-Rebecca soltó un suspiro-. Y por supuesto tienes razón en lo que dices. Realmente no me arrepiento del rumbo que tomé en mi vida. Alexander me hace bien. Es un buen hombre y me quiere.

-De eso no me cabe la menor duda. Sólo un hombre sería capaz de hacerte brillar como lo haces ahora. Pero, dime, ¿tu hombre sabe dónde te encuentras en estos momentos?

Rebecca soltó una risita.

-Alexander me conoce como nunca nadie me conocerá y sabe que tú solo fuiste un capítulo en mi vida que ocurrió para hacerme madurar para nuestro momento.

-Y veo que vuestro momento realmente ha llegado-dijo mirando significativa el anillo de brillantes en su anular-. Felicidades.

Rebecca sonrió fugazmente y echó la cabeza hacia atrás divertida.

-Gracias. La verdad es que no me esperaba este desenlace. Es lo que tiene el amor. Ya sabes a lo que me refiero.

Damon sonrió cínicamente.

-La verdad es que no, querida.

-Vamos, Damon-suspiró Rebecca-. Desde que estamos hablando no has dejado de mirar de reojo a la mujer de rojo que está con tu prima. He llegado a pensar que la vigilas porque la sigues con aquella mirada de halcón que conozco.

Un Amor Imprevisto(En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora